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“Babilonia”, o Armando Discé polohurgando
en la cocina de los ricos

El Grupo de Teatro del Colegio Nacional Buenos Aires, dirigido por Orlando Acosta, ofrecerá desde hoy tres funciones gratuitas en el C. C. Recoleta de un clásico del teatro nacional. Luego, seguirán “en casa”.

La obra permite “seguir hablando de nosotros, de lo que nos pasó y de lo que nos pasa”, dice el director.
El elenco del Nacional está compuesto por actores de 16 a 23 años y ha realizado ya varios montajes.

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Por Hilda Cabrera

t.gif (862 bytes) La cocina de una casa de ricos es en la Babilonia de Armando Discépolo (1887-1971), lugar de disputa y retrato de una sociedad convulsionada. En esta pieza teatral que centra la atención en los criados, el autor muestra a un grupo de criollos, un chofer alemán y otros inmigrantes, italianos y españoles, pugnando por sobrevivir en el Buenos Aires de la década del 20. “Nacen de mí con el idioma hecho”, decía Discépolo al referirse a sus personajes. “Sé que están sufriendo y que lo que les ocurre puede expresarse de otra manera, con otras palabras, que ellos no saben pero yo sí.” De esa confianza en su propia invención surgieron obras de diferente factura, algunas escritas en colaboración y otras en solitario. Su primer estreno data de 1910. Fue Entre el hierro, que interpretó la compañía Pablo Podestá, en el Teatro Buenos Aires. Le siguieron algo más de una treintena: dramas y comedias, sainetes y grotescos, como El organito, que escribió en colaboración con su hermano Enrique Santos, para quien el grotesco tenía un fondo serio, como en sus tangos, “Chorra” entre ellos. Entre las piezas más celebradas escritas en soledad, figuran Mateo, Stefano, Levántate y anda, Cremona, Relojero y Babilonia, obra esta que el Grupo de Teatro del Colegio Nacional Buenos Aires, dirigido por Orlando Acosta, ofrecerá en funciones gratuitas hoy, mañana y el domingo a las 21 en el Auditorium del Centro Cultural Recoleta (Junín 1930), para continuar después en el Auditorio del Colegio.Este grupo cuenta ya con varios montajes: una adaptación de La salud de los enfermos, realizada por Rolando Malié, y otras de La casa de Bernarda Alba (que le aportó premios), El reñidero, El acompañamiento, de Carlos Gorostiza, y Gris de ausencia, de Roberto Cossa. Según el director de este equipo, compuesto por alumnos de 16 a 23 años, el estreno de Babilonia (título que implica “confusión y ensalada fantástica”) se conecta con la necesidad de “seguir hablando de nosotros, de lo que nos pasó y de lo que nos pasa; de querer torcer el rumbo a la suerte... Queremos detener el tiempo desde un escenario –subraya Acosta– y saborear ese manjar imperdible que es contar historias y vivir por un momento otras vidas”. Aquí el elenco que “cuenta” es numeroso. Catorce en total, y entre ellos figuran Mariano Saba, Alejandra Marimón, Francisco Prim, Julieta Steinberg y Gonzalo Tobal. Estrenada en 1925, Babilonia es espejo de una sociedad estamentada, con sus patrones y sirvientes, “los de arriba y los de abajo”. Unos se mantienen encumbrados hasta “que pase un viento y los tumbe”, como desean los del llano. Sólo que el viento no sopla fuerte y los “crápulas enriquecidos” permanecen, en tanto los de abajo consumen su vida sirviéndoles, sin chance de ascender. Se trata de una pieza clave del grotesco –que para Discépolo era el arte de llegar a lo cómico a través de lo dramático–, donde el fracaso y el miedo a perder posiciones impulsan la historia y las acciones más feroces. Por eso, lo primordial es aquí salvarse, y a cualquier precio.

 

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