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Visita guiada a una lujosa sala de juego que flota sobre el Riachuelo

Página/12 recorrió el Estrella de la Fortuna, el buque que aspira a convertirse en estos días en el primer casino flotante de América latina. Arañas de cristal y enormes salones alfombrados visten de lujo la nave, amarrada en La Boca.

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Por Alejandra Dandan

t.gif (862 bytes)  El capitán atraviesa un puente, cargado de balaustradas blancas. Detrás, espera el buque casino. Luis Alberto Giachino es la autoridad máxima del Estrella de la Fortuna, el barco que intenta convertirse en la primera sala de juegos flotante de América latina. Página/12 recorrió con Giachino los tres pisos de alfombrados de punta a punta donde unas veinte máquinas tragamonedas se tornan preludio de frenéticas noches lúdicas. Es un suntuoso barco kitch con galantes arañas de cristal y cortinados de ribetes dorados emulados de Las Vegas. La nave fue construida hace cinco años en Estados Unidos con un diseño estilo Mississippi, de 1880. Está amarrada en un astillero, en la ribera de La Boca, a la espera del último certificado de inspección de Prefectura. Los dueños anticipan que la apertura será entre el 6 y 12 de este mes. No harán inauguración oficial: advertidos de la clausura prometida por el gobierno porteño, temen un papelón mediático.

Una puerta se abre sobre cubierta. Giachino, plantado sobre la plataforma alfombrada, presentana14fo02.jpg (18262 bytes) la gran sala de planta baja, casi tan grande como el barco, que mide 88 metros por 22. Está algo molesto por los controles de Prefectura. "Pidieron cosas ridículas, que no piden a nadie --critica y mira al suelo--: hasta los certificados ignífugos de la alfombra." El hombre es marplatense con años en altamar: "Cuando vos te comprás una alfombra, mirá si vas a pedir el certificado al que te la vendió". Ese piso cubierto de arabescos abarca la extensión de los tres pisos del barco casino. A los costados cada sala tiene hileras de tragamonedas y detrás, sobre los laterales, ventanas enmarcadas por cortinados bombeados de verde chillón dejan ver las oscuras aguas del Riachuelo.

El capitán sigue andando. Por un instante rodea la barra, aún sin barman, ubicada en la planta baja. Detrás del mostrador, estira una manguera metálica, que parece un duchador pero es un surtidor digital de bebidas. Giachino aprieta el código de una bebida que saldrá disparada por uno de los quince orificios del duchador. El moderno sistema permite bombear las bebidas desde la bodega de la nave. Allí se ve una celda blindada, que no está destinada a jugadores descontrolados o deudores sino a proteger celosamente la caja fuerte con la recaudación de la noche.

Alguien explica el ritual gastronómico del casino. "La mayoría de las bebidas son invitaciones, va pasando una camarera por donde estás jugando." El capitán sigue: "Porque el negocio es que sigas con la maquinita". Atemorizado por el complicado tramiterío de habilitación, el hombre quedó paranoico: "Habrá que explicar el tema a la DGI --sugiere-- porque si se meten 60 botellas de whisky ¿cómo se justifica que se vendieron nada más que diez?". A un costado de la barra, el primer letrero Exit anuncia la escalera y/o ascensor de conexión entre la planta baja y el primer piso.

El capitán es uno de los 530 empleados contratados por la española Cirsa --dueña de Casinos Buenos Aires-- para hacer funcionar el Estrella de la Fortuna. Aún restan otros 141 empleados para cubrir los puestos necesarios para atender a las 2200 personas que podrán jugar en simultáneo desde las 17 a las 5. No se cobrará entrada aunque para acceder deberá acreditarse la posesión de 300 pesos. Serán cambiados por un recibo --que a la vez se canjean por fichas-- y a la salida podrán recuperarse. O no. A pesar de esta restricción, los jefes de Cirsa esperan una circulación de 6000 jugadores por noche.

El casino podría abrirse en la zona de Caminito o cerca de la Ciudad Deportiva de Boca. En tierra, será necesario un espacio considerable para estacionamiento. Mientras continúan las negociaciones con Lotería, Cirsa está preocupada por la batalla legal impulsada por el gobierno porteño, que prometió la clausura. Mientras Lotería interpuso un recurso de amparo para evitar el cierre, Casinos Buenos Aires dice que no hará una inauguración oficial: "Los que van a venir a jugar, ya saben que el casino estará abierto", dicen.

 

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