La lucha ha
comenzado en la segunda guerra de Chechenia. Ayer se registraron intensos
combates entre tropas rusas y fuerzas chechenas en la zona norte de la república
secesionista, donde 10 rusos habrían muerto, según el gobierno local. El Estado Mayor
ruso desmintió estas bajas y negó que se estuviera efectuando una operación de
envergadura mientras fuentes militares aseguraban que son sólo
escaramuzas. Sin embargo, los diarios moscovitas dieron por sentado que comenzó una
nueva guerra a gran escala, y citaron como evidencia un reciente decreto del presidente
Boris Yelstin que incrementaba la leva de conscriptos de 160.000 a 205.000. El presidente
de Chechenia, Aslan Masjadov, fue contundente sobre la posibilidad de una nueva guerra:
aseguró que el ataque de tropas terrestres será un suicidio para Rusia.La
nueva escalada entre Rusia y Chechenia tuvo por desencadenante una serie de atentados
terroristas en Moscú y otras ciudades rusas el mes pasado, que dejaron casi 300 muertos y
por los cuales el Kremlin responsabilizó a extremistas islámicos de la república
secesionista. Ayer, el presidente de Georgia, Eduard Shevardnadze, se ofreció a mediar en
el conflicto, pero Rusia no parece estar interesada. Las fuerzas federales (rusas)
avanzaron en territorio checheno de algunos metros a varios kilómetros, anunció
ayer el jefe del Estado Mayor ruso, general Valeri Manilov. Según el gobierno checheno,
una columna blindada habría penetrado 15 kilómetros. Los rusos habrían tratado de tomar
la aldea de Borozdinovskaya, siendo repelidos en el primer asalto. En total, unos 50.000
soldados rusos estarían participando de la invasión, apoyados por 600 tanques, 2200
blindados, cazabombarderos y helicópteros artillados. Una parte importante de la fuerza
de invasión consiste de las divisiones propias del Ministerio del Interior ruso. Los
objetivos de la invasión parecen ser limitados. En lugar de ocupar el total de Chechenia
(como el Kremlin intentó sin éxito en 1994-96), el general Manilov afirmó que el fin de
las operaciones era establecer una zona de seguridad en el norte del
territorio. El plan prevé la formación de tres zonas defensivas (líneas) en
este territorio, a fin de impedir la infiltración de guerrilleros islámicos chechenos a
la Federación Rusa. Moscú acusa a estos guerrilleros que hace dos meses invadieron
la vecina república rusa de Daguestán de ser responsables de una serie de
atentados terroristas en Rusia. Varios analistas consideraron que el objetivo a largo
plazo de Moscú es una partición permanente de Chechenia, con la capital Grozny
permaneciendo del lado independiente. La respuesta en Chechenia combinó el desafío con
un gesto de paz. Una sesión especial del Congreso Nacional del Pueblo Checheno se
desvinculó ayer de las acciones de los guerrilleros islámicos, y afirmó que el Estado
checheno no colaboró con la incursión en Daguestán. Moscú había exigido que el
gobierno checheno se apartara públicamente de este ataque. Pero el resto de la
resolución parlamentaria fue desafiante. El Congreso autorizó al presidente a declarar
la movilización general (para) repeler la agresión. Masjadov declaró
dramáticamente: Ya le ganamos a Rusia cuando la mayoría de nosotros éramos
militarmente novatos (y) ahora tenemos mucha experiencia y armas suficientes. Su
gobierno decidió resistir en las posiciones avanzadas, para que los combates no lleguen
a las calles de Grozny. En vista de los designios rusos para el norte de su
territorio, esta decisión parece destinada a impedir la partición de facto del país.
