Por Carlos Rodríguez Luego de presenciar un raro
operativo frente a su domicilio, en la localidad bonaerense de Florida, un camarista de
San Isidro pidió que se investigue la supuesta connivencia entre los ocupantes de un
patrullero policial y unos ladrones que intentaron robar una camioneta estacionada en la
calle. Fernando Maroto, de la Sala I de la Cámara de Apelaciones y Garantías en lo
Criminal de San Isidro, relató a Página/12 que, al observar por la ventana de su casa
que dos hombres querían llevarse el vehículo de un vecino, dio aviso al Comando de
Patrullas de Vicente López. Con sorpresa advirtió que un móvil policial
fantasma, cuyo número no alcanzó a ver, se anticipó a la llegada del Comando y en
vez de apresar a los ladrones no hizo más que facilitar el escape. La
investigación, dijo Maroto, no arrojó todavía resultados, pero es un
hecho de gravedad institucional que explicaría por qué hubo en la zona 50
robos de auto en un mes, según una estadística personal que lleva el camarista.
Con esta denuncia no estoy acusando a la policía como institución aclaró
Maroto, pero es evidente que hubo algunos policías que han actuado de una manera
irregular que no corresponde. La confirmación de sus sospechas la tuvo cuando el
jefe del Comando de Vicente López, comisario Alejandro Osvaldo Blanco, le informó que
desconocía procedencia, número del móvil e identidad de los ocupantes del auto marca
Monza, con todas las identificaciones propias de un móvil oficial, que había llegado al
lugar, bastante antes que los patrulleros enviados hacia allí. Maroto precisó que los
hechos ocurrieron el 29 de setiembre, a las tres de la mañana, en la esquina de Melo y
José María Paz, frente a su domicilio. Por la ventana vio que dos ladrones trataban de
llevarse una camioneta, mientras los aguardaba un tercero a bordo de un Volkswagen Gol
gris metalizado, con los vidrios polarizados. Segundos después de que di aviso al
Comando, los ladrones, que aparentemente tenían un teléfono celular, recibieron un
llamado, se subieron de inmediato al Gol y salieron a toda velocidad.
La sorpresa del camarista fue mayúscula cuando, casi mordiéndole las ruedas al Gol,
apareció un patrullero Monza que, a gran velocidad, salió detrás de los delincuentes en
aparente persecución, ya que dobló en una calle a contramano. Primero me extrañó
que el móvil llegara tan rápido y luego me sorprendió que los ladrones se perdieran de
vista tan fácilmente, cuando todo hacía suponer que iban a detenerlos. Con
posterioridad, Maroto habló con dos custodios, que hacían guardia en dos garitas
cercanas que también coincidieron en que fue evidente que los dejaron
escapar.
Maroto consideró que parece ser que los delincuentes fueron alertados que venía el
Comando. Cuando llegaron los hombres de la patrulla de Vicente López, el camarista
salió de su casa y les preguntó cómo había terminado la persecución que
él había presenciado. Le sorprendió que ninguno de los oficiales tuviera
conocimiento de la existencia del otro patrullero, algo muy raro porque cualquier tipo de
persecución debe ser comunicada de inmediato a la central de operaciones para que se
brinde el apoyo que fuera necesario. Otro dato curioso es que el patrullero
fantasma en ningún momento hizo sonar la sirena.
La denuncia fue realizada ante el fiscal Martín Etchegoyen Lynch, quien hoy les tomará
declaración testimonial al comisario Blanco y al jefe de la comisaría de Florida,
comisario Ernesto Ricardo Carrizo. A priori, ninguno de los dos tenía información alguna
sobre el móvil misterioso. El fiscal también tomará el testimonio de los operadores de
radio y del personal que estaba de servicio esa noche.
Lo sucedido sostuvo Maroto, sólo puede ser interpretado como una
evidente y notoria maniobra de participación delictiva, agravada por la condición de
funcionarios policiales de quienes iban en el patrullero. El camarista aclaró que
su preocupación surge primero como ciudadano que forma parte de una sociedad que
está muy preocupada por la falta de seguridad. Para Maroto se trata de un
caso muy preocupante, sobre todoteniendo en cuenta que las autoridades policiales todavía
no han dado ninguna respuesta satisfactoria.
Contra el olfato policial Con la aseveración de que el mentado olfato policial no justifica la
requisa de personas en la calle, el juez federal de Córdoba Alejandro Sánchez
Freytes absolvió a un joven colombiano acusado de llevar una pequeña cantidad de
marihuana y criticó, por el contrario, a las fuerzas de seguridad por comportarse como si
pertenecieran a un Estado autoritario.
