Terroristas asaltaron el Parlamento de Armenia. Mataron al premier, y tienen a decenas de legisladores como rehenes.
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Un comando armado irrumpió ayer en el Parlamento de la república caucásica de Armenia y acribilló al premier Wasguen Sarkisian y a los principales miembros del gobierno. Todo se pudo ver muy bien por televisión: las deliberaciones parlamentarias eran filmadas. El edificio fue cercado, y los terroristas se atrincheraron con unos 50 legisladores como rehenes. El líder terrorista, el ex periodista de 34 años Nairi Unanian, conocido en organizaciones nacionalistas, afirmó en un comunicado que buscaba despertar al país de su letargo. Ayer se especulaba que su ataque podría estar relacionado con el conflicto por Nagorni Karabaj, un enclave de población armenia inserto en de la vecina república independiente de Azerbaidján. Curiosamente, más temprano ese mismo día el subsecretario de Estado norteamericano Strobe Talbott se había reunido con Sarkisian para enfatizarle la necesidad de un acuerdo definitivo con Azerbaidján sobre Karabaj. El presidente ruso Boris Yelstin aprovechó ayer para destacar los peligros del terrorismo en el Cáucaso. ¡Esto es un golpe de Estado, se les ha acabado el poder! Con este grito los atacantes acometieron ayer contra el cuerpo legislativo armenio. Se pudo ver por televisión cómo el líder de los terroristas se encaminó directamente hacia el premier Sarkisian, a quien le espetó: ¡Ya basta de chuparnos la sangre!. Sarkisian sólo tuvo tiempo para decir: Todo lo hacemos por ti y el futuro de tus hijos, antes de que cayera con varias balas en el pecho. También murieron el presidente del Parlamento Karen Demirchian, los dos vicepresidentes, un ministro, y un número desconocido de legisladores. Al menos diez personas fueron heridas. El presidente armenio Robert Kocharian inició una negociación directa con los terroristas. Las preguntas sobre el atentado giraban en torno a dos elementos: la identidad de los terroristas y sus motivos. Sobre el primer interrogante, sólo se sabe de seguro que el líder se llama Nairi Unanian, y que es un ex periodista de 34 años. Había integrado el partido nacionalista Dashnaksyutun, pero un portavoz de este organismo se desligó ayer completamente de sus acciones. Unanyan justificó su ataque afirmando que buscaba protestar por la crisis económica y la falta de democracia en Armenia. Aseguró además que sólo buscaba asesinar a Sarkisian; todas las demás muertes fueron casuales. Dentro de Armenia, persistentes rumores apuntaban al conflicto por Karabaj como la raíz del ataque. El premier Sarkisian estaba enfrentado desde que tomó el poder el 11 de junio con los Karabajtsis (armenios del Karabaj), especialmente con el presidente Kocharian. En su círculo privado, Sarkissian los acusaba de buscar apoderarse del país. Esto suscita el interrogante sobre si los terroristas tuvieron algún contacto con elementos del gobierno armenio. El interrogante persiste sobre cómo este grupo fuertemente armado pudo entrar aparentemente sin molestias al recinto parlamentario. Tampoco dejó de ser interesante que Unanyan se manifestara confiado en que para hoy ya habría llegado a una solución pacífica con Kocharian.
LOS LORES INGLESES DESPUES DE ABOLIR SUS
PRIVILEGIOS Página/12 en Gran Bretaña Con un poco de escándalo, pero sin demasiado asombro, el pueblo más tradicional de Occidente despertó ayer en perfecta calma tras cambiar de un plumazo 800 años de historia. Los lores hereditarios, que desde el siglo XIII se propagaron como aristocráticos conejos hasta saturar la Cámara de los Lores, perdieron el martes 640 de sus miembros y quedaron reducidos a una minoría de 92 como parte de la reforma parlamentaria que impulsa el laborismo de Tony Blair. El escándalo ya lo había aportado uno de los lores más jóvenes (34 años) y más añejo (3 siglos de linaje). El barbudo conde de Burford desciende de un hijo bastardo del rey Carlos II, hijo de Carlos I, cuya decapitación marcó el fin de la última guerra civil inglesa en 1649 y el inicio del breve y fallido experimento republicano de Oliver Cromwell. El martes interrumpió el debate de los lores a grito partido y, usando una prerrogativa de su título, se paró en el podio en el que se encuentra el trono real y denunció la macabra conjura laborista. No nos va a quedar ni reina, ni cultura, ni soberanía. Salgan a defender a su reina y a su país y voten en contra de esta ley, dijo el conde a sus pares en la cámara.Nadie le hizo caso. El pasado diciembre otro lord, Lord Cranbone, que desciende de Lord Sailsbury, el último primer ministro inglés que formó parte de la Cámara de los Lores entre 1895 y 1902, pactó con el primer ministro Tony Blair la desaparición de 640 de sus pares para intentar salvar lo que quedara de esta medieval institución. A cambio los laboristas permitieron que temporariamente permanecieran 92 lores hereditarios con voz y voto y otros 100 que pueden asistir a la cámara y participar de los debates, pero que no tienen derecho a votar. El gobierno insistió ayer que esta reforma es sólo el primer paso de una democratización completa de la cámara. Por el momento la cámara queda formada por los lores espirituales (26 miembros de la Iglesia Anglicana), y los lores vitalicios (life peers) que obtuvieron el título en reconocimiento a su desempeño en la función pública (la baronesa Margaret Thatcher es un ejemplo). Entre estos lores vitalicios se encuentran los 12 jueces lores (law lords) que constituyen la última instancia de la Justicia británica y que en los últimos 11 meses se pronunciaron en tres oportunidades sobre el caso Pinochet. La atención se centra ahora en la propuesta que dará a conocer en diciembre una comisión real de constitucionalistas. Según los analistas parlamentarios, la comisión real recomendará una cámara con dos tipos de miembros: los elegidos con el voto popular, y los lores nominados, que continuarían la tradición de los lores vitalicios. El laborismo dejó en claro que no habría reformas de los law lords que continuarán conformando la Corte Suprema británica. Pero la disputa en torno de la proporción de lores electos y nominados y a los mecanismos de la elección promete ser ardua. A pesar de la desaparición de los 642 lores hereditarios, los conservadores siguen teniendo una mayoría en la cámara y han indicado que bloquearán todo intento de otorgar excesivo poder al primer ministro en la elección de los lores nominados.La oposición de los conservadores en la Cámara de los Lores no puede ser eterna. En el mecanismo parlamentario inglés, los lores sólo pueden bloquear un proyecto de ley de la Cámara de los Comunes por un período máximo de un año. Pero, a lo largo de la historia, los lores han mostrado un fuerte instinto de supervivencia y una notable capacidad de adaptación. En el siglo XV la absurda guerra de las Rosas dejó apenas 28 lores sobrela faz de Inglaterra. En el siglo XIX y el XX dos grandes reformas parlamentarias parecieron condenarlos a la irrelevancia. En vísperas del XXI todavía se debaten los mecanismos para consignarlos a la historia. La aristocracia siempre ha tenido en claro su principal interés a largo plazo: sobrevivir. Lo cierto es que por el momento no han desaparecido, subraya Michael White, editor político del republicano matutino inglés The Guardian.
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