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LOS ENIGMAS POSTERIORES AL TRIUNFO DE DE LA RUA Y LA DERROTA DE GRACIELA
Diez preguntas sobre el futuro gobierno

La llegada al gobierno de una coalición entre dos fuerzas de rango similar es toda una novedad. De la Rúa necesita tener encolumnada a la Alianza y preservar sus equilibrios internos. Pero los resultados electorales dejaron muy debilitado al Frepaso, fuera de carrera a Fernández Meijide y pusieron en jaque la candidatura de Aníbal Ibarra. Además quedan por designarse los ministros del gabinete nacional y por determinarse cómo serán las relaciones con el PJ. Muchos interrogantes brotaron de las urnas. Página/12 despliega los diez más inquietantes, cuyo debate será la agenda de los próximos meses.


¿La candidatura de Ibarra?
Aníbal Ibarra salió a cubrirse.

“De ninguna manera es cierta la versión, Aníbal Ibarra es el candidato de todos”. De la Rúa debió salir anoche a detener el rumor que había ido creciendo desde el domingo a la noche, alimentada desde las propias usinas de la coalición. La hipótesis no sólo no es nueva sino que seguramente se repetirá hasta convertirse en latiguillo hasta la elección del jefe de Gobierno porteño, en marzo o abril del año que viene. La hipótesis sostiene que luego de que Graciela perdió, Chacho quedó obligado a renunciar a la vicepresidencia para disputar la candidatura que Ibarra consiguió en una interna, cuestión de evitarle al Frepaso la posibilidad de una nueva derrota.
El mismo domingo a la noche, gente de Ibarra se preocupó en hablar de una desmentida “oficial” sobre la supuesta decisión de Chacho a candidatearse para una elección en la que deberá medirse con los ex ministros Domingo Cavallo (ver página 10) y Gustavo Beliz. “Sabemos que no va a ser fácil. Habrá segunda vuelta y alrededor del justicialismo se va a nuclear un frente de centroderecha”, respondía un diputado del Frepaso que, además, aseguraba que Chacho había redoblado su compromiso para mantenerse en la vicepresidencia. “Si renuncia dejaría primero en la línea sucesoria a Eduardo Menem y eso es inaceptable”, comentó. Con todo, el dirigente chachista admitía los efectos neutrónicos que provocaría dentro del Frepaso una derrota en su distrito natal. “Todavía tenemos unos cuantos meses por delante”, resumía el diputado dando a entender que, tal vez, no todo esté tan cerrado.

¿El futuro de Graciela?
Graciela Fernández Meijide.

Con la derrota en provincia consumada, ayer dentro de la Alianza el deporte favorito era buscarle el lugar apropiado a Fernández Meijide. Alvarez sorprendió temprano hablando sobre la posibilidad de que se convierta en ministra de Educación aunque, luego, en la conferencia de prensa la salida apareció más diluida. “Graciela tiene una misión muy importante que cumplir en la Alianza. Todavía no hemos hablado de posiciones o destinos”, relativizó De la Rúa. Cerca del jefe de gobierno
le restaban chances a la posibilidad de ver a Graciela sentada en las futuras reuniones de gabinete algo que, al parecer, no convencería mucho a De la Rúa pero que en el Frepaso sería visto como “un buen gesto político”, según la definición de un operador.
Los delarruistas piensan, mejor, en darle la conducción de un organismo de control, una alternativa que en algún momento pensó, sin ninguna inocencia, también Carlos Ruckauf. “Un cargo con más autonomía. Sería lo mejor para ella y la forma en que el Frepaso saldría menos lastimado”, explicó un dirigente desde su celular mientras ingresaba al Hotel Panamericano, disfrutando de las bondades de su aire acondicionado. Una tercera alternativa –más devaluada– era dejarle a Graciela la presidencia del bloque de diputados de la Alianza, un puesto que le corresponde al Frepaso y todavía no tiene un candidato firme.

¿La ofensiva radical?
Enrique “Coti” Nosiglia.

Desde el ala dura del radicalismo delarruista encarnada en el sector que encabeza, por ejemplo, el ex ministro Enrique “Coti” Nosiglia venían advirtiendo que las cosas no sería como eran entonces si Graciela perdía la provincia. Antiguos enemigos de la conformación de la Alianza, los “gurkas” radicales entienden que el único ganador del domingo es De la Rúa y que no debería sentir ninguna atadura al momento de designar a ministros y colaboradores. En el ala dura no creen que el Frepaso haya acumulado méritos como para hacerse acreedor de puestos de relevancia dentro del gobierno nacional. Distantes de Chacho Alvarez y de sus decisiones, se encuentran entre quienes no ven con buenos ojos la candidatura a jefe degobierno de Aníbal Ibarra, a quien no consideran garantía de triunfo en la Capital. Suelen cuestionarle su falta de experiencia política y el magro resultado (en diferencia y participación) que logró en la interna contra Dante Caputo. Ellos preferirían a un radical y Rodolfo Terragno siempre estuvo entre sus favoritos.

