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Gil Lavedra, lanzamiento bendecido por De la Rúa

Al ex camarista lo candidatean para ministro de Justicia o superministro si gana la Alianza. Convocó a un encuentro al que fueron el progresismo jurídico y, además, el hijo y el primo de De la Rúa.


Por Martín Granovsky
t.gif (862 bytes)  Jueces, ex jueces, políticos y dirigentes de derechos humanos, la mayoría de ellos radicales, casi todos buenos amigos entre sí, cómodos dentro de una cultura política aliancista, asistieron a un lanzamiento explícito y otro no tanto. El explícito: Ricardo Gil Lavedra presentó su Foro para la Reconstrucción Institucional que se propone, dijo, “mejorar la calidad de vida en democracia”. El no tanto: con el Foro, Gil Lavedra buscó afirmar un liderazgo que podría conducirlo al gabinete de Fernando de la Rúa si gana la Alianza el 24 de octubre.

Gil Lavedra, que encabeza el Foro secundado por Domingo Romano y Sergio di Gioioia, llamó a construir una sociedad “más igual” y definió la gobernabilidad como “la capacidad de dar respuesta a las necesidades de la gente”.

El jueves por la noche lo escuchó una audiencia variada. Estaban el hijo Antonio de la Rúa, uno de los directores de la campaña del candidato, y el primo Eduardo de la Rúa, de extrema confianza para los recursos de campaña. También Rodolfo Terragno y, por carta, Raúl Alfonsín, más Jesús Rodríguez y Leopoldo Moreau desde Londres. Salvo Carlos Arslanian, que no pudo ir pero habló con Gil Lavedra, figuraron entre los presentes los camaristas del juicio a los ex comandantes de la dictadura, Andrés D’Alessio, Guillermo Ledesma, Jorge Torlasco y Jorge Valerga Aráoz. Circularon entre los saladitos el presidente de la Comisión de Justicia del radicalismo, Arnoldo Klainer, los frepasistas Raúl Zaffaroni, Nilda Garré y Carlos Cárcova, el camarista Juan Fégoli, el vocero de Alfonsín Federico Polak, los radicales Federico Storani y Raúl Alconada Sempé, el vicepresidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Simón Lázara, la consultora Graciela Romer y el constitucionalista Daniel Sabsay.

Entre sorbo y sorbo de champagne cada uno lanzaba su teoría.–Esto es parte de la interna entre Ricardo y Rafael –dijo una dirigente radical con tono familiar.

Ricardo es el propio Gil Lavedra, con un buen capital político por lo menos desde hace 14 años, cuando fue el más joven de los seis camaristas. Gil Lavedra es un radical con buena relación hacia todos los frentes internos. Alineado en un principio con Storani, después fue uno de los negociadores constitucionales de Alfonsín, y en el último mes Fernando de la Rúa lo incluyó en todas las discusiones jurídicas. Más aún: Gil Lavedra fue el elegido por el candidato para los últimos debates con expertos en Justicia de los partidos políticos.

Rafael es Bielsa, jurista muy respetado entre sus colegas, hermano del DT de la selección, buen lector de literatura española del Siglo de Oro, poeta, intelectual capaz de citar bien a Góngora en una reflexión sobre la ex Bonaerense y uno de los consultores de confianza de Carlos Chacho Alvarez.

La tesis de la batalla entre ambos dice que solo uno de ellos, como ministro de Justicia, tendrá poder.

–No es así –replicó a este diario un jurista vinculado al Frepaso–. De la Rúa va a crear un superministerio de Justicia, Seguridad y Relaciones Institucionales con algunas funciones que actualmente son de Interior. Entonces Gil Lavedra será el superministro y Bielsa un secretario con gran poder de decisión y jurisdicción directa sobre la seguridad. Bielsa no estuvo en la reunión, y Gil Lavedra prefirió no hablar de candidaturas a ministerios.

–Es algo que resolverá Fernando –dijo, dando a De la Rúa ya por ganador.

Y Fernando, como se sabe, por el momento solo da señales pero posterga el momento de la decisión final hasta saber si ganó, y por cuánto. Con esa relativa cuota de incertidumbre juegan también sus viejos amigos, los anteriores a la formación de la Alianza, y algunos incluso sobrevuelan áreas concretas.

–No olvide que anoche Zenón Zeballos, un gran amigo de Fernando y de (Juan Octavio, “Yuyo”) Gauna, estuvo con Manuel Rocha en la embajada norteamericana hablando de seguridad –apuntó a Página/12 uno de los presentes en el Bauen. Terminó su champagne y aclaró que no lo decía por simpatía hacia Zeballos–. Es un dato, nada más, pero le aseguro que muy pocos de todos los que estamos acá quieren que ese dato sea parte de la realidad después del 10 de diciembre.

 

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