Por M. C
En un fallo
sin precedentes en el país, la empresa Shell fue condenada en segunda instancia a reparar
el daño ambiental provocado por una importante filtración de combustibles desde los
tanques de almacenamiento de la estación de servicios ubicada en Lima y la avenida
Independencia. La sentencia de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil obliga a la
petrolera a recomponer la tierra contaminada, en una extensión de unos 70 metros por 16
de profundidad, entre la Shell y la estación Independencia de la línea E de subte. El
costo del trabajo podría rondar el millón de dólares. La demanda fue iniciada hace ocho
años por Subterráneos de Buenos Aires (Sbase). El abogado de la empresa porteña,
Aníbal José Falbo, destacó ayer la importancia de la resolución judicial y, a la vez,
advirtió sobre el riesgo de explosión por la existencia de combustible en el área y el
peligro al que están expuestos los pasajeros por la presencia de sustancias cancerígenas
derivadas de los hidrocarburos en la estación de subte. Un vocero de Shell anunció a
este diario que la empresa no hará declaraciones sobre el caso. La petrolera apeló el
fallo y ahora deberá resolver la Corte Suprema de Justicia.La Sala H de la Cámara de
Apelaciones confirmó una sentencia del juez en lo Civil Miguel Prada Errecart. Sin
embargo, en primera instancia, el magistrado había ordenado un método de remediación
(soil veinting) que se limita a una ventilación del suelo afectado. El fallo de segunda
instancia, en cambio, exige un procedimiento más complejo, que consiste en remover la
tierra del lugar, extraerle las sustancias contaminantes en una planta de tratamiento y
volver a colocarla en su sitio. Shell sabe que contaminó y también sabe qué debe
hacer, porque en sus revistas científicas recomienda metodologías similares para
recomponer el daño ambiental, aseguró Falbo.La historia de la contaminación en la
esquina de Lima e Independencia es antigua. Salió a la luz con un estallido que ocurrió
en 1979 en el cruce de las líneas C y E, poroducida por los gases emanados de la nafta
derramada. Según Falbo, si bien en ese momento la petrolera proveyó de equipos
extractores de gases y antidetontantes ubicados en la estación Independencia de la
línea E y posteriormente, en 1993, recambió los tanques averiados desde donde se
filtrarían hidrocarburos, nunca hizo nada para reparar las consecuencias del
derrame.Recién en 1991 Subterráneos decidió presentarse en la Justicia. La empresa
residual, dependiente del Gobierno de la Ciudad, demandó que cesara la contaminación por
el escape y exigió una indemnización por haberse hecho cargo del costo de la
electricidad de las máquinas instaladas por Shell en el subte para alejar la posibilidad
de una explosión. Este reclamo fue rechazado por el fallo de la Cámara de Apelaciones,
por lo que también Sbase apeló ante la Corte Suprema.Pericias técnicas de la Policía
Federal e informes de la Secretaría de Medio Ambiente y del Consejo Superior Profesional
de Geología, entre otras incluidas en el expediente judicial, no sólo corroboraron el
perjuicio ambiental sino que admiten el riesgo de explosión. Diversos informes
técnicos acreditan que la contaminación ocupa una superficie que va desde la estación
Shell hasta la estación de Sbase de la línea E como mínimo, aseveró Falbo.
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