Por Martín Granovsky Fernando de la Rúa y Carlos
Chacho Alvarez tendrán una maravillosa oportunidad de diferenciarse de Carlos
Menem: el juez Baltasar Garzón dictará el procesamiento de cien represores argentinos y
pedirá su extradición para juzgarlos en España por genocidio y terrorismo. Por decreto,
Menem ordenó no brindar asistencia jurídica a Garzón.
La orden de procesamiento del juez que ya consiguió un fallo para extraditar a Augusto
Pinochet abarcará por ejemplo a las juntas militares de la dictadura, a los marinos de la
Escuela de Mecánica de la Armada y, entre otros, a Antonio Domingo Bussi, el señor de la
vida y de la muerte en Tucumán a comienzos del gobierno militar. La causa española es
impulsada por la acusación popular que motoriza el abogado argentino Carlos Slepoy.
Página/12 pudo establecer que De la Rúa y Alvarez ya analizaron, por separado y en
conjunto, la situación que podría plantearse y cuál sería su respuesta en este momento
a un reclamo de Garzón. La contestación cabe en tres palabras: La Justicia
decidirá.
De la Rúa ya se diferenció de Menem cuando aún no era Presidente electo. En la
conferencia de prensa final de la Internacional Socialista fue consultado sobre cuál
sería su actitud si llegara a la Argentina un pedido de extradición como el de Pinochet.
Es un tema que tendrá que resolver la Justicia, dijo. Alvarez compartió
entonces la posición.
La fórmula volvió a diferenciarse cuando se planteó la extradición de Lino César
Oviedo. Al criticar el rechazo por parte de Menem, dijeron que ellos no hubieran cerrado
desde el Ejecutivo el camino para que actuase el Poder Judicial. Al contrario: hubieran
dejado actuar a los jueces y, si ellos resolvían que el pedido de extradición era
viable, después lo hubieran admitido. Un grupo fue decisivo en el asesoramiento a De la
Rúa en el caso Oviedo y en el caso Pinochet. El entonces candidato consultó, muchas
veces de a uno, al experto en Derechos Humanos de Naciones Unidas Leandro Despouy, al
vicepresidente de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos Simón Lázara y al ex
camarista que juzgó a las juntas militares Ricardo Gil Lavedra. Alvarez sumó al jurista
Rafael Bielsa y al penalista Raúl Zaffaroni.
Pocos días antes de las elecciones, cuando se produjo el último fallo de la Justicia
británica concediendo la extradición de Pinochet para que pueda juzgarlo Garzón, De la
Rúa incluso dejó su posición de cautela extrema y dijo que estaba encantado
con la sentencia. Incluso aceptó que podría revisar el otorgamiento de medallas
argentinas a Pinochet. Puede estudiarse, dijo.
Alvarez es miembro de la APDH. De la Rúa no, pero sus asesores de campaña dijeron a este
diario que uno de los fenómenos nuevos de su último año de vida política fue el
contacto con este sector. Y una dirigente de derechos humanos, Lucía Alberti, es
directora de Participación Comunitaria de la administración porteña.
Como jefe de Gobierno de la ciudad, se desprendió de dos funcionarios cuestionados por su
posición ante las garantías individuales. Uno, el jefe de la policía municipal,
Norberto Varela. Otro, Fernando López Imizcoz, asesor del vicejefe Enrique Olivera, que
se presentaba a sí mismo como jefe de inteligencia.
Con estos antecedentes, el pedido de Garzón funcionará como un test ya no del De la Rúa
candidato sino del Presidente Fernando de la Rúa.
La primera
chance es que De la Rúa cambie de postura y responda a Garzón con una declaración
política, invalidando su jurisdicción. En ese caso, se acercaría a la línea de Menem.
La segunda
alternativa, que parecía anoche más probable, es que insista en la posición de la
campaña y solo prometa que dejará actuar a la Justicia. Si lo hace, estará dando una
señal de que al menos en un aspecto la institucionalidad prometida puede ser real y
conseguirá distanciarse de Menem. El actual Presidente, que ordenó a Guido Di Tella y
Raúl Granillo Ocampo no colaborar con Garzón, fue denunciado por los diputados Alfredo
Bravo y Jorge Rivas por encubrimiento, incumplimiento de los deberes de funcionario
público y violación de tratados internacionales.
