El Paísde Madrid
Por Luis Matías López Desde Moscú El centro de prensa del
Ministerio del Defensa ruso aseguró ayer a la agencia Interfax que unos 400 combatientes
talibanes se han unido en las últimas semanas a las milicias chechenas, y que expertos
árabes y paquistaníes entrenan en Afganistán a 500 más. Otras fuentes militares,
citadas en esta ocasión por Itar-Tass, sostienen que los chechenos preparan la defensa de
Grozni enterrando cerca de los puentes y carreteras de acceso a la ciudad barriles con un
líquido misterioso que evoca el fantasma de las armas químicas. Al parecer, informes de
aviones de reconocimiento reflejan que los recipientes se manejan con extremo cuidado por
personas que utilizan trajes protectores y máscaras antigás. Fuentes chechenas niegan
rotundamente toda la historia y apuntan que puede tratarse de la preparación de la
coartada rusa para la utilización de armas químicas. En cuanto a la presencia de los
talibanes, resulta verosímil. Hay pocas dudas de que las milicias de Shamil Basayev y el
comandante Jatab que invadieron Daguestán en agosto y setiembre pasados estuvieron
reforzadas por voluntarios islámicos (mercenarios, según la terminología rusa) llegados
del exterior. El propio Jatab nació en Arabia Saudita y combatió en Afganistán. La
fortuna de su compatriota Osama bin Laden financia también supuestamente el esfuerzo de
guerra checheno. El premier ruso Vladimir Putin, sin embargo, podría haber sufrido ayer
dos reveses diplomáticos. En una cumbre informal, los jefes de Estado de la
mayoría de las repúblicas caucásicas pertenecientes a la Federación Rusa pidieron
directamente a Moscú que negocie con el gobierno checheno. Los participantes en la
cumbre se pronuncian por un diálogo con Grozny, fue el mensaje del comunicado
conjunto emitido ayer por los líderes de las repúblicas de Adygues, Kabardino-Balkaria,
Osetia del Norte, Karachaievo-Cherkesia e Ingushetia, y las regiones del sur de Rusia de
Rostov, Stavropol y Krasnodar. El gobierno ruso rehúsa negociar, aduciendo que el
presidente checheno Aslan Masjadov no rechaza el terrorismo.Sobre el terreno,
las fuerzas rusas continuaban llevando ayer la iniciativa. Tras construir un paso de
pontones sobre el río Terek, varias columnas pasaron a la orilla sur, pero no estaba
claro si era o no el preludio de un asalto masivo de Grozny. Los mandos militares insisten
en que todo está listo para lanzar la segunda fase de la intervención, tras consolidarse
una franja de seguridad al norte del río que comprende un tercio del territorio de la
república independentista. Los federales, no contentos con cerrar la frontera con
Ingushetia, penetraron 10 kilómetros en territorio checheno por la carretera
Nazrán-Grozni y tomaron el control de un estratégico cruce. Los bombardeos artilleros y
de aviación prosiguieron durante todo el día y causaron un importante número de
víctimas civiles, especialmente en la localidad de Komsomolskoe (decenas de muertos),
según fuentes chechenas. Las mismas que el día anterior informaron de la muerte de al
menos otras 27 personas en Serzhen-Yurt. Los rusos lo niegan e insisten en que sólo
atacan bases y concentraciones de los terroristas. Refiriéndose a esta
última calificación, el canciller ruso Igor Ivanov afirmó ayer que los guerrilleros
chechenos no han respetado ningún tipo de norma de derecho humanitario. Por
lo tanto, agregó, si no deponen las armas, serán combatidos con los medios de la
lucha antiterrorista.
Por un millón de dólares Cansado de utilizar las tácticas de la OTAN en Kosovo para lidiar con el
terrorismo de Chechenia, Rusia recurrió ayer a las del Lejano Oeste. El
gobierno ruso anunció que puso precio a la cabeza de Shamil Basayev, el principal líder
de los guerrilleros islámicos chechenos. Y pagará un millón de dólares. Quien
sea que traiga la cabeza de Basayev conseguirá la recompensa, no importa si es un
checheno o un agente ruso, precisó el general Gennady Troschev. Además de liderar
una incursión a la república rusa de Daguestán, Moscú acusa a Basayev de ordenar la
ola de atentados teroristas en Rusia que dejaron 300 muertos. Este bandido debe
morir. Trajo demasiadas calamidades a Rusia y a su propio pueblo, concluyó
Troschev. |
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