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La conferencia que Menem citó pensando en Duhalde

“Yo no fui candidato”, dijo el Presidente, acusando, sin nombrar, al gobernador de haber sido el numen de la derrota peronista.

Carlos Menem se fue a dormir muy enojado el domingo luego de escuchar cómo Duhalde lo culpó.
“Si hubiese sido candidato, hubiera ganado la elección”, dijo el Presidente sin inmutarse.

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Por Diego Schurman

t.gif (862 bytes) –Yo no fui candidato.
HHabía varias maneras de culpar a Eduardo Duhalde por la derrota del domingo. Carlos Menem optó por la indirecta.
–Yo no fui candidato –repitió ayer el Presidente en la quinta de Olivos. Y para no dejar lugar a las dudas completó la frase: “Si hubiese sido candidato, hubiera ganado la elección”.
Menem despidió el domingo con una espina atravesada en la garganta. Antes de ir a la cama escuchó cómo el derrotado candidato del PJ se desligaba de la paternidad del resultado. Se prometió evitar cualquier tipo de pronunciamiento. Pero amaneció escuchando nuevas declaraciones de Duhalde y mandó a organizar una conferencia de prensa.
“No responsabilizo a nadie”; “no entro en el juego de las imputaciones”; “no estoy enojado ni mucho menos”; “no me meto en el barro, vuelo alto como las águilas”, “no quiero meter púa”, fueron las frases con las que, en el arranque, intentó tomar distancia de la interna del PJ. Pero la rueda con los periodistas había sido organizada, justamente, para meterse de lleno en la pelea. Y así lo demostró momentos después.
“Algunos gobernadores me dijeron que la fórmula presidencial arrastró a muchas candidaturas donde se pensaba triunfar, y se perdió”, dijo al pasar, haciéndose el distraído. Evitar la primera persona, en este caso, no fue más que una formalidad. La frase, todos lo sabían, era de su autoría.
Si hasta puso de ejemplo a Santa Cruz, una de las primeras provincias que se alistó con Duhalde de la mano del gobernador Néstor Kirchner. “Miren a Kirchner, que hizo una buena gestión y al final la fórmula del PJ ter-minó perdiendo”, dijo el Presidente encubriendo con un hala-go una pequeña revancha personal. Kirchner fue uno de los que el domingo endilgó a Menem el “70 por ciento de la responsabilidad” de la derrota del justicialismo.
En privado, ante sus más fieles colaboradores, el Presidente ajustó la frase. Dijo, socarrón, que si todas las elecciones de gobernadores se hubieran postergado para el domingo, en vez de realizarse en forma escalonada como finalmente ocurrió, “el PJ estaría controlando sólo 3 provincias en vez de 15”.
Durante la conferencia, Menem se mostró distendido, amable. Hasta se animó a desautorizar al secretario de Prensa, Raúl Delgado, cuando éste solicitó a los fotógrafos que finalizaran con las tomas. “Quédense por ahí, muchachos”, dijo risueño.
Casi en el mismo tomo explicó por qué nada tuvo que ver con el resultado del domingo. “No se me permitió participar en los actos centrales. Hace cuatro meses que he dejado de intervenir”, recordó sobre una decisión de Duhalde de desplazarlo del centro de escena.
La medida se originó por la manera de afrontar la campaña proselitista. Por entonces, el gobernador bonaerense blandía un discurso antimodelo y reivindicaba la renegociación de la deuda externa. Menem, en cambio, defendía su gestión y aseguraba por todos los medios que había que cumplir con los compromisos internacionales asumidos.
Para mojarle la oreja a Duhalde, el Presidente precisó que las pocas veces que pudo participar de la campaña del PJ fue para apuntalar la candidatura de José Manuel de la Sota, Carlos Reutemann y Carlos Ruckauf. No fue casual. Se trata de los tres candidatos que triunfaron en sus provincias y quienes se perfilan como sus competidores para el 2003.
El enojo matinal de Menem se fue atenuando con el correr de las horas, en especial después de una partida de golf que compartió con el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan. Aunque eso no evitó que ordenara a cada uno de sus colaboradores que salieran a defenderse de las acusaciones de Duhalde. El ahora ex candidato del PJ fue duro al referirse sobre aquellos hombres sometidos a la férula de Menem. “Si el Presidente sigue con algunos laderos, deberá ir pensando en hacer otra cosa”, dijo. En declaraciones radiales avanzó en su ataque, llegando a nombrar a María Julia Alsogaray y Víctor Alderete.
Pero a esa altura ya comenzaba a recibir las primeras respuestas. Kohan, un adalid de la causa menemista y a quien Duhalde tuvo entre ceja y ceja durante la campaña, apeló a un discurso futbolero: “Los que se tienen que preocupar por el entorno son los que pierden”, dijo, también desligándose del resultado. De paso, el secretario general de la Presidencia se ufanaba del invicto de Menem, que ganó todas las elecciones en que se presentó como candidato.

 

Mi amigo, Chacho Alvarez

Carlos Menem suele afirmar que la política es el arte de lo posible. Y además lo pone en práctica. De lo contrario sería difícil entender por qué se regodeó ayer hablando del “amigo Alvarez” y se negó a leer el resultado del domingo como un triunfo del radicalismo y una derrota del Frepaso.
El Presidente tiene un encono especial con Carlos “Chacho” Alvarez, a quien hace tiempo le inició un juicio por calumnias e injurias. El ahora vicepresidente electo fue uno de los más duros críticos de su gestión y prácticamente habla de menemismo como sinónimo de corrupción.
Aun así, Menem se mostró amable con su archienemigo y afirmó que surgió de Chacho la posibilidad de un encuentro, para la próxima semana, con la fórmula presidencial electa. Aunque, se apuró en aclarar que esto no significaba la antesala de ningún “pacto” ni tampoco la posibilidad de una “cogobernabilidad”.
Al poner en plano de igualdad a la UCR y al Frepaso, Menem se hizo el distraído sobre su estrategia para fagocitar al Frepaso, que –como reveló Página/12– se basó en el apuntalamiento de la candidatura de Carlos Ruckauf en desmedro de Graciela Fernández Meijide. La derrota de “la vieja”, como denominan a Meijide en el menemismo, dejó al Frepaso sin ninguna gobernación.

 

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