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Lorenzo debe explicar por qué abrió
una causa 40 días antes del hecho

El ex ministro de Seguridad Osvaldo Lorenzo debe declarar mañana en la causa contra la superbanda de Valor. Intentó evitarlo enviando un escrito donde explica que abrió una causa “preventiva”. A nadie le pareció creíble.

Un testigo dijo que el Gordo Valor estuvo oculto cuarenta días en un templo umbanda.
También confirmaron su versión, según la cual la detención tuvo lugar en Villa Lugano.

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Por Carlos Rodríguez

t.gif (862 bytes) La vorágine de los acontecimientos lleva de Guatemala a Guatepeor al ex ministro de Seguridad bonaerense Osvaldo Lorenzo, quien mañana debe declarar como testigo en la causa contra la “superbanda” de Luis “El Gordo” Valor. Lorenzo hizo esfuerzos para esquivar el bulto, enviando a la Sala II de la Cámara de San Martín un escrito de cinco carillas tratando de explicar por qué abrió una causa judicial 40 días antes que ocurriera el hecho policial –un intento de robo donde hubo tres muertes–, que se investiga. “Preferí ordenar la investigación para determinar el grado de veracidad” de una denuncia anónima que anticipaba la realización del asalto, explicó. Luego sostuvo que siempre creyó que “uno debe investigar, si me permiten la vulgaridad, cualquier posible comisión de delito, con el fin, si bien no era mi función específica como juez, de prevenirlos”. Ni la Fiscalía ni las defensas creyeron en sus dichos y por eso deberá testimoniar. Por otra parte, en la audiencia se dijo que Valor habría estado oculto un mes en un temple umbanda, en Villa Lugano, donde habría sido detenido por Rodríguez.
Para Lorenzo será como estar en el banquillo de los acusados, porque tendrá que responder sobre irregularidades cometidas por la Brigada de Investigaciones de San Justo, entonces al mando del comisario Mario “Chorizo” Rodríguez. Las anomalías, en distintos aspectos relacionados con el procedimiento policial realizado el 19 de setiembre de 1994, objeto central del juicio oral, tienen que ver con la aparente “carta blanca” que les habría dado Lorenzo al abrir esa causa, la número 37.551. Con la venia del juez, los hombres del Chorizo armaron un monstruoso operativo destinado –según las defensas– “a mejorar la imagen de la Bonaerense”, en pleno auge de las críticas a la “Maldita Policía”. El operativo se hizo en una jurisdicción ajena a la de Lorenzo, por entonces juez de Morón.
El fiscal Luis María Chichizola se manifestó sorprendido por la apertura de una causa preventiva –”se trata de un hecho no habitual”, dijo– y también cuestionó una serie de diligencias posteriores, entre ellas las escuchas telefónicas realizadas directamente por la Brigada, con elementos técnicos propios, sin dar intervención a la Secretaría de Inteligencia de Estado (SIDE) como hubiera correspondido. El fiscal cuestionó directamente la forma en la que actuó Lorenzo.
Los abogados Roberto Babington y Ernesto Vissio, defensores de Valor y de Hugo “La Garza” Sosa, dijeron a Página/12 que Lorenzo tiene que explicar “quién fue el policía responsable del operativo, porque Rodríguez dice que él no fue, mientras que (Osvaldo) Seisdedos o (Juan Abelardo) Saiz afirman que ellos tampoco lo dirigieron”, a pesar de ser uno el jefe operativo y el otro el titular de judiciales de la Brigada. Lo más extraño es que “todos los policías han asegurado en el juicio que Rodríguez era el que manejaba y estaba al tanto de todo”, aunque el Chorizo lo negó, señalando como responsables a Seisdedos y a Saiz.
Lorenzo, incluso, se presentó en el lugar del procedimiento, a pesar de que estaba allí el juez de Mercedes Eduardo Costía, en cuya jurisdicción había ocurrido el enfrentamiento. Los defensores quieren saber “cuál fue el tenor de la conversación” que mantuvieron allí los dos jueces, ya que algunos policías dijeron que habían discutido. “¿Quién lo llamó a Lorenzo y para qué?, si ésa no era su jurisdicción”, se preguntó Babington. El propio Lorenzo, en el escrito entregado al tribunal, admitió que estaba descansando en una casaquinta de la zona y que reclamaron su presencia llamándolo al teléfono celular. Evitó decir quién lo llamó.
Ayer, en el juicio, nuevos testigos cuestionaron otros aspectos de la actuación policial. Armando Urbani avaló lo dicho por Valor en el sentido de que la detención del líder de la banda se produjo en Villa Lugano, fuera de la jurisdicción de la Brigada de San Justo, y no en Morón, como afirma el Chorizo Rodríguez. Lo curioso de la declaración de Urbani es que la finca de Lugano era la sede de una secta umbanda, una fe que no se le conocía al Gordo Valor. La “mai” de la secta fue amenazada por la policíasi revelaba lo ocurrido allí: “Gorda, si decís algo sos boleta”, le advirtieron. Por otra parte, la esposa del acusado Daniel Hidalgo ratificó que el Chorizo les pidió una coima de 50.000 pesos para “no involucrarlo en el hecho”. Pese a que dice que le cedieron una propiedad de la familia Hidalgo, en Entre Ríos, igual fue preso.

 


 

LOS VECINOS CUESTIONARON LAS OBRAS
Disputa por Agronomía

t.gif (862 bytes) En el primer encuentro de la mesa de concertación realizado en la Legislatura en torno a la construcción edilicia que está llevando adelante la UBA en su predio del barrio de Agronomía, el rector de la Universidad de Buenos Aires, Oscar Shuberoff, y el gobierno de la ciudad coincidieron ayer, ante vecinos y legisladores, en que no se paralizaran las obras, ni se aceptará la posibilidad de un traslado de las mismas a otra zona de la Capital, tal como lo había solicitado la diputada justicialista Juliana Marino. Pese a lo cual Shuberoff se comprometió ante vecinos y legisladores a “evaluar y corregir” los daños que pudieran ocasionar las obras.
En un acalorado debate entre vecinos, diputados, funcionarios de la ciudad y legisladores realizado durante la tarde de ayer en la Legislatura, Shuberoff defendió la necesidad de la UBA de tener listas las obras para marzo, cuando se producirá el ingreso de la nueva camada de estudiantes. Y sostuvo que “desde el punto de vista legal” no hay lugar a objeciones porque es un “terreno de dominio privado de la Universidad”, aunque el rector aceptó que se trata de un “problema político” que requiere diálogo y consenso.
Buscando contrarrestar las duras críticas de los vecinos que reclaman la pérdida de espacio verde en el predio, Shuberoff recordó que “las obras sólo quitarán menos de una hectárea de parque a las 62 que hoy tiene la Universidad” y agregó que “del total de 65,5 que posee, sólo tres se mantienen ocupadas por edificaciones y actividades de los estudiantes”.
En relación con los recursos y los tiempos legales de la construcción, el funcionario de la UBA informó a los participantes que “estaban proyectadas antes de la sanción de la nueva Ley de Impacto Ambiental” y que las obras se están llevando a cabo “con fondos del Ministerio de Educación y aportes crediticios del Banco Mundial (BM)”.
Según informó a Página/12 el legislador de la Alianza, Cristian Caram, recién se alcanzó un principio de acuerdo entre las partes cuando los funcionarios del gobierno de la ciudad presentes se comprometieron ante los vecinos a garantizar en lo inmediato la limpieza, seguridad e iluminación del cuestionado predio.

 

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