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El titular del Banco Central, Pedro Pou, sigue tejiendo la red para un eventual salvataje del sistema financiero local en caso de que el estallido de otra crisis internacional diera luz verde a una corrida contra el peso. Ayer se anunció que el HSBC Bank se sumaría al grupo de entidades que aportan al "Programa Contingente de Pases", un fondo que hoy asciende a 7350 millones de dólares, destinado a socorrer a los bancos locales en caso de que hubiera un retiro masivo de depósitos del sistema. El martes próximo la Reserva Federal se reunirá en Washington para analizar la situación económica de los Estados Unidos y decidir si modifica la tasa de interés que siguen todos los inversores internacionales a la hora de armar su cartera de colocaciones. Cada vez que la "Fed" dispone una suba de la tasa, esto funciona como una aspiradora de capitales desde los mercados emergentes, donde las tasas también deben aumentar para ofrecer una rentabilidad mayor a los siempre ambiciosos inversores. Esta cadena tiene un límite, ya que si la tasa en Estados Unidos sube mucho y los inversores perciben que la que ofrecen quienes operan en los mercados emergentes es demasiado alta como para que el país (privados y Estado) honre sus compromisos, entonces puede desatarse una fuga de capitales hacia las plazas más seguras. En esta oportunidad, todo parece indicar que la Reserva Federal no variará la tasa de interés, que ya aumentó dos veces este año. El titular de la Reserva, Alan Greenspan, está preocupado porque la expansión más larga en toda la historia norteamericana, junto con un fuerte aumento del ingreso personal y el desempleo más bajo en tres décadas (4,5 por ciento) pueda desembocar en un rebrote inflacionario. Sin embargo, por ahora, parecería privar la idea de que dicho crecimiento está sostenido por grandes inversiones en tecnología que aumentan la productividad y alejan el fantasma inflacionario. Sea como fuere, Pedro Pou está obsesionado con disipar cualquier peligro de una crisis bancaria en Argentina, inducida por factores externos. La red de salvataje financiero que empezó a construir en diciembre del '96 (conocida como Repo) hoy suma 7350 millones de dólares en reservas de liquidez bancaria, con 17 bancos aportantes, entre los que se cuentan: el Banco Mundial, el BID, Bank of America, ING-Bank, Lehman Brothers, Merrill Lynch y Citibank, entre otros. "Estos U$S 7350 millones pueden ser sumados a los aproximadamente U$S 33.000 millones que el Banco Central y los bancos comerciales mantienen como reserva líquida, haciendo un total superior a los U$S 40.000 millones", dice el comunicado que distribuyó ayer Pou. Hoy, la dedicación de Pou por ahuyentar cualquier posibilidad de otra crisis bancaria, a diferencia de la ocurrida durante el tequila, apunta a llevar tranquilidad a los propios grandes bancos extranjeros que operan en el mercado local. Con menos riesgo sistémico y un gran colchón de liquidez, estos bancos han obtenido ganancias record en plena recesión. Pou nunca se preocupó, en cambio, por lograr que los bancos locales prestaran a empresas y particulares necesitados de financiamiento para salir de la recesión.
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