Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira

COMO SERA EL MAPA PARTIDARIO DESPUES DE LA DERROTA DE DUHALDE

Lo que se viene en el justicialismo

Menem recuperará la conducción del PJ y se convertirá en jefe de la oposición. Su objetivo será la pelea por la presidencia del 2003, aunque deberá competir con José Manuel de la Sota, Carlos Reutemann y, eventualmente, Carlos Ruckauf.

Por Adrián H. Mouján y Felipe Yapur

La derrota de Eduardo Duhalde generará en el justicialismo una reformulación del mapa de poder interno, ya que le otorgará a Carlos Menem la conducción del partido y la jefatura de la oposición, aunque con otras figuras con las que deberá compartir espacios: Carlos Reutemann, José Manuel de la Sota y, eventualmente, Carlos Ruckauf si derrota a Graciela Fernández Meijide.
El hecho de que la figura de Ruckauf, y la lucha cuerpo a cuerpo que mantenía con Fernández Meijide, hubiera desplazado el catastrófico resultado en la elección presidencial, hablaba a las claras de cuál era el destino político de Duhalde, quien ya ayer anunciaba su retorno a la actividad académica y a su profesión de abogado.
Muchos dirigentes le auguraban al vicepresidente la herencia del aparato que el gobernador bonaerense supo construir. “Va a tener que encolumnar a algunos díscolos y asegurarse de que Duhalde se retire, porque al Cabezón todavía le queda mandato como titular del PJ bonaerense”, explicó un ministro del gabinete bonaerense a este diario.
El gran interrogante giraba en torno de lo que sucederá con Menem y con los gobernadores a partir del 11 de diciembre. Aunque varios gobernadores coincidieron en que el actual jefe de Estado será el jefe de la oposición, también apuntaban que su conducción no será verticalista. “Menem no va tener al partido encolumnado en forma uniformada detrás de él. Son muy diferentes sus intereses de los que tienen De la Sota o el Lole”, explicó un operador del Ministerio del Interior.
Un gobernador norteño expuso una teoría –mientras controlaba el escrutinio en su provincia–: “Lole y el Gallego de la Sota se van a diferenciar de Menem. Aprendieron la lección de Duhalde que no supo diferenciarse a tiempo. Con muchos gestos y actitudes, ellos (por el cordobés y el santafesino) van a marcar diferencias. Pero, cuando haya que cerrar filas para entablar una negociación con De la Rúa por temas como la coparticipación, se van a cerrar filas. Si Menem adopta una actitud de opositor salvaje como la que tuvo Alfonsín entre el ‘89 y el ‘94, De la Sota y Lole no se van a jugar tan fuerte porque gobiernan provincias en crisis”.
Casi todos los consultados por Página/12 coincidían en trazar el siguiente mapa: Menem, principalmente, De la Sota y Reutemann serían los voceros del justicialismo en una negociación con el gobierno aliancista, a los que se sumaría, eventualmente, Ruckauf. Los menemistas cuentan como tropa propia a los gobernadores del noroeste, a los formoseños y misioneros, al pampeano Rubén Marín y al fueguino Carlos Manfredotti. Mientras que detrás de De la Sota y Reutemann ven al entrerriano Héctor Maya y al chubutense Marcelo Guinle –si consigue la victoria–. Por afuera de estos dos frentes, aparecen el santacruceño Néstor Kirchner y el puntano Adolfo Rodríguez Saá.
En Santa Fe y Córdoba aseguran que Reutemann y De la Sota trabajarán juntos hasta el 2001, ya que piensan que, si en los comicios legislativos de ese año garantizan un triunfo del PJ en sus distritos, la construcción de una alternativa a Menem dentro del peronismo será mucho más clara. A pesar del reclamo de Antonio Cafiero de una segunda renovación peronista, muchos fueron más cautos y consideraron que el proceso será mucho más lento que el iniciado por el senador bonaerense y el ahora gobernador cordobés en 1984.


MENEM ANTE LA DERROTA DEL PJ

En Olivos, resignación

Por D.S.

No hubo pizza ni champagne. Tampoco caras de velorio. En la Residencia de Olivos, Carlos Menem y su gabinete se mostraron como observadores lejanos de lo que ocurría, como si nada tuviesen que ver con la derrota del justicialismo. “Es que esto era esperado. Una cosa es un paro cardíaco. Otra cosa es un cáncer. Esto fue un cáncer”, dijo a Página/12 un acérrimo menemista que sintetizó en una palabra el estado de ánimo del Presidente: resignación.
Menem siguió el recuento de votos desde un pantalla gigante instalada en el edificio jefatura de Olivos. Por la mañana, después de emitir su voto, abundó sobre el 2003 aunque también intentó aparecer como ajeno a lo que es evidente: su vuelta a la pelea por la presidencia. “Eso lo decidirá el pueblo. Yo no quiero imponerme a la voluntad del pueblo”, dijo.
Alberto Kohan, en cambio, fue más crudo sobre la realidad del PJ: “Menem va a luchar para volver en el 2003 y desde mañana mismo (por hoy) reasumirá la conducción del justicialismo”, señaló el secretario general de la Presidencia.
Todo el menemismo hacía caso omiso a los pases de factura que ayer mismo comenzaron a llover desde el duhaldismo. El propio gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, le atribuía al Presidente el 70 por ciento de la responsabilidad del resultado.
Menem sólo se limitó a admitir el resultado. Y fue el primero en el PJ en llamar al candidato de la Alianza, Fernando de la Rúa, para felicitarlo. A esa hora –las 18.45–, Eduardo Duhalde se desvivía por explicar que había que esperar más tiempo para hablar y que no había que guiarse por las boca de urna.
No fue la única diferencia entre Menem y el candidato del PJ. Cuando caía la noche, el mandatario recibió con los brazos abiertos a Diego Maradona y Guillermo Coppola, una dupla sobre la que el gobernador –a través de su esposa Chiche– alguna vez dijo que no le permitiría ingresar a la quinta presidencial.