¿El gabinete nacional?
Nicolás Gallo, por un ministerio.

Está claro que el modo de conducción de De la Rúa aún es un enigma hasta para su propio entorno. “¿Qué te parece la primera semana de noviembre?”, tiraba como al pasar un vocero radical sobre la fecha del anuncio del próximo gabinete. Otro aseguraba que la fecha señalada para presentar los nombres que formarán el futuro gobierno era “la primera semana de diciembre, unos días antes de asumir”. Un tercero, en cambio, alertaba sobre la intensa actividad que se viene desplegando en el piso 18 del Panamericano. “Puede ser que se cierre algo, les convendría estar atentos”, alertó alguien cercano a Chacho que ya participó de algunas de estas reuniones de trabajo.
Por la tarde, De la Rúa explicó ante un grupo de periodistas que no daría a conocer a sus ministros en forma inminente y que además avisaría “48 horas antes” del anuncio, cuestión de no tomar a nadie desprevenido. “Comprendan que estamos muy encima del acto electoral, por ahora estuvimos analizando con Chacho las áreas más críticas de trabajo”, dijo. Mientras tanto, puede trazarse alguna tendencia a partir de los “equipos de trabajo” que viene alistando para ir poniéndose al tanto de la herencia que recibirá del menemismo. Su hermano Jorge de la Rúa, José Luis Machinea, Nicolás Gallo, Cecilia Felgueras, Darío Lopérfido son algunas de las personas que entran y salen del hotel.

¿El Frepaso provincial?
Rodolfo Rodil (Frepaso).

A falta de mejores motivos, los frepasistas festejaron ayer las tres intendencias obtenidas en el conurbano según los cómputos oficiales. Por esas cuestiones del azar, los resultados dejaron las cosas en un equilibrio interno. En Avellaneda, se imponía Oscar Laborde, que milita junto al titular de la Cámara de Diputados de la provincia, Alejandro Mosquera. En Lomas de Zamora ganaba Eduardo Di Dio, que responde a los sectores de Eduardo Sigal y Mary Sánchez. En tanto que en Morón se impuso Martín Sabatella, de la línea del diputado Rodolfo Rodil. La paridad sirvió para que los caciques provinciales coincidieran en la necesidad de mantenerse unidos para mantener los espacios de poder obtenidos hasta el momento. Uno de ellos, por poner un ejemplo, es la presidencia de Diputados que ahora deberán volver a discutir con sus socios luego de que la derrota provincial dejara al radicalismo sin la presidencia de la Cámara de Senadores, el puesto que tenía asignado Melchor Posse.

¿La interna del Frepaso?
Eduardo Jozami.

La derrota en la provincia de Buenos Aires dejó al Frepaso rengo y en condición de vulnerabilidad frente a su aliado mayor. Sin embargo, la posición de Fernando de la Rúa ayer fue la de salir a fortalecer la coalición y el rol de sus socios. “La Alianza está más unida y fuerte que nunca”, aseguró el presidente electo. Si en el Frepaso pensaban que la elección fallida de Meijide provocaría un pase de facturas inmediato desde la UCR, esa, al menos ayer, no fue la posición mayoritaria. “Ahora a la Alianza hay que ayudarla con más puestos para el Frepaso”, sostenían, por ejemplo, cerca del ex presidente Raúl Alfonsín. No obstante, no sería extraño pensar en un corto período revulsivo interno dentro del propio Frepaso, en el que volverían a tomar bríos las voces discordantes con el estilo personalista de conducción de Chacho Alvarez y a la posición rezagada que quedó el partido dentro de la coalición. Es posible que se reflote la figura de Eduardo Jozami adalid de esas banderas hasta que perdió una interna con Darío Alessandro.

¿El lugar de Alfonsín?
Raúl Ricardo Alfonsín.

El ex presidente se sintió dolido por la derrota en la provincia, un distrito en el que había colaborado participando de algunos actos de campaña. “Se pasó el día hablando con los amigos”, explicó un vocero suyo. Alfonsín consideró que la elección de Graciela fue buena pero que el enfrentamiento contra tres listas que apoyaban a la candidatura de Ruckauf era demasiado para cualquiera. “Perdió Graciela y Alfonsín también hubiera perdido”, explicaba con modestia poco radical.
El ex presidente tiene todo preparado para asumir la presidencia del Comité Nacional de la UCR el 3 de diciembre. Desde allí espera poder llevar a cabo su ansiado aporte a favor de la transición y la gobernabilidad del futuro gobierno. Con el intrincado panorama político y social en medio del cual asumirá De la Rúa (mayoría de las provincias en manos de la oposición, Senado en contra, Justicia dominada por el menemismo, todo en medio de un cuadro de recesión y crisis económica), el ex presidente entiende que puede ser la figura adecuada para conversar y acercar a todos los sectores en cuestión, como ser partidos políticos, sindicatos y empresarios.
Paralelamente, la mayor ambición de Alfonsín desde la jefatura partidaria es la de “recrear un polo progresista”, convocando a los grupos afines tengan la camiseta que tengan. A propósito, Alfonsín y De la Rúa compartirán la primera experiencia de convivencia como virtuales presidente y presidente partidario en diez días, cuando juntos viajen al Congreso de la Internacional Socialista, en París. No obstante, en todo momento al lado de Alfonsín se encargaban de remarcar que ahora más que nunca el jefe de la Alianza es De la Rúa y que el resto de los dirigentes, incluyendo al ex presidente, están por debajo.

