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 "El
presidente de la República seré sin duda yo", salió a decir ayer Fernando de la
Rúa. El candidato de la Alianza hizo la aclaración, de Perogrullo si gana las elecciones
dentro de 20 días, motivado por la vuelta del dirigente que más tenso suele ponerlo:
Raúl Alfonsín. Pese a que el ex presidente está decidido a cultivar un perfil bajo y a
no alterar lo poco que queda de campaña, una pregunta sobre la posibilidad de que se
convierta en el interlocutor preferido de Carlos Menem a partir de diciembre bastó para
la réplica. "De lo que él quiera hablar podrá hacerlo pero Alfonsín está para
prestar su colaboración y su apoyo en lo que el presidente se lo requiera",
insistió De la Rúa, que cuando hablaba de presidente estaba refiriéndose a él mismo en
el futuro a corto plazo.Ya largamente advertido sobre la repercusión de cada uno de sus movimientos, Alfonsín ha resuelto comportarse con la misma delicadeza que le recomiendan los médicos. "Por lo menos hasta el 25 de octubre", explican a su lado. El ex presidente ya había advertido en el entorno delarruista que su vuelta en los actos públicos luego de su accidente no incluiría su presencia en conferencias de prensa ni entrevistas periodísticas. "Nos dijo que no quería que algún comentario suyo fuera malinterpretado", aseguran desde el comando de campaña aliancista. Por ahora el ex presidente viene cumpliendo. En su reaparición en Estudiantes, Alfonsín esperó su turno en un vestuario solo y apenas terminó de hablar se fue sin agregar ni a. Con todo, eso no quiere decir que el ex presidente haya renunciado a sus planes para después de las elecciones. En principio, y como ya está acordado, asumirá en noviembre como presidente de la UCR. "Yo le he pedido especialmente que me ayude desde allí", remarcó De la Rúa, en la rueda de prensa que dio ayer en el Castelar al recibir el apoyo de un grupo de políticos independientes. Pero, tal vez, la función no tenga las mismas atribuciones para De la Rúa o Alfonsín. El ex presidente supone que desde la jefatura del Comité Nacional puede desempeñar un rol activo como garante de la gobernabilidad en tiempos de crisis. "Alfonsín cree que el panorama para el futuro gobierno será complicado por la situación económica y entiende que puede jugar un rol importante conversando con los distintos factores de poder", sostiene uno de sus amigos. Como para ir tomando el gusto, durante su convalecencia Alfonsín recibió a dirigentes de los más variados sectores en su departamento de avenida Santa Fe, incluyendo al propio Menem. La foto que juntó a los dos últimos presidentes de la democracia sirvió para llenar de escozor al comando delarruista, recordando la sensación que provocaban las declaraciones de Alfonsín previas al accidente. Tiempos apenas idos en los que recordaba el compromiso progresista de la coalición y mostraba sus diferencias con algunas posturas esgrimidas por la fórmula presidencial. Por eso, ayer, De la Rúa contestó tajante cuando hablaron del rol negociador que podría desempeñar Alfonsín luego de las elecciones, con mayor motivo si en la misma frase aparece Menem como supuesto jefe de la poderosa oposición que controlará el Senado y la mayoría de las provincias. De la Rúa se resiste a cualquier hipótesis en la que aparezca con un poder compartido o menguado en su rol de presidente, y menos aún si el otro actor es Alfonsín. Por lo pronto, en el calendario de las últimas semanas el ex presidente no tiene un rol definido dentro de la campaña nacional. Igualmente, para el cierre frente al Monumento a la Bandera, en Rosario --el acto se postergó para el 19 de octubre para no competir con el acto de Eduardo Duhalde en Boca-- no está previsto que hable.
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