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GUSTAVO MOZZI, DIRECTOR DE LA DISCOGRAFICA BAM“
La responsabilidad es doble”

El músico define así su función en el sello creado por el Gobierno de la Ciudad. “Tengo la ventaja de haber estado del otro lado”, detalla.

Mozzi rescata que “acá se puede trabajar sin el vértigo del dinero”
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BAM editó “Glorias porteñas II”, del grupo Recuerdos son Recuerdos.

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Por Fernando D’Addario

t.gif (862 bytes) “Al ser músico, la responsabilidad en mi tarea de productor es doble”, asegura Gustavo Mozzi, experimentado en ambas facetas. Desde ahora, como director artístico del sello BAM (Buenos Aires Música), Mozzi tendrá el privilegio de redimir a través de un cargo institucional una necesidad inherente a la naturaleza de los músicos: dar a conocer su obra. No la de él, en este caso, sino la de muchos artistas interesantes que, en general, están excluidos de los proyectos de marketing de los grandes sellos. BAM es una colección discográfica que produce la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires en colaboración con EPSA Music y es, también, un vehículo para que Caracol, Lidia Borda, Brian Chambouleyrón, Esteban Morgado y Juanjo Domínguez, entre otros músicos, vean editado su material.“La ventaja que uno tiene –continúa en una entrevista con Página/12– es haber sabido estar del otro lado del mostrador y entender las necesidades de los músicos, pero también hay que reconocer que lo que vamos a sacar es sólo una parte de lo que me gustaría editar. Mi tarea es una especie de nexo entre el músico y el oyente. Y muchas veces lo que se ofrece de parte de las discográficas es un panorama muy parcial de lo que existe musicalmente, porque sólo responde a pautas comerciales.” La idea de la producción es editar todos los meses un disco, movida que a partir del año que viene estará acompañada por la publicación de una revista de distribución gratuita y un programa de radio semanal, por la FM de la Ciudad. El primer disco de la colección es Glorias Porteñas Volumen II, la segunda entrega de la compañía Recuerdos son Recuerdos, en las voces de Soledad Villamil, Chambouleyrón y Silvio Cattaneo. Como en el primer volumen, se refleja un rescate de la esencia del Buenos Aires de los años ‘30, con un mestizaje de distintos ritmos criollos y foráneos, desde el tango hasta la rumba, pasando por la milonga, la ranchera y el fox trot.Esta búsqueda de lo urbano moviliza el espíritu de toda la colección. “Un abanico de sonidos de Buenos Aires”, como sintetiza Mozzi, artista que tras editar un nuevo disco solista (el más que interesante Los ojos de la noche) se embarcó este año en la tarea, también vocacional, de producir La Acadé, álbum de, por y para hinchas de Racing. En cuanto a BAM, adelanta que el próximo lunes estará en la calle el segundo CD de Caracol, con tangos que tendrán arreglos del pianista Tato Finocchi. En noviembre se editará Patio de tango, producción compartida por Borda, Chambouleyrón y Esteban Morgado Cuarteto. En diciembre está prevista la salida de un disco del virtuoso guitarrista Juanjo Domínguez, que esta vez tendrá un repertorio basado en milongas y tangos de la guardia vieja. Para el año 2000, éstos son algunos de los artistas que editarán por BAM: Alberto Muñoz con la orquesta El Destino, El trío de Edgardo Cardozo, Carmen Baliero, Adolfo Abalos en un disco solo de piano, distintos músicos de Buenos Aires interpretando a Lupicinho Rodríguez y la reedición de Porto Alegre canta tangos. Mozzi es optimista con el proyecto porque “se puede trabajar sin ese vértigo que muchas veces se genera cuando una compañía discográfica quiere recuperar enseguida el dinero que invirtió”. Y cree que “lo institucional” no perjudicará el espíritu de la idea, señalando que hasta ahora tuvo “absoluta libertad para elegir los artistas que grabarían. No tuve ‘sugerencias’ ni músicos que me metieran por la ventana...” El perfil urbano que define a la colección deja afuera, por ahora, el folklore (salvo en el caso de Abalos) y también el rock, que también es música de la ciudad. “Para más adelante, nada está cerrado, se busca algo que tenga que ver con los sonidos de la ciudad y eso no es excluyente, porque la idea es llegar a la mayor cantidad de gente posible”, concluye, convencido de la apuesta.

 


 

GUSTAVO BEYTELMAN EN BUENOS AIRES
Otra mirada tanguera

t.gif (862 bytes) Gustavo Beytelman quiere saber qué pasa con la música de Buenos Aires. Recuerda cuando Dino Saluzzi se juntaba con el Chango Farías Gómez o la Sanata y Clarificación de Rodolfo Alchourrón, donde tocaba antes de convertirse en uno de los músicos argentinos más importantes de Europa. Su trío con Juan José Mosalini y el guitarrista francés Patrick Caratini, la dirección artística del departamento de tango del Conservatorio de Rotterdam o su producción como compositor clásico lo colocaron en un lugar de privilegio en la escena musical europea. Su último disco, Tango a la Duke es un homenaje a Ellington. Pero si alguna vez Louis Armstrong se atrevió a cantar “Adiós Muchachos”, aquí la hipótesis es la inversa (“aunque con un poco más de conocimiento del estilo”, aclara Beytelman). Los temas son de Duke, pero tocados como tangos. Y Beytelman, alguien que conoce el estilo (el tango, el jazz y también ese terreno intermedio que es un poco su creación), logra una música alejada del híbrido. Hoy y mañana a las 20.30, en el Auditorio El Aleph del C.C. Recoleta (Junín 1930), el pianista y su trío (Hensel Lothar en bandoneón y Roberto Tormo en contrabajo) tocarán por primera vez para el público porteño. Pero Tango, otra mirada va mucho más allá de un simple recital. Lo que toque el trío será procesado electrónicamente en tiempo real por Javier Leichman, habrá videoimagen a cargo de Germán Trench y, sobre una idea y guión de Francisco Kröpfl, la coreografía y dirección será de Nora Codina.

 

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