Cafiero y la renovación

El senador nacional Antonio Cafiero reconoció la derrota de justicialismo y pronosticó la aparición de una nueva corriente dentro del partido. “Mañana o quizá la semana que viene ya habrá una corriente renovadora”, anticipó Antonio Cafiero, evaluando la situación del peronismo después de la contundente victoria de la Alianza. “Las encuestas y las boca de urna nos aseguran la derrota” admitió también Cafiero. El histórico dirigente justicialista, quien perdió con Carlos Ruckauf las elecciones internas para gobernador y fue el líder de la Renovación peronista en la década del ‘80, añadió que el PJ debe hacer un replanteo “para analizar los resultados”. Cafiero responsabilizó a todos los peronistas por la derrota electoral y afirmó que, a partir de la victoria aliancista, Menem “es el jefe de la oposición porque es el presidente del partido”, aunque opinó que el presidente “debe revalidar” su liderazgo en el justicialismo. El senador insistió que “ningún peronista me puede decir hoy a mí esta derrota no me alcanza” porque “una derrota por esta diferencia” es responsabilidad de todos los peronistas.


Las culpas de Kohan

El secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, responsabilizó al “conjunto” del peronismo por la derrota de Eduardo Duhalde. “Las derrotas son de los partidos. Ni los méritos ni los deméritos son responsabilidad de un candidato. Son cuestiones de conjunto”, afirmó Kohan. Pero luego añadió –contradictoriamente– que las “derrotas son de los partidos y de los candidatos”. El funcionario de la presidencia también recordó que el presidente Carlos Menem “reasume automáticamente la conducción” del justicialismo, siguiendo las disposiciones del Congreso Justicialista. Cuando le consultaron su opinión sobre las causas de la victoria de la Alianza, Kohan contestó que Menem tiene también experiencia en victorias. “Cuando uno gana una elección, y nosotros tenemos experiencia en esto porque el Presidente Menem ha sido candidato desde el ‘73 y ha ganado todas las elecciones, una suma de cosas hace que uno gane”, explicó el secretario de la Presidencia.


OPINION
Por Rosendo Fraga*

El futuro peronismo

El PJ ha tenido la peor elección presidencial de su historia. Hasta ahora había competido en siete elecciones presidenciales, ganando en seis y siendo vencido sólo en una, cuando Luder obtuvo el 42 por ciento de los votos.
Pero frente a la derrota, el justicialismo está mucho más preparado para asumirla que hace dieciséis años. Entonces fue un “shock”, que derivó en la división en la provincia de Buenos Aires para la elección legislativa de 1985. Recién cuando gana la elección de 1987, puede decirse que se recupera del fracaso sufrido.
No es el caso de hoy. Ya frente a la derrota en la elección legislativa de 1997, cuando perdió por 10 puntos frente a la Alianza, el justicialismo demostró una rápida capacidad de recuperación política.
Los esfuerzos de la Alianza por constituir la llamada “pata peronista” fracasaron. Pese a la derrota, el justicialismo mantiene la mayoría absoluta en el Senado hasta el año 2001, dos tercios de los gobernadores hasta el 2003 y una nutrida segunda minoría en la Cámara alta.
Es la primera vez que el peronismo entrega el poder en forma no traumática, dado que en 1955 y 1976 fueron golpes militares los que lo desalojaron del poder. Ahora, en cambio, es la alternancia democrática la que determina el fin del gobierno justicialista.
Menem es el presidente del partido hasta el 2003 y es probable que desde esta posición esté en condiciones de aspirar a la conducción de la oposición. Pero la discusión central dentro del justicialismo no es el liderazgo inmediato de la oposición –que Menem en caso de lograrlo deberá compartir con una suerte de “liga de gobernadores”–, sino la pugna por la candidatura presidencial.
Es que si bien el justicialismo se ha transformado en un partido político, dejando atrás su conformación movimientista, el liderazgo sigue siendo único y la dificultad, en consecuencia, está en que no resulta fácil competir por la candidatura presidencial sin disputar simultáneamente el liderazgo partidario.
Es así como el conflicto central dentro del peronismo no deriva de las aspiraciones de Menem de liderar la oposición, sino de su pertinacia en ser el candidato del 2003. Esta aspiración es la que inexorablemente abrirá un conflicto entre Menem y los gobernadores que anhelen la candidatura presidencial.

* Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.

PRINCIPAL