Por
Nora Veiras
Hay
gran euforia, la gente se está congregando en la puerta del hotel.
Las bocas de urna nos dan entre 7 y 11 puntos de ventaja, dijo anoche
a Página/12 el intendente de Mendoza, Roberto Iglesias, festejando
ya como gobernador de la Alianza. Después de doce años de
gobiernos peronistas, los mendocinos decidieron cambiar. Sin embargo,
el mayor revés lo sintió el demócrata Carlos Balter,
quien confiado en el voto propio coqueteó con peronistas y radicales
pero optó por no apoyar a ningún candidato a presidente.
Una estrategia que según los primeros resultados lo relegó
al segundo o tercer lugar. La Alianza se vio beneficiada por el efecto
arrastre de la fórmula De la Rúa-Alvarez que superó
el 54 por ciento. Domingo Cavallo también tuvo para festejar: cosechó
casi un 20 por ciento de los sufragios.
Iglesias tiene 48 años y desde 1991 es el intendente de la capital
provincial. El nos arregla la ciudad para que nosotros ganemos en
la provincia, solían repetir los peronistas. Este año
parece haber logrado el desquite de forma inesperada y según los
primeros cómputos cosechaba anoche el 41 por ciento de los votos.
Ya hablé con De la Rúa, Alvarez y Alfonsín.
Todos me llamaron para felicitarme, comentó Iglesias mientras
radicales y frepasistas gritaban a su alrededor.
Las encuestas que manejaba Balter eran realmente otra cosa. Tuvimos
en los últimos 15 días un repunte especial cuando la gente
tomó conciencia del estado electoral. Ellos hicieron eje en el
aislamiento de Mendoza diciendo que no les importaba quién fuera
presidente y con este resultado queda claro que a la gente le interesa
quién es el presidente, dijo Iglesias, que se presentó
acompañado por el diputado nacional Juan Horacio González
Gaviola como vicegobernador.
Mendoza es la quinta provincia del país. Los votantes habilitados
fueron poco más de un millón para elegir además de
gobernador y vice, 5 diputados nacionales, 24 provinciales, 19 senadores,
18 intendentes y 144 concejales. De los 5 diputados, el peronismo renueva
dos, el radicalismo, el frepaso y el demócrata, uno cada uno. La
Alianza presentó a Raúl Baglini y a Cristitna Zuccardi;
el peronismo a Jorge Baldrich y al actual gobernador Lafalla y los demócratas
a Gustavo Gutiérrez y Gabriel Llano. Los primeros datos no permitían
saber quién se beneficiará en la distribución.
Iglesias explicó que la diferencia a favor de la Alianza se produjo
especialmente en el Gran Mendoza, donde nos estamos imponiendo por
50 a 30 puntos, exceptuando Maipú que es históricamente
peronista. La euforia de la Alianza tuvo como contracara la depresión
de los hombres de Balter. Los gansos aspiraban a volver al
poder provincial a través del voto después de 33 años
aunque durante la dictadura ocuparon cargos. La candidatura de este contador
autodefinido liberal y conservador era, supuestamente, la carta
de triunfo de esa fuerza centenaria.
Sobre el 10,44 por ciento de los votos escrutados, De la Rúa cosechó
53,84 por ciento de los votos, El peronismo, con Eduardo Duhalde, 24,14
por ciento, y Acción por la República, con Domingo Cavallo,
19,91 por ciento. En 1995, Menem obtuvo 51,9 por ciento, los por entonces
frepasistas José Octavio Bordón-Carlos Chacho
Alvarez 33,6 y el radical Horacio Massaccesi 12,2 por ciento. Para gobernador,
la Alianza obtuvo 37,82 por ciento; 32,53 los demócratas y 28,77
por ciento el peronismo.
DESPUES
DE DOCE AÑOS PERONISTAS, GANABA LA ALIANZA
Montiel volvía, como en el 83
A
pesar de que los datos oficiales llegaban con cuentagotas, el candidato
aliancista para la gobernación entrerriana, Sergio Montiel, se
adjudicó rápidamente el triunfo electoral. De acuerdo con
las proyecciones de las encuestas realizadas en boca de urna, por Sofres-Ibope,
los primeros resultados favorecían a Montiel con el 52,7 por ciento
contra un 43,1 por ciento del candidato justicialista, Héctor Maya.
La rápida reacción de Montiel contrastaba con el cerrado
hermetismo que mostraban los hombres del actual gobernador entrerriano,
el peronista Jorge Busti. En el búnker de Busti eran cautos, con
tendencia al silencio cerrado. La lentitud del escrutinio y los pocos
datos oficiales no les permitía emitir opiniones, pero no aceptaban
un resultado adverso.
La diferencia en favor de Montiel se incrementaba en Paraná. Según
Ibope, en la capital provincial la fórmula aliancista obtenía
un 56,3% contra un 37,8% del justicialismo. La victoria de la oposición
era ajustada, pero se ratificaba también en los segmentos de las
candidaturas a diputados nacionales. El actual gobernador, Jorge Busti,
estuvo en el centro de las declaraciones del mandatario electo. Con los
datos a su favor, Montiel sostuvo que estamos derrotando a Busti
en su postulación como primer candidato a diputado nacional.
El peronismo renueva dos legisladores nacionales y el radicalismo los
otros dos.
La polarización fue el elemento determinante de la elección
provincial en Entre Ríos. La fórmula de Acción por
la República promedió un 2,17% de los votos. De esta manera,
para Domingo Cavallo se repetía un escenario que ya había
conocido en la provincia de Córdoba, cuando la polarización
entre José Manuel de la Sota y Ramón Mestre pulverizó
las chances de su candidato, Guillermo Johnson.