¿La UCR bonaerense?
Federico Storani (UCR).

Una broma que suelen repetir los radicales es que las elecciones generales son algo que sucede entre interna e interna. Pasadas las elecciones, entonces, queda abierto el período de pase de facturas. En el radicalismo bonaerense, las voces ayer eran extrañamente cautas debido a que nadie había quedado en condiciones de tirar la primera piedra. El candidato a vicegobernador, Melchor Posse, se recluyó en busca de las razones de la derrota provincial que salvó en su intendencia, San Isidro, con la continuidad al frente de la comuna de su hijo Gustavo.
Con respecto al desempeño del presidente de la UCR bonaerense, Leopoldo Moreau, y su aliado Federico Storani habían quienes sostenían que debían dar explicaciones. “El partido no se movilizó y la conducción fue la gran derrotada. No puede creerse que nuestro presidente salga a las 10 de la noche a decir que ganamos”, sostuvo un dirigente cercano a Alfonsín. A Storani, en cambio, le endilgaba la derrota en La Plata donde fue reelecto el intendente peronista Julio Alak. “No se puede perder ahí en medio deuna ola aliancista”, atacaba. Además, con la derrota en la provincia, el diputado Rafael Pascual sentía que su vieja pulseada con Storani por la presidencia de la Cámara de Diputados había quedado sellada. Storani, claro, no piensa lo mismo.

¿La transición del gobierno?
Carlos Vladimiro Corach.

El cronograma de elecciones escalonadas dibujó un mapa caprichoso, con 14 gobernaciones en manos del PJ, incluyendo Buenos Aires. El justicialismo domina también el Senado, paso clave para la aprobación de las leyes con las que aspira asumir De la Rúa el 10 de diciembre. Aunque la palabra no le gusta nada, esa tarea necesariamente necesitará de una negociación política. La Ley de Presupuesto, la Ley de Ministerios, la reforma del Banco Nación y Central, son pasos que la Alianza deberá tomar con la ayuda del PJ. En ese trance, a afinada relación que desde hace años mantienen elministro del Interior, Carlos Corach, con su antecesor Enrique “Coti” Nosiglia puede resultar clave para desatar algún embrollo.
Como contrapartida, en la Alianza remarcaban ayer la situación en la que asumirá Ruckauf en la provincia, con las dos cámaras legislativas en contra. “Ellos también necesitan de nosotros”, sostenían, adelantando la retribución que podían dar a cambio.
La parte más técnica de la transición es por estos momentos la actividad que ocupa el bunker delarruista. El presidente electo está trabajando en la designación de equipos que sirvan como interlocutores en cada área de gobierno. En Economía ya está designado hace rato, ahora viene ocupándose de salud, desarrollo social o defensa.
De la Rúa no se mostró de acuerdo con que la época de transición necesariamente tenga que incluir una reunión con Carlos Menem a quien parece no querer volver a ver hasta que le ponga la banda presidencial. “No está prevista una reunión con el presidente. Sí comisiones que recojan información sobre distintas áreas de gobierno. El mío no es un cogobierno, es una transición. Eso está muy bien marcado en la Constitución: asumiré cuando termine el mandato del actual presidente”, remarcó.

¿La relación con Duhalde?
Eduardo Duhalde.

Dentro de un hipotético marco de negociación con el peronismo bonaerense, los buenos modales que mantuvieron durante la campaña y en las declaraciones posteriores a los comicios De la Rúa y Eduardo Duhalde podrían marcar la apertura de un canal de diálogo. Ayer mismo el presidente electo también habló con Ruckauf y con José Manuel De la Sota, dos justicialistas que controlarán dos de las principales provincias del país. En tanto, Chacho Alvarez conversó en buenos términos con el frustrado candidato justicialista. “Duhalde tuvo la amabilidad de felicitarnos, con el espíritu constructivo de colaborar con el próximo gobierno”, explicó ayer De la Rúa en conferencia de prensa. “Es una figura importante de la política argentina y pienso tener una reunión con él en los próximos días, Ha sido un digno adversario”, agregó.

 

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