La coalición radical-frepasista confía en sus aliados provinciales en la Cámara baja para prescindir de los hombres de Cavallo. Federico Storani y Rafael Pascual en pugna por la presidencia del cuerpo.
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La Alianza podría llegar a obtener quórum propio en la Cámara de Diputados cuando se renueven, el 10 de diciembre, las 130 bancas que se pusieron en juego en la elecciones del domingo. El arrollador triunfo de Fernando de la Rúa se verá reflejado en el Congreso de la Nación donde el interbloque que integran la UCR y el Frepaso ganó 15 nuevos lugares en el recinto, con lo que llegará a sumar 124 legisladores sobre los 98 a los que quedará reducida la representación justicialista. Para alcanzar a los 129 diputados que se requieren para el quórum, los aliancistas suman en las cuentas a sus aliados provinciales: los demócratas progresistas de Santa Fe, los renovadores de San Juan y los autonomistas liberales de Corrientes, quienes en conjunto aportarían los votos necesarios que necesitan para sesionar sin la presencia de la oposición. Especulan con que, a lo sumo, les faltarían uno o dos legisladores. El quórum propio también le evitaría a la Alianza verse obligada a negociar con Domingo Cavallo, que logró incorporar ocho nuevos miembros a la bancada de Acción por la República y que al sumar 12 integrantes se convertirá en la tercera fuerza dentro del recinto. Justamente lo que el ex ministro de Economía se propuso como objetivo electoral: convertirse en el árbitro de las decisiones parlamentarias. Cuando el 10 de diciembre asuman los nuevos legisladores, la composición de la Cámara de Diputados que iniciará el próximo milenio repartirá así sus bancas: 124 de la Alianza UCR-Frepaso; 96 del Partido Justicialista; 11 de Acción por la República; y 26 entre diversos partidos provinciales. En las elecciones del domingo el justicialismo perdió 23 bancas, mientras que la Alianza sumó 15, con lo que logró convertirse en la futura primera minoría de la Cámara baja. La coalición logró sumar, además, una presencia mayor en el recinto a la que tuvo el PJ durante la segunda gestión de Carlos Menem, 124 contra los 119 con los que cuenta hoy el oficialismo. El resultado del domingo la deja muy cerca del quórum propio al que podría acceder gracias a los oportunos acuerdos que abrochó a lo largo de este año con tres partidos provinciales. El Demócrata Progresista de Santa Fe que conduce Alberto Natale, el Renovador de San Juan que responde a Alfredo Avelín, y el Pacto Autonomista Liberal de Corrientes, que preside José Antonio Romero Feris. Con la asistencia perfecta de todos,la Alianza podría superar los escollos de la feroz oposición que promete ejercer el justicialismo, y sancionar en su ausencia las leyes económicas que resultarán claves para la gestión del futuro presidente. Pero sin lugar a dudas Domingo Cavallo logró los mejores resultados en cuanto a presencia parlamentaria se refiere: cuadruplicó la cantidad de integrantes del bloque Acción por la República, que pasará de tres a doce miembros a partir de diciembre. Con el recambio, Alberto Pierri deberá abandonar la presidencia del cuerpo, cargo que ocupó batiendo todos los records durante diez años. Su sucesión ya es objeto de una interna que protagoniza el actual presidente del bloque de diputados radicales, Federico Storani, y el jefe de campaña de De la Rúa, el porteño Rafael Pascual. Los boinas blancas empezaron a mirar con lupa en los números de la provincia de Buenos Aires y Storani no sale bien parado en el recuento. Las pocas simpatías que provoca en el entorno delarruista también jugarían en contra en su carrera para suceder a Pierri. En el PJ también se intensificaron las internas después de la derrota electoral. El menemismo quiere recuperar el terreno que perdió en el Congreso cuando buena parte de los diputados del oficialismo cerraron filas detrás de la candidatura presidencial de Eduardo Duhalde. Y ahora piden la cabeza del conductor del bloque, el cordobés Humberto Roggero. Menem le prometió la jefatura de la bancada al misionero Ramón Puerta, aseguran en el Ministerio del Interior. El Congreso promete convertirse en el escenario en el que se disputará el peso de la certeza política que altere la balanza en la que quedóequilibrado el reparto del poder. La Alianza logró convertirse en gobierno, pero el PJ se quedó con las gobernaciones de las provincias más importantes del país, conserva la mayoría en el Senado, y sabrá hacer uso del aparato de la CGT cuando lo considere necesario. Los legisladores aliancistas saben que el peronismo se mueve como pez en el agua cuando les llega la hora de ser oposición. Y ya tejen sus redes.
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