Por José Natanson En el Hotel Panamericano,
convertido en una Casa Rosada de anticipación, Graciela Fernández Meijide estaba ayer en
boca de todos. Carlos Chacho Alvarez y la ex candidata a gobernadora de Buenos
Aires se reunieron a solas por la tarde y conversaron sobre su futuro, el del Frepaso y el
de la Alianza. Mientras, por los pasillos del hotel circulaban las hipótesis: Graciela
diputada, Graciela presidenta del bloque de la Alianza, Graciela ministra de Educación,
Graciela ministra de Acción Social.
La primera idea sobre el destino político de Graciela la dio Alvarez. Pocas horas
después de que se conociera el resultado final de las elecciones en la provincia de
Buenos Aires, el jefe del Frepaso sugirió ante Nelson Castro que Fernández Meijide
podría convertirse en ministra del gobierno de la Alianza. En su edición especial del
lunes por la tarde Página/12 consignó la recomendación junto a la especulación de que
Graciela podría ser ministra de Educación. La otra chance, la del área social, fue
informada ayer en exclusiva por este diario con la salvedad de que, al final, la actual
diputado podría continuar siéndolo hasta el fin de su mandato, en el 2001.
Graciela también podría convertirse en la presidenta del bloque de la
Alianza, comentó un dirigente que tomaba café mientras esperaba su turno para
subir a reunirse con De la Rúa. Después de todo, al Frepaso le corresponde ese
puesto según el acuerdo del año pasado, dijo.
Sin embargo, los diputados frepasistas no parecían convencidos con la idea. Es poco
para Graciela. En ese lugar debería ir otra persona, dijo un legislador clave.
Aunque todavía no hubo una confirmación, Alvarez había asegurado antes de las
elecciones que el mejor candidato para el cargo era Darío Alessandro. Pero el diputado
también suena como el hombre indicado para convertirse en el operador de Aníbal Ibarra
en la Capital, un cuyo caso el santacruceño Rafael Flores es precandidato a ocupar este
lugar.
Mientras continuaban las especulaciones sobre el futuro de Fernández Meijide, los
principales dirigentes de la Alianza desfilaban por el hotel, en donde la Alianza decidió
instalar su centro de operaciones hasta el diez de diciembre. Uno de los primeros en
llegar fue Rodolfo Rodil, quien se reunió con Alberto Flamarique para comunicarle las
últimas novedades sobre la disputa por las intendencias de Lomas de Zamora y Avellaneda,
en donde la Alianza y el PJ se adjudican el triunfo.
Más tarde llegó Leopoldo Moreau. El senador mantuvo una larga reunión en la que se
informó sobre las prioridades parlamentarias de De la Rúa: una reforma a la Ley de
Presupuesto, la sanción de una ley especial para las PYMEs y la modificación de la Ley
de Ministerios. Federico Storani apareció minutos después. Aunque la idea original era
conversar sobre la transición en el Congreso, el diputado se decidió a plantearle al
Presidente electo el estado de la disputa por la titularidad de la Cámara, un cargo al
que también aspira el delarruista Rafael Pascual. Tiene que resolverse
amistosamente, señaló el jefe de gobierno porteño durante el encuentro.
Atardecía cuando Fernández Meijide entró subretipciamente por el estacionamiento del
hotel y subió a encontrarse con Alvarez, que la esperaba en el piso 20. Los dos
dirigentes se saludaron y conversaron durante un rato, en la primera charla distendida
luego de la elección del domingo.
Apenas bajó del ascensor, mientras caminaba apurado hacia la puerta, un dirigente radical
aseguró que Graciela había descartado asumir como ministra de educación el cargo
mencionado en las primeras versiones y que había sugerido que su futuro se
encontraba en el área de acción social.
Todavía no hay nada definido, señaló sin embargo a Página/12 uno de los
principales asesores de la diputada, enojado por lo que definió como un manoseo
innecesario del nombre de Graciela. A las ocho y media de lanoche Fernández Meijide
accedió a dialogar con los cronistas apostados en el lobby del hotel. Voy a ir a
donde convenga más. Esa es una decisión de De la Rúa, aseguró.
Pero más allá de las declaraciones de la diputada, lo cierto es que el Frepaso parece
estar convencido de las ventajas políticas de que la ex candidata ocupe un cargo de
relevancia en el próximo gobierno. Sería un gesto de De la Rúa a favor de la
Alianza, señaló a este diario un dirigente frepasista. Además, la estrategia
apunta a recuperar públicamente, luego de la derrota del domingo, a una de las
principales figuras de un partido que no se caracteriza por una abundancia de dirigentes
de relevancia pública nacional.
El que no parecía pendiente de los rumores, versiones y especulaciones sobre el futuro de
Graciela era Carlos Ruckauf. A las dos de la tarde el ex rival de Fernández Meijide
entró caminando tranquilamente al hotel. Vine a almorzar con mi mujer, que trabaja
acá cerca, dijo Ruckauf a los aliancistas que comían en el entrepiso y que nunca
imaginaron la sonriente presencia del justicialista en el centro del poder de la Alianza.
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