Por Mariana Enríquez La elección del film de
animación Manuelita como representante del cine argentino para la preselección del Oscar
de la Academia de Hollywood a la mejor película extranjera provocó una importante
controversia en las entidades vinculadas al sector. Como sucedió ya el año pasado con la
preselección de Tango, de Carlos Saura, ahora vuelve a caer un manto de sospecha sobre el
procedimiento de votación instrumentado por el Instituto de Cine y Artes Audiovisuales
(INCAA) dirigido por Julio Mahárbiz. A las habituales once entidades que votan a la
película preseleccionada y entre las que se cuentan el Sindicato de la Industria del Cine
(SICA), la Asociación Argentina de Actores y las distintas agrupaciones que nuclean a los
productores y a los directores, se sumaron este año varias entidades que nunca habían
participado antes de la elección. Pablo Rovito, presidente de APIMA, una de las
agrupaciones de productores locales, considera que el sistema de representación
para el Oscar está en crisis y no hay pautas claras. Si de por sí el sistema ya era
deficiente, en estos momentos es un carnaval. Según Rovito, la elección de
Manuelita me parece lamentable, es un fenómeno comercial que tiene un atractivo para
nosotros por color local, pero nada más. De ahí a que vaya al Oscar me parece
bochornoso. APIMA había votado por Garage Olimpo, de Marco Bechis.El problema con
las entidades participantes empezó en la preselección de los Goya, cuando a las once
asociaciones tradicionales se agregaron tres nuevas: APROCINEMA (Asociación de
Productores de Cine y Medios Audiovisuales), APRI (Asociación de Productores y
Realizadores Independientes) y DIC (Directores Independientes de Cine), todas de reciente
formación y cercanas a las posiciones de Mahárbiz. En ese momento, fueron impugnadas por
APIMA (Asociación de Productores Independientes de los Medios Audiovisuales) basándose
en el reclamo de que el INCAA no regula la representación: según la interpretación
oficial de la modalidad vigente, se permite que cualquier grupo con personería jurídica
pueda votar. El Instituto no dio curso a la impugnación. Otro factor que permite la
participación de numerosas entidades es que la Academia de Hollywood dice que para la
preselección deben votar en cada país todas las entidades ligadas al cine, siempre y
cuando no funcione una academia en el país en cuestión. En Argentina no hay academia,
por lo tanto votan las entidades relacionadas al sector. Pero este año, con la excusa de
que Manuelita es una producción de un canal de televisión, Telefé, además de las tres
entidades anteriormente mencionadas, se agregaron seis más, invitadas a participar por el
Instituto: SAPA (Sociedad Argentina para la Promoción Audiovisual, un organismo
representante de la TV), ATA (Asociación de Telerradiodifusoras Argentinas), SADEM
(Sindicato de Músicos), OTI (Organización Internacional de Televisión, la misma que
organizaba los populares festivales de la canción), SUTEP (Sindicato de Extras) y ARPA
(Asociación de Radiodifusoras Privadas Argentinas), que se abstuvo. El cuestionamiento de
la gente de cine es la escasa relación de estas entidades con el medio. Curiosamente,
además, todas estas nuevas entidades (con excepción de ARPA), votaron por Manuelita.
Fuentes vinculadas con las distintas entidades cinematográficas señalan que la
producción de Telefé estaría a punto de cerrar un contrato para su distribución
internacional, con doblaje al inglés. En total, doce entidades se inclinaron por la
animación de García Ferré sobre canciones de María Elena Walsh; cinco por Garage
Olimpo, y una (la Asociación de Cronistas Cinematográficos), por El mismo amor, la misma
lluvia, de Juan José Campanella. Según registró Página/12, Rovito no fue el único en
cuestionar la elección. Jorge Rivera López, presidente de la Asociación Argentina de
Actores (otra entidad que vota tradicionalmente, y que en este caso también eligió a
Garage Olimpo) explica: En el momento del voto para el Oscar se agregaron seis
nuevas entidades. Pero además se supone que en un certamen de esa envergadura se
privilegia la calidad estética, no tanto lo comercial. La elección que se hizo me parece
que esvergonzosa y desprestigia al país. Por su parte, Paraná Sendrós, secretario
de la Asociación de Cronistas Cinematográficos, coincide: El Instituto invitó a
entidades inhabituales, muchas son representantes de músicos y productores de
televisión, y casualmente todas votaron a Manuelita. Lo que es absurdo, en primer lugar
porque jamás un película animada extranjera llegó a finalista. Si ni siquiera las
producciones de Disney llegan a competir por el Oscar a la mejor película.
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