Tendrá poco espacio para prometer algo y hacer luego algo distinto. Falta solo un mes y
medio para que asuma la Presidencia, el 10 de diciembre, Día Internacional de los
Derechos Humanos, y es probable que sea la nueva Cancillería la que deba recibir el
pedido de la Cancillería española.
El jefe del Palacio San Martín no está designado. Hasta ahora, como saben los lectores
de este diario desde el martes por la mañana, solo está trabajando el equipo de
transición para Relaciones Exteriores. Lo coordina Rodolfo Terragno, que como periodista
debió exiliarse en Londres para no ser una víctima más de los secuestros planeados por
los dictadores que Garzón se propone procesar.
El juez español solo tiene procesado a Pinochet. El pelotón argentino ampliaría
notablemente el número. Figurarán en el procesamiento, además de las primeras juntas y
de Bussi, los jefes de la represión Luciano Benjamín Menéndez y Carlos Guillermo
Suárez Mason, represores de menor rango de Tucumán y Santa Fe y el juez Víctor Brusa.
De todos ellos Garzón tiene indicios racionales que a su criterio le permiten
implicarlos y solicitar la extradición.
Si De la Rúa, ya como Presidente, conserva su idea sobre el tema y los pedidos llegan a
la Justicia, se planteará una situación compleja.
Algunos de los represores ya están siendo juzgados en la Argentina. Esa condición
alcanza, por ejemplo, a Jorge Videla, Emilio Massera y los marinos que integraban el grupo
de tareas de la Escuela de Mecánica. Todos ellos perdieron su libertad porque ni el Punto
Final ni la Ley de Obediencia Debida amparaban el robo de bebés. Otros no están bajo la
acción de la Justicia. Y uno, Bussi, puede quedar preso no bien caigan los fueros que por
el momento lo protegen. Página/12 publicó ayer los detalles del proceso de impugnación
a su diploma de diputado electo, que podría impedir el acceso del dictador a una banca.
Una de las claves de cualquier solución es cómo viene redactado el pedido del juez
español. Puede prestarse a interpretaciones disímiles si invoca los delitos de genocidio
y terrorismo de Estado. Un juez argentino podrá decir que esos delitos no figuran en el
Código Penal argentino. Las tres primeras juntas militares, por caso, fueron procesadas
por homicidio, privación ilegítima de la libertad, tortura y falseamiento de documento
público. Pero otro juez argentino podrá argumentar que la Argentina debe supeditarse a
la ley internacional, que contempla sanciones para el genocidio en su definición más
restringida, como política de destrucción de un grupo nacional, religioso o étnico, o
más amplia, como estrategia de destrucción de un grupo tipificado como tal por los
propios planes de represión criminal.
La oficina anticorrupción ya está
en el Gabinete
Es una vieja idea de Chacho Alvarez. El jurista
Rafael Bielsa tiene listo el proyecto. Desaparecerá la Oficina de Etica Pública. En
nuevo organismo
funcionará en el Ministerio de Justicia.
Por José Natanson
La decisión se tomó
en las alturas del Hotel Panamericano, en donde la Alianza define los pasos de su futuro
gobierno. A partir del 10 de diciembre comenzará a funcionar una Oficina Anticorrupción
dependiente del Ministerio de Justicia. El organismo que reemplazará a la Oficina
Nacional de Etica Pública estará integrado por un cuerpo especial de funcionarios
especializados en la investigación de delitos de la administración pública. Rafael
Bielsa, un jurista cercano al Frepaso que suena para ocupar un cargo en el área de
Justicia, es el responsable de delinear las funciones de la Oficina, que se ocupará de
recibir denuncias y hacer el seguimiento de las investigaciones en curso.
La construcción de un cuerpo especial de funcionarios encargados de investigar los casos
de corrupción fue una creación original de Carlos Chacho Alvarez. Desde que
se lanzó, en agosto de 1998, la idea fue tomando diferentes formas hasta que los jefes de
la Alianza decidieron que Bielsa se encargaría de formular el proyecto definitivo.
El verano pasado, Bielsa aprovechó un viaje a Italia para estudiar el funcionamiento de
las oficinas especializadas en corrupción. También investigó las características de la
Oficina del Inspector General que funciona en Estados Unidos desde mediados de los
setenta. Apenas volvió, se puso a trabajar en el proyecto.