El triunfo aliancista de ayer puso fin a doce años de gobierno
justicialista en Entre Ríos, y aunque las encuestas previas favorecían
a Héctor Maya, a quien otorgaban una diferencia superior a los
cinco puntos, ese porcentaje beneficiaba anoche a Sergio Montiel, quien
retorna de esta manera al Ejecutivo provincial, al que había accedido
en 1983 cuando participó de la legendaria lista 3 liderada por
Raúl Alfonsín.
Jujuy,
enredado en sublemas
Desde 1983, en Jujuy gobierna el peronismo. Sin embargo, anoche los radicales
y frepasistas se ilusionaban con romper esa tradición. Los primeros
cómputos oficiales le daban una diferencia de diez puntos a la
fórmula de la Alianza encabezada por Gerardo Morales sobre el actual
gobernador peronista Eduardo Fellner. La oposición especulaba con
el poder de atracción de la candidatura nacional de Fernando de
la Rúa. Sin embargo, los más de 700 sublemas hacían
más que lento el escrutinio.
La inestabilidad institucional de Jujuy es una constante desde el retorno
a la democracia: asumieron y cayeron ocho gobernadores en 16 años.
Sólo el fallecido Carlos Snopeck (peronista) completó su
mandanto entre el 83 y el 89. El último gobernador
electo, Carlos Ferraro, tuvo que renunciar en noviembre del año
pasado acosado por la crisis provincial, la falta de pago a los docentes
provocó la virtual pérdida del ciclo lectivo. La legislatura
eligió entonces al abogado Fellner, quien hasta el pasado mes de
julio negaba sus intenciones de candidatearse.
La Alianza presentó, de hecho, dos fórmulas, una con el
diputado provincial Gerardo Morales y el titular del Movimiento de Renovación
Cívica, Pedro Figueroa. La otra, con un primo de De la Rúa:
Vicente Rodríguez de la Rúa. Los sublemas superaron todos
los límites en esta elección: pasaron de 223 en el 97
a más de 700.
Chubut:
Con el mismo guardapolvo
Con un margen de 6 puntos se imponía la Alianza sobre el peronismo
en las elecciones de Chubut y retenía la gobernación. José
Luis Lizurume sería el sucesor de Carlos Maestro aunque en las
huestes peronistas había confianza en dar vuelta los guarismos
conocidos al cierre de esta edición. Con el 13,12 por ciento de
las mesas escrutadas, el candidato aliancista Lizurume obtenía
el 52,49 por ciento de los sufragios contra el 45,93 del justicialista
e intendente de Comodoro Rivadavia, Marcelo Guinle. El Partido Socialista
Auténtico llegaba al 0,96 y el Partido Humanista obtenía
el 0,62.
En los centros de cómputos aliancistas aseguraban que la tendencia
podía sufrir alteraciones, hacia arriba o hacia abajo, pero que
la victoria no corría peligro. Los peronistas, en cambio, sostenían
que ellos tenían 10 puntos de ventaja en Comodoro Rivadavia, que
significa el 40 por ciento, aproximadamente, del padrón provincial.
Reconocían, en cambio, que habían sido derrotados en Esquel,
Trelew, Rawson y Puerto Madryn.
La UCR gobernó la provincia desde la recuperación de la
democracia hasta 1987 cuando el PJ les arrebató el poder hasta
1991 cuando se impuso Carlos Maestro quien fue reelecto cuatro años
después con el 58 por ciento de los votos. Este año, la
Legislatura rechazó su reforma y le impidió presentarse,
con lo cual dejó el espacio para Lizurume. El PJ se postuló
a estas elecciones junto a Acción Chubutense.
Marín
sí, Duhalde no
En La Pampa, el justicialismo se alzó con algo más que un
triunfo electoral. El actual gobernador Rubén Marín cumplió
el sueño frustrado del presidente Carlos Menem al conseguir su
segunda reelección al frente del Ejecutivo provincial. Para ello
consiguió que los constituyentes provinciales consideraran como
primer período su reelección del año 1995, cuando
entró en vigencia la reforma de la Constitución.
Sobre un total de un 4,13 por ciento del padrón provincial, Marín
obtenía el 55,25 por ciento de los votos, contra el 42,09 del candidato
aliancista, Juan Carlos Passo. Por su parte, el cavallismo conseguía
el 4,99 por ciento de los sufragios para su candidato a gobernador. El
esperado triunfo de Marín tuvo un fuerte contraste en la derrota
de la fórmula presidencial Duhalde-Ortega, que lejos del 55 por
ciento de los votos obtenidos por el re-reelecto gobernador, apenas alcanzó
un 39,47 por ciento de los votos. La Alianza ratificó el triunfo
que su candidato presidencial Fernando de la Rúa obtenía
en las principales provincias al obtener un 54,05 por ciento de los votos.
Así como Marín realizó lo que Menem no pudo, el actual
viceministro del Interior, Jorge Matzkin, obtuvo el acceso a una banca
de diputados, ya que encabeza las listas del justicialismo provincial
que ponía dos bancas en juego. De esta manera, Matzkin consigue
algo por lo que su jefe Carlos Corach aún está peleando
la aprobación de su pliego como senador por el justicialismo
porteño. Las bancas y sus fueros son para los miembros del
gobierno nacional una verdadera cuestión de Estado.
|