La opción es clara escribió en su fallo el juez: o se vive en un
estado de libertad, bajo el imperio de las garantías constitucionales, o bien se vive en
un estado de libertad vigilada; esto es lo mismo que decir que todos estamos bajo libertad
condicional, lo que es propio de un Estado autoritario.
El magistrado fundamentó su decisión al declarar nulo el procedimiento
policial que derivó en el secuestro de droga a esa persona, por no haber seguido los
requisitos legales establecidos. Sánchez Freytes efectuó un severo llamado de atención
sobre la necesidad de respetar por parte del personal policial la aplicación del
Código de Procedimiento Penal.
El hecho que derivó en esta resolución ocurrió en mayo del año pasado en la localidad
de Capilla del Monte, cuando un grupo de tres jóvenes fue interceptado en la calle por el
cabo José Ortega y el agente Daniel Ochoa. Los efectivos, quienes luego justificaron su
proceder en la existencia de una llamada telefónica anónima que supuestamente alertó
sobre el comportamiento de los jóvenes, encontraron en poder del joven Nahuel Medio
cuatro gramos de picadura de marihuana.
El abogado del joven planteó la nulidad del procedimiento, al señalar que se habían
violado mandatos constitucionales y legales al no haber existido motivo que legitimara el
accionar de los uniformados. El magistrado hizo lugar al planteo y recordó que las
sospechas no deben consistir en su mera invocación, o en términos vagos y
estereotipados. |
DENUNCIA CONTRA UN CUSTODIO DEL MINISTRO
CORACH
Gatillo fácil en la Rosada
Por C.R.
Lo
fundamental es advertirle al ministro (del Interior, Carlos) Corach que tenía un
gatillo fácil en su custodia y adentro de la Casa de Gobierno. Juan
José Roldán, tío del joven Marcos Alberto Viera, asesinado el viernes pasado por el
custodio del Ministerio del Interior Jorge Fabián Goyochea, cuestionó la falsa
información que hacía aparecer a mi sobrino como delincuente y confió en que el
victimario será condenado por homicidio simple, tal como dice la carátula de
la causa, a cargo de la jueza de Garantías Marisa Salvo, como adelantara Página/12.
Corach, que antes había avalado la versión del custodio, que dijo haber sido víctima de
un supuesto robo, reconoció ayer que la situación en la que aparece este muchacho
no es absolutamente clara.
En conferencia de prensa, el concuñado de la víctima, Ariel Aguirre, testigo presencial
de los hechos, aseguró entre sollozos que Marcos pudo haberse salvado si la
ambulancia hubiera llegado de inmediato. Relató que Viera, luego de recibir un
balazo en el pecho, disparado a quemarropa por Goyochea, salió corriendo hasta la
casa en la que vivía, a cien metros de la esquina donde lo habían herido, y después se
cayó frente a la puerta. Llamaron a una ambulancia que nunca llegó y tras
esperar 15 minutos la policía accedió a llevarlo al hospital, pero ya no había nada que
hacer.
El hecho ocurrió a la 0.30 del viernes, en Monteverde y Charcas, en Claypole.
Estuvimos mirando Verano del 98 y después salimos a buscar un
kiosco para comprar cigarrillos, contó Aguirre, en referencia a lo que hicieron esa
noche con Viera y la concubina de éste, Sabrina Góngora.
Cuando volvíamos para casa, Marcos andaba buscando un teléfono, cruzamos con él
la avenida Monteverde y Sabrina se quedó sola en la vereda de enfrente, al lado de la
parada de colectivos. Allí fue cuando Goyochea, que iba en un automóvil, se
acercó a la joven para tratar de seducirla, según definió Sergio
Smietniansky, uno de los abogados de la Coordinadora contra la Represión Policial e
Institucional (Correpi) que asesora a la familia de Viera.
La discusión entre Marcos y el policía no había sido violenta, sostuvo
Aguirre. No pasó nada y por eso yo seguí caminando hacia la casa y pensé que él,
cuando mucho, le iba a decir a Sabrina que lo acompañara para que la dejaran de
molestar. Recién tomó noción de la gravedad cuando escuchó el tiro y vio a
Marcos correr mientras se tomaba el pecho. Aguirre y Góngora, al declarar en la causa,
aseguraron que hubo otros dos disparos, efectuados al parecer por una comisión policial
que pasaba por el lugar, y que en un primer momento compró la versión del
asalto dada por Goyochea. La única dirección que dio el custodio fue Balcarce
50. Cuando se le pidió el domicilio real, se negó a darlo porque dijo
teme ser víctima de una represalia.
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