La Oficina Anticorrupción tendría las siguientes funciones:
Se encargará
de seguir las investigaciones sobre los escándalos públicos más emblemáticos de la
última década, aportando los datos que reúna a los fiscales que realizan las diferentes
investigaciones. Entre los más mencionados aparecen los casos de corrupción de Víctor
Alderete en el PAMI y los de María Julia Alsogaray en la Secretaría de Medio Ambiente.
Recibirá
denuncias de corrupción, que derivará a los fiscales. Queremos que se convierta en
un especie de nexo entre la sociedad y el Estado, señaló a Página/12 uno de los
autores de la iniciativa.
Asesorará al
Presidente en los temas vinculados con la corrupción.
Las dudas surgen en torno de la superposición de funciones. La reforma constitucional de
1994 separó al Ministerio Público del Poder Ejecutivo, convirtiéndolo en órgano
extrapoder. La Oficina Anticorrupción diseñada por la Alianza, en cambio, dependería
directamente del Ministerio de Justicia. Trabajaría con las máximas atribuciones
del Poder Ejecutivo, sin superponerse con el resto de los poderes, fue la
definición de uno de los autores del proyecto.
La Oficina estará encabezada por un especie de fiscal general, cuyo nombre aún no fue
definido. Lo acompañarán varios fiscales adjuntos y un equipo con distintas
especializaciones técnicas. En la Alianza explican que los delitos contra el Estado
suelen ser difíciles de investigar: muchas veces es necesario desentramar embrolladas
sociedades y armados financieros complejos, que en algunos casos se extienden a otros
países.
Claro que, antes de elaborar el proyecto, los jefes de la Alianza se encargaron de
estudiar la situación de los organismos de control. El diagnóstico fue catastrófico: en
la coalición sostienen que algunas dependencias el Tribunal de Cuentas fueron
desmanteladas mientras que otras la Procuración General fueron colonizadas
por funcionarios teledirigidos desde la Casa Rosada.
La Oficina de Etica Pública que comanda Luis Ferreira será suprimida. Fue un
absurdo desde el principio: un menemista como Ferreira se encarga de investigar al
menemismo. No sirve para nada, aseguró a este diario un dirigente del Frepaso que
tomaba café en el lobby del hotel. Los fondos para la nueva Oficina podrían salir de la
vieja, que cuenta con un presupuesto de dos millones de dólares por año.
La nueva oficina es una de las modificaciones previstas para el Ministerio de Justicia,
cuya estructura podría reformularse íntegramente según los borradores de Ley de
Ministerios que se manejan en los pisos superiores del Panamericano. Una idea es fusionar
la cartera de Justiciacon la de Interior y crear un superministerio al frente del cual
podría ubicarse el jurista radical Ricardo Gil Lavedra. El candidato con más chances de
encabezar el área específica de relación con las provincias es el frepasista Alberto
Flamarique. En este esquema, Bielsa podría ocupar el área de Justicia.
Fernando de la Rúa y Carlos Chacho Alvarez han conversado largamente sobre la
necesidad de que la Alianza le imprima una imagen de transparencia al futuro gobierno.
Tiene que ser un gobierno ostentosamente austero, suele asegurar el jefe del
Frepaso.
Nuevas leyes Fernando de la Rúa dio instrucciones para apurar una serie de leyes antes de
asumir el 10 de diciembre. El Presidente electo quiere una modificación sustancial a la
Ley de Presupuesto, el tema en el que trabajan con más empeño los economistas de la
Alianza. Esta iniciativa se complementaría con una modificación de la Ley de
Ministerios, que permitiría crear nuevas carteras, eliminar secretarías y
subsecretarías y moderar el gasto. Otra iniciativa a la que el jefe radical pretende
darle un impulso durante estos días es una ley especial para las PYMEs, que se
vincularía a una modificación de las funciones específicas del Banco Central. El
último proyecto es una sorpresa: a pesar de que en un principio se habían opuesto, los
jefes de la Alianza estarían de acuerdo con la aprobación de la Ley del Arrepentido, un
reclamo de los familiares de las víctimas de los atentados a la AMIA y la Embajada de
Israel. |
GRACIELA, ALBERTO FLAMARIQUE Y RAFAEL BIELSA
Frepasistas ministeriables
Por F. C.
