Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Aunque el Gobierno quisiera, “más
al sur no lo podemos mandar”

De vuelta de su gira norteamericana, Menem escuchó las declaraciones de su asilado Lino Oviedo y se indignó. El Gobierno va a “estudiar” sus palabras para ver si se infringieron “las reglas”. El ministro del Interior aseguró que “caben todas las posibilidades”, hasta la de expulsarlo.

Fuentes: “El Presidente está muy molesto por el comportamiento de Oviedo y considera que el general paraguayo ha traicionado al Gobierno”.

na16fo01.jpg (13375 bytes)

Oviedo habló en una panadería del lejano sur y dijo que es un perseguido, “como Jesucristo”.
Menem se sintió traicionado por el paraguayo y debatió el tema apenas se bajó del avión en Aeroparque.


t.gif (862 bytes)  Lino Oviedo volvió a hablar el viernes sobre la situación política de Paraguay, acodado en el mostrador de una panadería en el fin del mundo, en Tolhuin. “Hago golpes con los votos, y los voy a volver a hacer”, aseguró Oviedo después de asegurar que quiere volver a su país para “que el pueblo decida en las urnas” si lo quiere como presidente. Y agregó: “Me persiguen como a Jesucristo”. Carlos Menem fue sorprendido por las nuevas declaraciones periodísticas del general apenas bajo del avión que lo trajo de vuelta de su gira de despedida por Estados Unidos. Sin disimular el disgusto que le produjo la incontenible verborragia de Oviedo, Menem ordenó al ministro del Interior, Carlos Corach, estudiar detenidamente las palabras del ex hombre fuerte del Paraguay antes de tomar medidas. El clima después de la reunión era tal que el ministro no descartó la expulsión de Oviedo del país si se comprueba que violó las reglas del derecho de asilo. “Caben todas las posibilidades”, aseguró Corach, quien agregó con ironía: “Más al sur no lo podemos mandar”.
Por segunda vez en menos de quince días el ex general Lino Oviedo hizo declaraciones a la prensa en las que se refirió a la política interna del Paraguay, lo que tiene prohibido por su condición de asilado político.
Desde una panadería en Tolhuin, Tierra del Fuego, a 39 kilómetros de la Estancia Rivadavia a la que fue confinado después de sus primeras declaraciones recogidas por el diario La Nación, Oviedo volvió a romper el silencio.
Y dijo:
ron2.gif (93 bytes)  “En Paraguay yo combato a los poderosos, por eso me persiguen, como en algún momento se persiguió a Jesucristo”.
ron2.gif (93 bytes)  “Quiero que sepan que tengo la conciencia tranquila. Yo digo que vayamos a las urnas y que el pueblo decida”, si él puede ser presidente de su país.
ron2.gif (93 bytes)  “Yo hago golpes con los votos. Y los voy a volver a hacer, sólo que no le diré cuándo”.
ron2.gif (93 bytes)  Y que “si los presidentes del Mercosur dan garantías” sobre su seguridad física y jurídica volvería al Paraguay.
Menem se enteró de las declaraciones de Oviedo apenas descendió del Tango 01, el avión presidencial que lo trajo de vuelta a Ezeiza desde Estados Unidos. Horas antes, desde Nueva York aún sin tener conocimiento de las nuevas definiciones del paraguayo, el Presidente había dicho: “El derecho de asilo es sagrado”. Y ratificó que no concederá la extradición de Oviedo que reclama el Paraguay.
Una vez que se desayunó de las palabras del ex general un Menem enojado convocó de urgencia a su minigabinete. Cuando llegó a la quinta de Olivos ya lo estaban esperando el ministro de Justicia, Raúl Granillo Ocampo; del Interior, Carlos Corach; el canciller Guido Di Tella; y el secretario General del la Presidencia, Alberto Kohan.
Según fuentes de la Casa Rosada, el Presidente habría ordenado estudiar la forma de sacar a Oviedo del país “lo antes posible”. Y poner fin así al polémico asilo otorgado al ex militar golpista paraguayo, cuyo pedido de extradición fue rechazo por el gobierno argentino, lo que generó un conflicto diplomático entre ambos países. “El Presidente está muy molesto por el comportamiento de Oviedo y considera que el general paraguayo ha traicionado al Gobierno y roto las reglas de juego del asilo”, aseguraron las mismas fuentes.
Corach destacó que el gobierno argentino va a cumplir “a rajatabla” las condiciones del derecho de asilo otorgado a Oviedo, entre ellas, “que el ex militar no debía realizar declaraciones políticas que desestabilicen la situación interna del Paraguay”. Y dijo que están estudiando “detenidamente” las palabras del ex militar para determinar si sus declaraciones a un diario y a una radio porteña violan estas condiciones.
El candidato presidencial del PJ, Eduardo Duhalde –anticipándose a lo que decida finalmente la Casa Rosada–, pidió ayer la expulsión de Lino Oviedo. “No puede seguir violando las normas del asilo”, advirtió elgobernador bonaerense quien agregó: “Ya se le había mostrado la tarjeta amarilla, y creo que es el momento de marcarle la roja”.
Por su parte, el candidato de la Alianza, Fernando de la Rúa, aseguró que si llega a ser el próximo presidente hará que Oviedo “se asile o resida en otro país no limítrofe con Paraguay”.

