Por Hilda Cabrera La cocina de una casa de ricos
es en la Babilonia de Armando Discépolo (1887-1971), lugar de disputa y retrato de una
sociedad convulsionada. En esta pieza teatral que centra la atención en los criados, el
autor muestra a un grupo de criollos, un chofer alemán y otros inmigrantes, italianos y
españoles, pugnando por sobrevivir en el Buenos Aires de la década del 20. “Nacen
de mí con el idioma hecho”, decía Discépolo al referirse a sus personajes.
“Sé que están sufriendo y que lo que les ocurre puede expresarse de otra manera,
con otras palabras, que ellos no saben pero yo sí.” De esa confianza en su propia
invención surgieron obras de diferente factura, algunas escritas en colaboración y otras
en solitario. Su primer estreno data de 1910. Fue Entre el hierro, que interpretó la
compañía Pablo Podestá, en el Teatro Buenos Aires. Le siguieron algo más de una
treintena: dramas y comedias, sainetes y grotescos, como El organito, que escribió en
colaboración con su hermano Enrique Santos, para quien el grotesco tenía un fondo serio,
como en sus tangos, “Chorra” entre ellos. Entre las piezas más celebradas
escritas en soledad, figuran Mateo, Stefano, Levántate y anda, Cremona, Relojero y
Babilonia, obra esta que el Grupo de Teatro del Colegio Nacional Buenos Aires, dirigido
por Orlando Acosta, ofrecerá en funciones gratuitas hoy, mañana y el domingo a las 21 en
el Auditorium del Centro Cultural Recoleta (Junín 1930), para continuar después en el
Auditorio del Colegio.Este grupo cuenta ya con varios montajes: una adaptación de La
salud de los enfermos, realizada por Rolando Malié, y otras de La casa de Bernarda Alba
(que le aportó premios), El reñidero, El acompañamiento, de Carlos Gorostiza, y Gris de
ausencia, de Roberto Cossa. Según el director de este equipo, compuesto por alumnos de 16
a 23 años, el estreno de Babilonia (título que implica “confusión y ensalada
fantástica”) se conecta con la necesidad de “seguir hablando de nosotros, de lo
que nos pasó y de lo que nos pasa; de querer torcer el rumbo a la suerte... Queremos
detener el tiempo desde un escenario –subraya Acosta– y saborear ese manjar
imperdible que es contar historias y vivir por un momento otras vidas”. Aquí el
elenco que “cuenta” es numeroso. Catorce en total, y entre ellos figuran Mariano
Saba, Alejandra Marimón, Francisco Prim, Julieta Steinberg y Gonzalo Tobal. Estrenada en
1925, Babilonia es espejo de una sociedad estamentada, con sus patrones y sirvientes,
“los de arriba y los de abajo”. Unos se mantienen encumbrados hasta “que
pase un viento y los tumbe”, como desean los del llano. Sólo que el viento no sopla
fuerte y los “crápulas enriquecidos” permanecen, en tanto los de abajo consumen
su vida sirviéndoles, sin chance de ascender. Se trata de una pieza clave del grotesco
–que para Discépolo era el arte de llegar a lo cómico a través de lo
dramático–, donde el fracaso y el miedo a perder posiciones impulsan la historia y
las acciones más feroces. Por eso, lo primordial es aquí salvarse, y a cualquier precio.
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