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Un escrache para evitar que papá Puccio cumpla la condena en casa

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Vecinos de la casa de San Isidro de Arquímedes Puccio y familiares de víctimas del clan protestaron contra la posibilidad de que el jefe de la banda termine con prisión domiciliaria. Tiraron huevos y patearon el portón.


t.gif (862 bytes)  Si accede a la prisión domiciliaria, a Arquímedes Puccio no le va a ser nada fácil volver a su casa de San Isidro, la misma que fue centro de cautiverio de tres de sus víctimas. Lo demostró una suerte de escrache preventivo, organizado por sus ex vecinos, que manifestaron su rechazo a que el líder de la banda de secuestradores extorsivos salga de la cárcel y vuelva a radicarse en la casa de la calle Martín y Omar y 25 de Mayo. A la protesta se sumaron familiares de algunas de las víctimas del clan.

El escrache se organizó a partir del dato difundido la semana pasada: Arquímedes Puccio --condenado a doble prisión perpetua por tres homicidios y otros tantos secuestros extorsivos-- pidió seguir cumpliendo la sentencia en su casa y no en la prisión de Villa Devoto, donde se encuentra, amparado en la ley que les otorga ese beneficio a los reos mayores de 70 años.

El dato generó indignación entre los familiares de las víctimas del Clan Puccio y los vecinos de San Isidro. La movilización se llevó a cabo ayer a las 11, con la presencia de un centenar de personas. "Los vecinos no tienen ganas de volver a tener en su barrio a un asesino. Es la forma de reacción que tenemos contra la impunidad en que vivimos", dijo a Página/12 Guillermo Manoukian, hermano de Ricardo Manoukian, uno de los empresarios secuestros y asesinados por los Puccio. Junto a él estaban Alicia Betti, viuda de Emilio Naum --asesinado por la banda-- y la madre y la hermana de Eduardo Aulet, otra de las víctimas.

No hubo movimiento durante todo el día dentro del enorme caserón deteriorado de los Puccio. Los vecinos aseguran que allí vive la hija de Arquímedes --hermana de Alejandro-- con sus hijos. Alertado sobre la protesta, la familia habría pasado la noche en otra casa: nadie se asomó, pese a que se patearon puertas y se arrojaron huevos contra la casa.

Los manifestantes cantaron el Himno y luego rezaron un Padrenuestro, en voz alta. El escenario sirvió además para acordar una nueva protesta, programada para el jueves 14, en el mismo lugar, pero a las 19, "para que puedan participar todos los vecinos que trabajan y hoy (por ayer) no pudieron venir", explicó Manoukian.

Después de algunos años, el Clan Puccio volvió a ser noticia en estos días por partida triple. El mismo día en que se conoció el pedido de Arquímedes, su hijo Alejandro --que estaba desde hacía dos años en libertad condicional-- fue detenido por orden judicial: la sentencia por el crimen de Eduardo Manoukian había quedado firme y el ex rugbier --que había salido de la cárcel por aplicación del dos por uno-- debía terminar de cumplir la condena en prisión. Algo similar ocurrió tres días después con Daniel Puccio, alias "Maguila", el otro hijo de Arquímedes, que también estaba en libertad condicional. La Justicia ordenó su captura y la policía aún no lo pudo encontrar.

De ser beneficiado por prisión domiciliaria, Puccio volvería a la casa de Martín y Omar. La misma que puso como garantía Alejandro para salir excarcelado, en 1997. Y donde vive ahora su hija. Su esposa, Epifanía Calvo, se trasladó a un departamento de la familia, en la avenida Independencia, de la Capital Federal.

El Clan Puccio actuó entre 1982 y 1985 con un particular estilo: secuestrar a conocidos de la familia para pedir luego rescate. Una vez cobrado el dinero, las víctimas eran asesinadas. En julio de 1982 fue secuestrado Ricardo Manoukian, amigo de Alejandro. Su familia pagó 500 mil dólares, pero el joven, de 24 años, apareció muerto de tres tiros en la nuca. En mayo de 1983, la banda secuestró a Eduardo Aulet (25), que había jugado al rugby con Alejandro. Pese a que su familia pagó 100.000 dólares, Aulet también fue asesinado. El tercero fue Emilio Naum, conocido de Arquímedes. No alcanzó a ser secuestrado: se resistió y le dispararon un balazo en el pecho. El último caso fue el de Nélida Bollini de Prado. Estuvo 32 días en cautiverio en la casa de los Puccio. Cuando iban a cobrar los 500.000 dólares que habían pedido como rescate, la policía los detuvo. Entre las víctimas, la empresaria fue la única sobreviviente.

 

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