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El lo hizo. Y será otra pesada herencia que deberá enfrentar el nuevo gobierno. El presidente Carlos Menem se despedirá del poder dejando a la Argentina en el selecto grupo de los países más corruptos del planeta. En el último ranking de Transparencia Internacional (TI), Argentina figura en el puesto 71 entre los 99 relevados por la organización. Brasil, Uruguay, El Salvador, Perú y Chile, entre otros países latinoamericanas, son evaluados como mucho menos corruptos. Más aún, según esta fuente, el problema en Argentina es hoy mayor al que existe en varios países -africanos, del sudeste asiático e incluso China con instituciones democráticas más débiles y habitualmente señalados como paradigmas de la corrupción. De acuerdo con los datos difundidos ayer por TI, Camerún, Nigeria e Indonesia son los países percibidos como los más corruptos del mundo, mientras que Dinamarca, Finlandia y Nueva Zelanda son las naciones en que se desarrollan menos prácticas de ese tipo. TI define la corrupción como el mal uso del poder público para beneficio personal, poniendo énfasis en los sobornos a los funcionarios o en la malversación de fondos públicos. El índice de percepción de la corrupción está elaborado en base a 16 encuestas, de diversas fuentes, realizadas a ejecutivos y funcionarios de 99 países. El informe de este año no es del todo comparable con los de los dos años anteriores, ya que fueron agregados nuevos países en la muestra. Sin embargo, del trabajo se desprende que en Argentina la corrupción ha ido en aumento. El año pasado, Argentina aparecía en el puesto 61 entre 85 países. Y en el 97, en el puesto 42 sobre 55 países. El país figura en el puesto 71 de la tabla, con una puntuación de 3 (similar a la de los dos años anteriores). Para tener una idea de lo pobre de dicha calificación: el país menos corrupto Dinamarca tiene una puntuación de 10, mientras que para el menos transparente Camerún la nota es de 1,5. Varios países latinoamericanos aparecen mucho mejor posicionados: Chile (en el puesto 19), donde existe un nivel de trasparencia similar al de Estados Unidos; Costa Rica (32); Perú (40); Uruguay (42); Brasil (45); El Salvador (49) y México (61). Otros, en cambio, figuran con niveles de corrupción comparables a la marca argentina: Nicaragua (70), Colombia (72), Venezuela (78), Bolivia (81), Ecuador (82) y Paraguay (91). Peor aún, países africanos Botswana (24), Namibia (29) o Ghana (63) están mejor ubicados. Es claro que Argentina está entre los peores países, en una zona de alerta roja. Lo más preocupante es que hay países de Africa o de Latinoamérica, con instituciones más débiles, gobiernos menos democráticos y más discrecionalidad por parte de los grupos gobernantes, que figuran mejor que nosotros, le dijo a Página/12 María Eugenia Estenssoro, recientemente designada integrante del directorio de Transparencia Internacional. Este es un ranking de la percepción, no sólo dentro del país sino internacionalmente, de la corrupción que existe en Argentina. Y es llamativo que el país esté en un nivel comparable con Paraguay o con Rusia, países asociados a una altísima corrupción y la ausencia de instituciones de contralor en el Estado, explicó. Para Estenssoro, difícilmente el año próximo, con el cambio de gobierno, la percepción de la corrupción argentina disminuya abruptamente porque en su opinión hay que empezar a tomar conciencia de que ésta es una corrupción institucionalizada, que atraviesa a toda la sociedad. TI elaboró este año, por primera vez, un ranking de los principales países exportadores, cuyos empresarios son identificados como los de mayor disposición para pagar sobornos en el extranjero. Los resultados indican que, entre los principales exportadores, las autoridades y empresarios de China y Hong Kong son los que más sobornos pagan para conseguir negocios en otros países. Otros países señalados como fuentes importantes en el pago de sobornos en terceros países son Estados Unidos, Singapur, España, Francia, Japón, Malasia, Italia, Taiwan y Corea. Encambio, los empresarios de Suecia, Australia y Canadá están entre los que menos apelan a prácticas corruptas en el exterior.
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