 


 

MATO A UN HOMBRE CON SU ARMA REGLAMENTARIA
Un custodio de Corach detenido

Por C. R.

t.gif (862 bytes) Como en la Argentina las cosas suelen ser al revés de lo que parecen, finalmente quedó detenido, sospechado de homicidio, el custodio del Ministerio del Interior que en la madrugada del viernes había matado a un supuesto ladrón, en la localidad bonaerense de Claypole. En un primer momento, con el aval de una declaración pública del ministro Carlos Corach, el cabo primero de la Policía Federal Jorge Goycoechea había argumentado que utilizó su arma reglamentaria en contra de Marcos Vieira, de 25 años, porque éste presuntamente lo había amenazado con un arma de fuego, con intenciones de robo, secundado por otro hombre. El fiscal de Lomas de Zamora Juan José Baello, sin embargo, dispuso la detención del custodio, por entender que habría atacado a un hombre desarmado.
La versión inicial de los hechos había sido avalada, incluso, por el propio fiscal Baello, quien en primera instancia calificó el hecho como “tentativa de robo y homicidio”. Ahora, sólo quedó la carátula “homicidio” y el único imputado es Goycoechea. Sergio Smietniansky, abogado de la Coordinadora contra la Represión Institucional (Correpi), dijo a Página/12 que interviene en el caso, como representante de la familia de Vieira, porque se trataría de un nuevo caso de “gatillo fácil”.
Los hechos ocurrieron en el cruce de Monteverde y Charcas, en Claypole, a las 2.30 del viernes. El cabo de la Federal, que pertenece a la División Custodia del Ministerio del Interior, se encontraba fuera de servicio y vestido de civil, en un Dodge 1500 del que se había bajado por un desperfecto mecánico. En ese momento se cruzó con Vieira, quien estaba acompañado por su esposa, Sabrina Miriam Góngora, y por un amigo, Ariel Aguirre. Según la versión de Goycoechea, los dos hombres iban armados y se le acercaron con intenciones de robo.
Curiosamente, luego de ver como le disparaban a Vieira, el joven Aguirre utilizó el mismo argumento cuando lo llevó, herido de muerte, al hospital Arturo Oñativia: “Nos asaltaron y balearon a mi amigo”. En su primera intervención, la comisaría 6ª de Claypole detuvo a Aguirre, por entender que estaba involucrado en un caso de intento de robo a mano armada. Ayer, el fiscal Baello le tomó declaración a Aguirre y también a la señora Góngora.
Como resultado de esos testimonios y de la prueba reunida, Baello produjo un giro en su investigación y ordenó la detención del cabo de la Federal. Habría sido decisivo el testimonio de la mujer de Vieira, quien acreditó que lejos de tener un arma en su mano, su esposo estaba hablando por teléfono mientras ella esperaba el colectivo. El suboficial Goycoechea fue llevado detenido a la comisaría de Canning, en el partido de Esteban Echeverría. Ahora lo acusan de “homicidio”.

 

PRINCIPAL