Masjadov aseguró que estaba dispuesto a reunirse con Yelstin para lograr un acuerdo de
paz; también reiteró que no existían en Chechenia ni campos de entrenamiento, ni
de terroristas. Y aunque admitió que había grupos armados, señaló que, en vista
de las amenazas rusas, no se les podía pedir que se desarmen.La reacción internacional a
la invasión rusa ha sido moderada. El subsecretario de Estado norteamericano, Strobe
Talbott, afirmó ayer que comprendía el dilema ruso con respecto del terrorismo, pero que
al mismo tiempo, estamos decepcionados de ver que la crisis se agrava. Una
guerrageneralizada en la región amenazaría los intereses de todo el mundo. El
portavoz del Departamento de Estado, James Rubin, no fue mucho más contundente:
Estados Unidos busca explicar a los rusos que han tomado una mala dirección.
El Consejo Europeo y los gobiernos de Alemania y Francia se habían manifestado
preocupados por la situación. Dentro de Rusia, la opinión pública con
respecto de la invasión es ambigua: mientras las encuestas habían indicado un gran apoyo
a los bombardeos de represalia, los medios ayer condenaron la acción del premier Vladimir
Putin de reconocer como el gobierno legítimo de Chechenia a un grupo de exilados.
Le declaró oficialmente la guerra a Chechenia, resumió el diario Kommersant.
Por otro lado, el predecesor de Putin como primer ministro, Serguei Stepashin, ofreció
ayer entregarse como rehén a los chechenos si así se detiene la guerra.
Stepashin impuso como condición que Masjadov entregue a Rusia a varios líderes
guerrilleros.
LIBERAN A LOS 38 REHENES EN TAILANDIA
La embajada está en orden
Una
crisis con toma de rehenes en la embajada de Myanmar (la ex Birmania) en Tailandia se
resolvió ayer con el escape del comando de disidentes birmanos que la llevó a cabo. Los
terroristas eran cinco estudiantes exilados, que tomaron la embajada en señal
de protesta contra la junta militar que actualmente gobierna su país. Después de ocupar
por 24 horas la sede diplomática, ayer llegaron a un acuerdo con el gobierno de Bangkok,
por el cual liberaron a los rehenes a cambio de ser transportados por helicóptero a la
jungla birmana. Estamos muy, muy contentos. Es como si hubiésemos estado muertos y
ahora resucitáramos; todo el mundo está sano y salvo, afirmó un tailandés que
ofició de mediador. Los 38 rehenes, entre ellos un norteamericano, fueron hospitalizados
para someterse a exámenes médicos de rutina, y luego fueron interrogados por la
policía. Los asaltantes llevaron consigo al viceministro tailandés de Relaciones
Exteriores, Sujumbhand Paribatra, para garantizar que su helicóptero no fuera atacado.
Sujumbhand se había ofrecido a cambio de los demás rehenes, y fue liberado cuando los
estudiantes aterrizaron en Myanmar.Aunque lograron fugarse con éxito, los disidentes no
lograron obtener ninguna de su demandas, que incluían la exigencia de que se iniciaran
negociaciones políticas entre la junta militar y la Liga Nacional para la Democracia
(LND), el principal partido de oposición, y que mientras tanto la junta debía liberar
inmediata e incondicionalmente a todos los prisioneros políticos. Simbólicamente,
durante todo el asedio los autoproclamados vigorosos estudiantes izaron la
bandera de la oposición birmana en lugar de la oficial, que habían quemado. Pero el
gobierno de Myanmar se rehusó a negociar, y aseguró en un breve comunicado que la
comunidad internacional no tolerará las actividades terroristas y criminales que
los secuestradores cometieron. La LND y los grupos de oposición exilados
desaprobaron del uso de la violencia, pero un portavoz de la Liga dijo comprender
las aspiraciones y las frustraciones de los estudiantes y militantes
demócratas.El generoso acuerdo al que los estudiantes llegaron con las autoridades
tailandesas podría disgustar al gobierno de Myanmar. Decidimos dejarlos retornar a
su país porque no los consideramos terroristas. Ellos son estudiantes activistas que
están reclamando la democracia, explicó el ministro tailandés del Interior, Sanan
Kachonprasart. El ministro aseguró por otra parte que la Justicia de su país ya había
abierto una causa criminal por la toma de rehenes, y que de ahora en adelante su gobierno
adoptaría una actitud más drástica hacia los estudiantes birmanos
exiliados.
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