Por Felipe Yapur El gobernador electo de la
provincia de Buenos Aires, Carlos Ruckauf, tenía aún dibujada ayer la sonrisa que más
fácilmente que nunca instaló en su rostro el triunfo sobre Graciela Fernández Meijide.
Sin embargo, el todavía vicepresidente de Carlos Menem sabe que deberá enfrentarse a un
escenario mucho más adverso que en el que se movió Eduardo Duhalde: 1) no tiene control
de la Legislatura: ambas cámaras están en manos de la Alianza que, luego de la
elección, tiene quórum propio en las dos; 2) el menemismo presentó un proyecto de
presupuesto para el año 2000 donde se prevé una importante reducción del fondo del
conurbano bonaerense; 3) la seguridad: Ruckauf propone una modificación drástica de la
política aplicada por su antecesor que la Legislatura rechaza; 4) las deudas políticas a
saldar: una de las más importantes es la que surgió con Domingo Cavallo por el apoyo
electoral que le permitió superar a la Alianza; 6) el conflictivo panorama que presenta
el PJ bonaerense luego de unas reñidas elecciones y donde Ruckauf no tiene estructura
propia.
Primer conflicto: La Legislatura tiene el color de la Alianza. La ausencia de peso
peronista en las cámaras de Diputados y Senadores provinciales es un dilema para la
sonrisa ruckaufista. En la Cámara alta se renovaron 23 senadores, la mitad del cuerpo,
donde el PJ, con un bloque de 25 legisladores, ponía en juego 15 bancas perdió
cuatro, mientras que la coalición UCR-Frepaso, con una bancada de 21, arriesgaba 8
lugares y logró 12, por lo que se alzó con cuatro nuevos representantes. En Diputados,
la Alianza pasará a tener un bloque de 49 miembros, ya que puso en juego 21 bancas y
logró 23, mientras que el justicialismo arriesgó 24 y retuvo 21, perdiendo tres, con lo
que su bloque quedará en 41 representantes. Tenemos mayoría y quórum en las
cámaras. Por lo tanto, Ruckauf tendrá que negociar con nosotros cada una de las leyes
que presente, advirtió el presidente de los diputados bonaerenses, el aliancista
Alejandro Mosquera. Ya no podrá hacer lo que nos hacía Duhalde continuó
Mosquera. El tenía la costumbre de ingresar las leyes por Senadores, donde tenía
mayoría y las terminaba imponiendo a través de la insistencia. Ahora eso se
terminó.
Segundo conflicto: el fondo del conurbano. El ministro Roque Fernández quiere reducirlo a
un tercio. Es decir, si el presupuesto es aprobado tal como fue enviado al Parlamento,
Ruckauf recibirá 200 millones de pesos, 400 millones menos que hasta ahora. En este punto
el justicialista contará con el apoyo de la Alianza bonaerense. Mosquera aseguró a
Página/12 que los dineros del fondo son necesarios. Pero no podrá usarlos como
hace Duhalde. Ahora tendrá más control y garantizaremos la transparencia. Imagino que
Ruckauf no se opondrá a ello, ironizó el aliancista. Los justicialistas
consultados coinciden en la necesidad de negociar con la Alianza. Aunque, en honor a la
verdad, no tienen muchas posibilidades de oponerse a esto.
Tercer conflicto: la seguridad. El domingo 17 de octubre Página/12 publicó un reportaje
a Ruckauf en el que el por entonces candidato anunció una reestructuración en el esquema
de seguridad que incluía, entre otras, la reinstalación de la figura del jefe policial a
cargo de un uniformado. Ruckauf cuenta con el apoyo de la mayoría de los intendentes
peronistas. Muchos de ellos aceptaron la reforma de Duhalde a regañadientes. Hoy, más
liberados de la presión electoral y con Duhalde debilitado por el traspié del domingo,
comienzan a mostrar su apoyo a la posición ruckaufista. Pero hay un problema, la Alianza
no está de acuerdo. Operadores de la coalición sostienen que es preciso mejorar la
coordinación de las 18 departamentales en que está dividida la policía bonaerense,
pero jamás apoyaremos un retroceso que le devuelva poder a la maldita
policía. El bonaerense que sonríe también sabe que esto será una prenda de
negociación.
Cuarto conflicto: las deudas políticas. En el justicialismo bonaerense nadie se atreve a
negar que Ruckauf le debe al ex ministro de Economía menemista Domingo Cavallo buena
parte del triunfo. Cavallo bajó a sucandidato a gobernador para que en su boleta se sume
la de Ruckauf-Solá. Por el momento, el gobernador electo anunció que un lugar en su
futuro gabinete será para el cavallista Ricardo Gutiérrez. Para los peronistas
bonaerenses esto representa sólo el principio de la influencia de Cavallo: Estamos
seguros de que el Mingo no se conformará sólo con eso y ya lo debe estar presionando a
Ruckauf con algo más, confió un molesto operador a este diario.
Quinto conflicto: el PJ bonaerense. En la maquinaria partidaria Ruckauf se encontrará con
intendentes, diputados y operadores que todavía responden a Duhalde. El derrotado
candidato presidencial del PJ dijo en un reportaje es este diario publicado el sábado
pasado que Ruckauf sólo tiene fidelidad a sí mismo. Lo que indica que no
piensa regalarle su territorio gratuitamente a su sucesor. Por otro lado, están los
dirigentes que responden a Felipe Solá. El tema no es menor, ya que todos en el PJ
bonaerense saben de las diferencias entre Ruckauf y Solá, que sólo fueron dejadas de
lado por la campaña electoral. Si quiere tener a los intendentes y al PJ de su
lado, tendrá que moverse con cautela. El no es un patrón de estancia como el Negro (por
Duhalde) y tendrá que negociar con todos, aseguró un operador bonaerense
anticipando que Ruckauf tendrá que transpirar para mantener su sonrisa intacta.
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