Por Ariel Greco
Muchas veces
uno se pone a mirar en la tele un partido que ya está cerca de terminar y con lo que ve
en pocos minutos se puede dar una idea de lo que fue el resto del encuentro. Por la
ansiedad de apurar el juego que muestran unos, por la tranquilidad para tratar la pelota
de los otros o por cualquier otro detalle, uno tiene casi la certeza de lo que ocurrió en
su ausencia sin siquiera haber oído algo. Un indicio casi infalible puede ser el ánimo
de los hinchas, en quienes, más allá del resultado, también se puede advertir la tarea
de sus equipos. Lo cierto es que si alguien hubiese llegado al Nuevo Gasómetro a los 40
minutos del segundo tiempo, se habría llevado una impresión muy equivocada de la
victoria 2-0 de San Lorenzo sobre Instituto. Toque de Romagnoli para Estévez. El
ole de la hinchada local aturde. Estévez intenta llegar al fondo pero
Clementz lo cruza y manda la pelota al corner. Los aplausos bajan de la popular como si el
delantero hubiese apilado a cuatro. Todo el estadio canta el clásico Vamos/vamos
los pibes con ganas, casi con histeria. Cualquier desprevenido se podría imaginar
que San Lorenzo goleó con una actuación memorable, que el fútbol se le cayó de los
bolsillos y que los cordobeses fueron apenas simples actores de reparto del show de los
locales. Nada más alejado de la realidad.San Lorenzo ganó con justicia un partido muy
complicado, se alejó a tres puntos de sus tres perseguidores más inmediatos, volvió a
convertir goles luego de dos fechas de sequía, pero mantiene su deuda con el juego. Cada
fecha que pasa deja muy claro que se siente más cómodo con el traje de contragolpeador
que en el rol de protagonista. Hasta el gol de Franco fue un equipo. Lento en la salida,
sin cambio de ritmo en tres cuartos salvo cuando encara Franco, previsible en
los pelotazos a dividir para que peleen Romeo y Ariel López, y partido entre los volantes
y los atacantes porque Romagnoli se tenía que retrasar mucho para conseguir la pelota. La
única arma era la subida repetida de Adrián González por la derecha, que terminaba, sin
excepción, en un centrito para que se lucieran los defensores de Instituto. A partir de
la ventaja, el equipo de Ruggeri se mostró muy diferente. Con espacios, Estévez
desequilibró con su velocidad, Romagnoli demostró su jerarquía, Franco se tornó
indetenible y las llegadas por la derecha se transformaron en una variante sorpresiva.
Así consiguió el segundo gol, luego de que Lucas Pusineri apareciera vacío para recibir
un pase de Estévez y definiera con un derechazo alto. Claro que en la metamorfosis
también influyó que los muchachos de Instituto sintieron el desgaste de la primera parte
y se cayeron físicamente en la segunda.Lo que sí ya es marca registrada del modelo
Ruggeri es la solidez de mitad hacia atrás, más allá de la cara que muestre en ataque.
Tuzzio, Córdoba y Ameli están cada día más firmes, Michelini los corre a todos y es
fundamental en los relevos, mientras que el resto colabora con solidaridad. Claro que esa
seguridad nace del momento que está atravesando Gustavo Campagnuolo. Como en la Bombonera
la semana pasada, el ex arquero de Español fue clave para sacar el resultado buscado. En
la primera etapa le tapó un mano a mano a Buján cuando San Lorenzo estaba complicado. Ya
con el partido 1-0 evitó el empate ante un derechazo de lejos de Alaniz. De esta manera
consiguió prolongar su invicto, ya que no le han convertido goles en las últimas tres
fechas y además tiene la valla menos vencida del campeonato junto a Chilavert con cinco
goles.Así está San Lorenzo. Puntero, pero no convence. Gana, aunque primero sufre. Claro
que el técnico y sus jugadores conocen las limitaciones y trabajan para minimizarlas. En
cambio, a los hinchas la ilusión de la punta y el contagio que produce el equipo de los
pibes los hace creer imbatibles. Por eso van a copar Rosario.
No somos el mejor
equipo del torneo
Por A.G.
Al técnico del puntero no le alcanza sólo con ganar, al menos eso insinuó en su
charla con la prensa después de la victoria frente a Instituto. No creo que seamos
el mejor equipo del campeonato. Sólo somos un conjunto que está bien parado, que tiene
trabajo y sacrificio y que está por ahora arriba. Pero hay equipos como Boca,
por ejemplo, que tienen mucho más tiempo juntos y están en un muy buen nivel,
manifestó Oscar Ruggeri. El entrenador, además, destacó el trabajo de los juveniles que
dirige al sostener que por suerte, los chicos no sintieron la presión de la gente y
comprenden que para ganar hay 90 minutos. La permanencia en la cima de la tabla, a
tres puntos de Boca, River y Vélez, le dio aire al técnico para dirigirse también a los
hinchas, a quienes instó a tener paciencia. Que los hinchas sean pacientes con los
jugadores. No pueden pretender que resuelvan los partidos en diez minutos. En cuanto
al partido, Ruggeri señaló: San Lorenzo fue más agresivo en el segundo tiempo, y
a la hora de definir, no falló. |
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