La
calesita de los nombres de ministeriables no se detiene. Según un importante dirigente
radical que pasó el día de ayer varias horas junto a Fernando de la Rúa, los
frepasistas que ocuparán ministerios serán tres: Alberto Flamarique, Rafael Bielsa y,
sí, Graciela Fernández Meijide. El Frepaso quedó un poco flaco en cuanto a
ministros, por eso Graciela va a estar seguro en el gabinete, abundó el radical,
minutos después de dejar al presidente electo en su habitación del Hotel Panamericano.
Lo de Graciela al gabinete volvió ayer volvió a tomar impulso. Las posibilidades son
dos: Educación o Acción Social. Quienes hablaron en estos días con Meijide aseguran que
la posibilidad de encabezar la cartera educativa no la entusiasma y, en cambio, sí vería
con buenos ojos la posibilidad de desarrollar una tarea social, un área que suponen
tendrá relevancia en el gobierno de la Alianza. Con todo, la respuesta de cualquier
dirigente cercano a la ex candidata a gobernadora es la misma. Graciela irá donde
se lo pida De la Rúa, responden.
El aterrizaje de Fernández Meijide en el gabinete no es del todo bien visto por algunos
radicales delarruistas, sobre todo por algunos que temen por su destino final. Uno de
ellos aseguraba ayer que De la Rúa tenía en mente la presidencia de la Cámara de
Diputados o la jefatura de la Oficina contra la Corrupción para Graciela.
La situación de Graciela en el futuro gobierno la tendrán que decidir ella y
Fernando de la Rúa, explicó Carlos Chacho Alvarez que, aunque no
quiere repetirlo, quiere ver a Meijide sentada en las reuniones de gabinete.
Lo de Flamarique y Bielsa parece más fácil de resolver. Flamarique integra el equipo
técnico a cargo de la transición en el área del Ministerio del Interior. El operador
frepasista mantuvo reuniones ayer en el Panamericano con funcionarios del Gobierno y su
preocupación es la relación con las provincias. Para quien ocupe el ministerio, será
esencial construir buen diálogo político con la mayoría de gobernadores peronistas
en total son 14, uno de los tantos dilemas sobre la gobernabilidad que se le
plantea al gobierno de De la Rúa. Mendocino y de pasado peronista, Flamarique aparece
como un buen candidato para ocupar el cargo.
Bielsa, un constitucionalista cercano al Frepaso, en cambio, apunta como ministro de
Justicia. Hay otro candidato fuerte para el área, el ex camarista radical Ricardo Gil
Lavedra, quien podría ocupar un superministerio que abarcaría las dos carteras
mencionadas (ver nota central).
Los flamantes equipos técnicos de la Alianza tuvieron un día ajetreado. Se está
marcando una nueva manera de transición democrática, se entusiasmó con tanta
actividad el vocero Darío Lopérfido. El equipo de Defensa que coordina Nicolás Gallo se
entrevistó con Jorge Domínguez en el Edificio Cóndor. En la reunión fue breve y apenas
redondeó una aproximación a la situación del área (ver página 8). Los técnicos
aliancistas trabajan para que la nueva Ley de Presupuesto no mantenga el recorte del 12
por ciento para el área que contemplaba la enviada por Menem al Congreso.
También la Comisión de Relaciones Exteriores que coordina Rodolfo Terragno se
entrevistó en Cancillería con Guido Di Tella, que prometió todas las facilidades para
que se pongan al tanto de lo que sucede en el ministerio. Di Tella coincidió con Terragno
en que las relaciones con Estados Unidos no cambiarán.
Fernando, mi amigo el Puma Las elecciones les plantearon un problema político a Los Pumas que ellos
supieron resolver diplomáticamente. A la mañana saludaron a Carlos Menem y, por la
tarde, fueron a visitar al presidente electo Fernando de la Rúa. En la delegación
estuvieron el presidente de la UAR, Luis Gradín, y varios jugadores: Gonzalo Quesada,
Rolando Martín y Juan y Felipe Contepomi, entre otros. Feliz por la visita en medio de
tanta reunión política, De la Rúa no se cansó de hablar de la bravura de
los muchachos. Fue una lástima que no pudieran votar, fue su único lamento. |
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