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Por Mariana Carbajal y Cecilia Bembibre La pantalla de televisión se convirtió en el escenario de una lucha feroz. Ya no son Duhalde vs. De la Rúa, o Meijide vs. Ruckauf. En esta nueva contienda, los contrincantes son dos gigantes de la limpieza: Unilever y Procter & Gamble, enfrentados por sus marcas de jabón premium para lavar la ropa. Con publicidades cada vez más aguerridas, pero muy parecidas en su esencia, se disputan un mercado que ronda los 500 millones de pesos. El combate comenzó con el desembarco de Ariel, de P&G, que llegó recientemente al país para robarle la clientela ABC1 a Skip, de Unilever. La pelea, iniciada con una pegatina de carteles donde el nombre de Ariel quedaba asociado a una tabla de inodoro, siguió con acusaciones cruzadas sobre la calidad del producto de la competencia y alcanzó tal nivel que debieron intervenir la Justicia y la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia.A raíz de la presentación de un recurso de amparo de P&G, un juez federal ordenó a Unilever levantar del aire un comercial que acusaba en forma implícita a su oponente de dañar lavarropas automáticos. La batalla llegó incluso a los medios de transporte público. En su estrategia de comunicación, P&G incluyó una campaña de publicidad en vivo en colectivos y subtes (ver aparte). La Justicia objetó en los últimos días dos comerciales de Unilever. El primer aviso apareció en la pantalla chica durante el fin de semana del 9/10 de octubre. P&G presentó una queja en los tribunales por considerar que el aviso no sólo cuestiona la performance de un producto competidor, sino que atribuye un falso potencial nocivo para los lavarropas, señaló a Página/12 Enrique Banuchi, director de Legales de la firma. Un día antes, la Asociación Industrial de Artículos de Limpieza del Hogar y afines, que agrupa a las firmas del sector, convocó a los contricantes para que negociasen una tregua. El objetivo no se cumplió.En el comercial denunciado por Procter & Gamble, tanto la operadora del 0-800 Skip como un supuesto servicio técnico de lavarropas daban a entender, en forma más o menos directa, que la nueva marca de jabón en el 80 por ciento de los casos daña los lavarropas automáticos al producir espuma en forma excesiva. Ariel es la nueva marca: con ese slogan salió a ganar clientes a partir de marzo, cuando puso un pie en el mercado local, liderado hasta ahora con absoluta tranquilidad por Unilever a través de sus distintas marcas: Skip, Ala, Drive y Gramby. Procter & Gamble, por su parte, comercializa también los jabones Ace y Bold, este último igual que Ariel de reciente lanzamiento en el país. Skip se vende aquí desde 1982.El juez federal Carlos Alvarez hizo lugar a la medida cautelar de P&G y ordenó a Unilever que se abstuviera de continuar emitiendo su publicidad. El comercial fue ligeramente modificado. El nuevo aludió a las otras marcas, en lugar de referirse a la nueva marca. Sin embargo, también fue bochado por el magistrado, en una segunda resolución que firmó el viernes 22. Además de batallar en el plano legal, P&G lanzó su propio misil contra Unilever a través de la TV. Con el mismo formato publicitario de la línea 0-800, descalifica, sin nombrarla, a su competidora. La otra marca que usaba antes me daba un montón de consejos para sacar las manchas, compara una joven mujer que llama a la operadora para averiguar si Ariel perjudica a los lavarropas automáticos. La voz del 0-800 ARIEL no sólo niega el supuesto efecto perjudicial sobre el electrodoméstico, sino que además plantea que su uso es más simple, a diferencia de la otra marca que recomienda refregar, remojar y volver a repasar la ropa para sacar una mancha muy difícil. En sus comerciales, Skip suele sugerir varios pasos para quitar la suciedad. Nos están plagiando la publicidad al usar un 0-800. La copia es producto de la falta de estrategia comercial de Procter & Gamble. No descartamos denunciarlos en la Justicia, advirtió Fernando Fernández, gerente de Marketing Categoría Lavado de Ropa de Unilever. Nos vimos obligados a utilizar el mismo recurso de la línea 0-800 para clarificar al consumidor que nuestro producto no daña a los lavarropas, replicó Héctor Bonavita, director de Asuntos Corporativos de P&G. Sin medias tintas, Enrique Banuchi, director de Legales de P&G, aseveró: Decidimos que nuestra campaña debía ser agresiva porque fuimos agredidos. Banuchi se refirió así a un episodio ocurrido a mediados de 1997, que en el mundo de la publicidad fue visto como una jugada sucia de Unilever. Procter & Gamble estaba a punto de lanzar su jabón estrella, cuando la ciudad apareció empapelada con afiches que publicitaban unas tapas de inodoro de marca Ariel del Plata, con un trasero en primer plano al mejor estilo teatro de revistas. P&G acusó directamente a Unilever en la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia como responsable de la financiación de la campaña, destinada a que los consumidores asociaran la marca Ariel con los sanitarios. La inusual campaña gráfica y televisiva -no es habitual que se promocionen tablas de inodoros hizo que P&G postergara el desembarco de Ariel en el mercado local (ver aparte). La bronca todavía les dura. La guerra continuará: quisiéramos que fuera una competencia sana entre empresas, pero parece que no va a ser así, aseguró Banuchi.
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