Por Santiago Rodríguez En la filas de la Alianza el
nombre de Aníbal Ibarra sonó el domingo a la noche casi tanto como el de Fernando de la
Rúa. Y no por lo que ganó, sino por lo que puede llegar a perder. Es que después de la
derrota de Graciela Fernández Meijide en Buenos Aires muchos comenzaron a especular con
que Carlos Chacho Alvarez se presente como candidato a jefe de Gobierno
porteño para asegurar la victoria del Frepaso en la Capital Federal. Voy a
encabezar el nuevo triunfo de la Alianza en la Ciudad, aseguró ayer Ibarra a
Página/12 y advirtió que por encima de frepasistas y radicales hay que
fortalecer la coalición. En favor de su candidatura, Ibarra apuntó que tengo
casi 50 por ciento de intención de voto y consideró que una eventual postulación
de Domingo Cavallo en el distrito no altera las posibilidades de la Alianza.
También se mostró extrañado de que Cavallo haya dicho que Ibarra, por edad, debía
competir con Gustavo Beliz, porque él fue presidente del Banco Central durante la
dictadura militar y tenía bastantes años menos que yo.
Ya una vez se bajó de la candidatura a jefe de Gobierno, ¿puede llegar a ocurrir
lo mismo ahora?
Esta es una discusión que está saldada por varios lados. Saldada en términos de
una legitimidad que surge de una interna ganada ampliamente, por el respaldo social a mi
candidatura y por las manifestaciones de los máximos componentes de la Alianza, como De
la Rúa y Chacho Alvarez. La elección de la ciudad es clave para la Alianza por la forma
en que quedó establecido el mapa político argentino. Es imperioso ganar para la Alianza
y también para mantener el equilibrio dentro de la coalición.
¿Por qué, entonces, su candidatura está en discusión desde el domingo?
Cuando uno está en un proceso hacia la jefatura de Gobierno o hacia una
gobernación, siempre hay especulaciones. Si me preocupara por esto, ¿qué me quedaría
para cuando se acerque la fecha de la elección?
¿Quién alimenta el debate en torno a su candidatura?
No está mal que se hagan análisis y especulaciones, pero no ha habido un solo
referente político relevante de la Alianza que haya salido siquiera a considerar la
hipótesis. Es un tema que se ha discutido en otras oportunidades y no me preocupa. Sí me
preocupa trabajar por esa elección, que es clave desde el punto de vista de estrategia
política.
¿La elección es estratégica para la Alianza o para el Frepaso?
La suerte del Frepaso, como la del radicalismo, está ligada directamente a la
Alianza. Cualquier visión en contrario significa vaciar de contenido a la Alianza y
sería suicida desde el punto de vista político porque va a contramano de lo que votó y
quiere la sociedad. Acá no puede haber lugar para miradas desde la fuerza política con
el exclusivo interés de la fuerza política, sino que necesitamos profundizar el camino
de desarrollo de la Alianza y, más aún, después de haber perdido en la provincia de
Buenos Aires.
Chacho Alvarez reiteró que usted es el candidato mejor posicionado en la ciudad,
¿si es así, por qué siempre se puso en duda su postulación?
No puedo hacerme cargo de análisis de otros.
Pero algún análisis habrá hecho.
Mi candidatura no es fruto de un acuerdo en un escritorio. El marco fue que el
Frepaso proponía el candidato, hubo más de uno que quiso ser y una interna. Lo demás
corre por cuenta de quien haga los análisis.
Usted sostiene que la elección en la ciudad es clave, si las mediciones le dieran
mejor a Alvarez, ¿resignaría su candidatura?
Es una falsa opción. Hoy tengo casi 50 por ciento de intención de voto y lo mismo
hablamos del tema. Acá lo que hay que fortalecer es el proyecto Alianza, no se trata de
Aníbal Ibarra, el Frepaso o el radicalismo. El análisis político que hay que hacer hoy
es que Aníbal Ibarra es el candidato de la Alianza en este contexto, después de haber
ganado una interna y con este respaldo de la sociedad.
Y si se presentara Domingo Cavallo aliado con el peronismo... Cavallo viene de
perder una elección a nivel nacional...
Pero hizo una buena elección.
Quedó tercero a nivel presidencial en la propia ciudad y será él quien deba hacer
esa reconversión para, desde su candidatura a la presidencia y su deseo de ser presidente
en el 2003, presentarse como candidato a jefe de Gobierno en el 2000. Las posibilidades de
la Alianza no se alteran con la presencia de Cavallo porque los votos del peronismo y el
centroderecha se repartirán entre los postulantes que haya.
No es lo mismo Cavallo solo que aliado al PJ.
Seguramente harán una suerte de ley de lemas intentando sumar para aliarse en una
segunda vuelta, pero si la Alianza trabaja bien gana en primera vuelta. El problema, en
todo caso, es de los que tienen que ganarle a la Alianza y competir conmigo para la
jefatura de Gobierno.
Cavallo dice que, por edad, él tendría que competir con Alvarez y usted, en todo
caso, con Gustavo Beliz.
Me extraña que Cavallo sea despectivo respecto de la edad. Va en contradicción con
su propia historia política, porque fue presidente del Banco Central durante la dictadura
militar y tenía bastantes años menos que yo. Salvo que ahora diga que aquello fue un
pecado de juventud, no se explica su preocupación por el tema de la edad.
¿A Beliz lo imagina como otro candidato más o dentro de la Alianza?
Hoy es otro candidato más, que al contrario de Cavallo, sí se ha preocupado por la
ciudad. Sin importar cómo quede ubicado finalmente, estoy convencido que aportará al
gobierno de la Alianza en la ciudad.
¿Rodolfo Terragno es una amenaza para su candidatura?
En absoluto, repito lo que dije antes.
Pero no puede soslayar que hay sectores del radicalismo que sostienen que usted no
es garantía de triunfo e impulsan a Terragno.
Debemos tener madurez política al plantear determinadas hipótesis. Insisto: el
debate es si vamos a construir una Alianza o vamos a vaciarla de contenido y que exista un
solo partido político con el sello Alianza. La gente votó a la Alianza y hoy,
afortunadamente, la Alianza pertenece a la sociedad, más allá de la voluntad de cada una
de las fuerzas políticas que la integran. Cualquier otra cosa sería ir a contramano de
esto.
¿Cómo evalúa ahora la decisión de desdoblar las elecciones porteñas?
Podía pensarse en aquel momento en la disputa Duhalde-De la Rúa. Creo que eso
estaba saldado y la disputa fue Ruckauf-Graciela. Allí Cavallo le sirvió a Ruckauf y, de
haber venido a la ciudad, hubiera sido inocuo.
Si lo fuerzan a resignar su candidatura, ¿analizó la posibilidad de ir por afuera
de la Alianza?
Voy a ser el candidato de la Alianza y el próximo jefe de Gobierno.
¿Ni siquiera evaluó esa alternativa?
Voy a encabezar el nuevo triunfo de la Alianza en la ciudad.
|