Por Cristian Alarcón La sombra de un robo tan
cuantioso como complejo crece en tierras pampeanas. Y va desde la alcaidía de General
Pico, donde está preso Selel Cavallero, el tesorero que hace una semana se autoinculpó
por un faltante de 812 mil pesos en el Banco de La Pampa, hasta la sucursal bancaria donde
desde ayer hay siete empleados desafectados por la entidad después de
semejante ausencia. Los mismos hombres desde el gerente hasta uno de los hijos de
Selel están en la mira de los investigadores, quienes también buscan entre
los cargos jerárquicos de la central a posibles cómplices de Cavallero en una
sangría de billetes que podría haber comenzado años atrás, según
confiaron fuentes judiciales a este diario. Selel Cavallero, el hombre que para los
locales estaba hasta el miércoles un escalón antes de San Cayetano, resultaría ser
según la hipótesis más fuerte de los pesquisas, la cabeza visible de una red que
participaba, y sin cesar, de un desfalco millonario.
Selel Cavallero, el defraudador confeso, es un gris funcionario de banco que comenzó su
carrera como cadete hace 35 años, y que decidió terminarla abruptamente, cuando supo que
estaba a minutos de ser pescado. Fue el lunes 27 de setiembre, al amanecer, antes de abrir
la bóveda del banco, actividad que repetía hacía por lo menos siete años. El viernes
anterior una comisión de inspectores de la central del BLP había llegado tarde a
supervisar con detalle lo que debía haber en la bóveda. Como el sistema de apertura es
con horarios fijos Selel les dijo que era una lástima que se hubiera hecho tarde y quedó
con ellos para el lunes. Sabía ya Selel en ese momento fatal en que vio a los auditores
en su sucursal lo que se venía. Lo asumió con total tranquilidad. Dispuesto a quedar
preso se presentó en la comisaría de General Pico y declaró que no encontrarían 800
mil pesos, que él era el único responsable del faltante, y que no diría ni cómo ni por
qué, mucho menos dónde está el dinero.
Los primeros días la noticia bomba no ocasionó más que la perplejidad de los conocidos
todo el pueblo. Pero ahora las esquirlas comienzan a molestar allende la casa
de los Cavallero, donde toda consulta es respondida con una suerte de cínica
tranquilidad. En principio la lista de desafectados del BLP incluye al gerente
de la sucursal Juan Alberto Lozano, el subgerente Jorge Omar Rodríguez, el contador Pablo
Pagella, el subcontador Hugo Brignoli y al hijo de Cavallero, Marcelo. El muchacho fue
suspendido junto a sus dos compañeros del sector documentos. Además de los
directivos, eran ellos quienes solían entrar a la bóveda saqueada porque allí también
se guardaban hipotecas. También vamos hacia arriba, a buscar entre los cargos
jerárquicos de la central, le dijo a Página/12 una fuente judicial. La sanción
interna del grupo trajo a los empleados del banco un estado de paranoia que está
pasando a histeria, según la descripción de los clientes. Ayer el clima se tornó
más áspero aún con la llegada de una comisión sumariante que tiene la
misión de descubrir los mecanismos usados para la defraudación.
Pero los muchachos de auditoría también están en problemas. Al menos los que desde hace
cinco años realizan los controles generales en el tesoro de General Pico. Fuentes del
banco ya han admitido que al arquear se contaban bultos y sacas pero no el
detalle. Así de impresionante parece que era
la confianza sobre el Cavallero preso. Si bien se habría hecho un control profundo en la
auditoría del miércoles anterior a la entrega de Selel, al día siguiente el tesorero
pidió una remesa de efectivo a la central en Santa Rosa: 500 mil pesos. Sin peros, y
según lo que hasta el momento entienden los investigadores, también sin motivos, el
dinero se mandó a General Pico. Quizá por eso, piensan los pesquisas, el banco mandó el
doble control del viernes. Había habido faltantes pero de pocos miles en algunos pueblos
como Macachín y Douglas. Nadie imaginaba los 800 mil con que se despachó Selel
Cavallero. Si el mecanismo que usaba Cavallero es lo que preliminarmente surge de lo
que hay en la causa, esto sería unadefraudación que comenzó años atrás. Si es así,
estamos por arriba de los 800 mil, estaríamos hablando de millones.
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