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El país de Grondona y el país de los HIJOS

En un durísimo diálogo, los representantes de HIJOS pusierona Mariano Grondona en el campo “de los que ganaron” y pusieronen duda su “democracia abstracta”. Grondona les pidió “no extremar”.

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t.gif (862 bytes)  –Es muy fácil decirse democrático, hacerse el democrático, cuando ustedes ganaron. El programa que planteó: esta década en la que nos paseó por crímenes, cosas aberrantes, es su país, el país de Grondona. El país que usted logró imponer a través de su discurso.

–¡Qué poderoso que soy!

–Sí, tiene poder y lo usó para hacerles propaganda y participar de las dictaduras.

Sentados a la mesa de “Hora Clave”, tres representantes de la agrupación Hijos contra la Impunidad, la Justicia contra el Olvido y el Silencio (HIJOS) protagonizaron uno de los momentos más tensos de la televisión democrática. Las secuelas de las heridas abiertas por la mutilación de la Justicia aparecieron descarnadas en el “espectáculo para pensar” que propone Grondona.

El penúltimo bloque del programa dedicado a la “injusticia” empezó con un planteo del conductor a los jóvenes hijos de detenidos-desaparecidos sobre el porqué del “escrache” que realizaron contra el intendente de Escobar, el ex subcomisario Luis Patti “porque la gente lo vota”.

–A Bussi, también lo votan. Hay varios asesinos que, gracias a la democracia de este sistema, están gobernando. Pero a Bussi, el pueblo lo está echando a patadas –empezó Facundo.

–Usted caracterizó esta década como aquella en la que las víctimas dejan de ser pasivas. Coincido en parte con ese análisis, pero esto sucede porque la impunidad sigue siendo activa en esta sociedad. Permite que nos gobierne como vicepresidente un personaje siniestro como (Carlos) Ruckauf, que autorizó a las Fuerzas Armadas a exterminar a la guerrilla. Patti, que sin sonrojarse defiende la tortura, es votado y el peronismo lo incluye -siguió Julio.

–Si uno acepta los principios democráticos –intercedió Grondona

.–Si uno acepta los principios democráticos tendrían que estar en la cárcel –lo interrumpió Julio.

–Bueno, pero no están presos ¿cómo reacciona uno entonces? –completó el conductor y entonces tomó la palabra Pablo. El integrante de H.I.J.O.S utilizó el espacio para decirle cara a cara al conductor lo que piensa sobre él como ideólogo de los militares y los grupos económicos que los usaron para controlar la democracia. “Usted habla de una democracia en abstracto, pero esta democracia es un proceso basado en los cementerios, en la muerte. No hay treinta mil desaparecidos en vano, ustedes han matado a la inmensa mayoría que quería otra cosa... Cuando se descabeza el movimiento popular, es lógico que aparezcan los Alfonsín, los Patti. Se necesita tiempo para construir otra respuesta”, se desahogó Pablo.

–Ahora entiendo por qué no me diste la mano –dijo Grondona.

–Yo tengo principios, no le doy la mano a cualquiera. Usted les da la mano a los asesinos, a los represores –redobló el muchacho.

–También te extiendo la mano a vos.–No somos lo mismo. Ni aun si mañana, en otra situación, se decidiese otra forma de lucha, seríamos los mismos que los asesinos militares –dijo Julio y dejó en claro que no había diálogo posible. “Opino modestamente que si extremás mucho te quedás solo. No pueden meter a todos en la misma bolsa. A mí si querés mandame al infierno, pero que me pongan con Alfonsín, me honra”, comentó Grondona.

La tensión se respiraba a través de la pantalla. El anfitrión remarcó que estaban ahí porque él los invitó. “No estoy de acuerdo con ustedes, pero les he dado la libertad de decir que no están de acuerdo conmigo. Bueno niños...”, dijo con el dejo de “imberbes” y anunció el siguiente bloque con el diputado socialista Alfredo Bravo. “Espero que me la haga pasar un poco menos brava”, jugó el conductor y lo invitó a revivir las imágenes del día en que lo enfrentó a su torturador, el ex comisario Miguel Etchecolatz.

 

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