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Página/12 en Uruguay Por Pablo Rodríguez Desde Montevideo Ayer fue el primer día de la veda electoral en todo el territorio del Uruguay. Sin embargo, el centro de Montevideo parece más en campaña que nunca. Los afiches no respetan la veda: copan las paredes en extensión y en densidad, unos pegados arriba de otros, a falta de más espacio. En eso no habría mayores diferencias con las campañas electorales de muchas partes del mundo. Lo que sí es distinto es comprobar que, a lo largo de la principal avenida de la capital uruguaya la 18 de Julio, se distribuyen no menos de 10 puestos callejeros ínfimos con los nombres de los candidatos y los colores de sus partidos. Y que además marean: unos dicen Batlle 2000, otros dicen Batlle 321, unos rezan Tabaré 1001, otros Tabaré 2121, a lo que hay que agregar otros tantos números diferentes unidos a los mismos candidatos. Según la ley uruguaya, sin embargo, en estos puestos no se está haciendo campaña electoral: simplemente reparten las 35 listas que aparecerán mañana frente a los votantes en el cuarto oscuro (cuarto secreto, en buen uruguayo). La superabundancia obedece a un sistema de votación muy distinto, al menos, del argentino.Los candidatos presidenciales habilitados son cinco: Jorge Batlle por el Partido Colorado, Luis Alberto Lacalle por el Nacional (Blanco), Tabaré Vázquez por Frente Amplio-Encuentro Progresista, Rafael Michelini por Nuevo Espacio y Luis Pieri por la Unión Cívica. Pero cada uno de esos candidatos a la presidencia encabeza varias listas de diputados y senadores que, siendo del mismo partido, se presentan en lemas distintos. La coalición de izquierda Frente Amplio-Encuentro Progresista, por ejemplo, tiene nada menos que 14 listas posibles para votar al Parlamento; los colorados, cinco; los blancos, seis; Nuevo Espacio, dos; y la Unión Cívica, cuya intención de voto en las encuestas no supera el uno por ciento, tiene nada menos que cinco sublemas.El domingo pasado, los argentinos que votaron eligieron candidatos a presidente y vice y a diputados en la misma lista. A lo sumo, podíamos cortar boleta. Mañana, los uruguayos podrán elegir entre varios legisladores aunque voten al mismo presidente, pero no pueden votar a diputados o senadores de un partido y a un presidente de otro. Por eso, en esos puestos que son más coloridos que los que siempre pueblan el centro de Montevideo, se pueden ver varias pilas de papeles: unas dicen Tabaré Couriel, otras Tabaré Gargano, otras Lacalle Larrañaga y otras Lacalle Gandini.Para muchos, el sistema puede parecer muy complicado. No para los uruguayos, que hasta las elecciones presidenciales de 1995 votaban a presidente mediante lemas, el mismo sistema que ahora rige en provincias como Jujuy o Santa Fe: varios candidatos para un mismo partido. Aquí, lo que ocurre es algo así como bajar la Ley de Lemas de las candidaturas presidenciales a las legislativas. Los uruguayos tendrán ante sí 35 pilas de boletas más dos adicionales, correspondientes a dos plebiscitos. Con una boleta blanca, deberán decir Sí o No a una reforma para dar al Poder Judicial la independencia en la elaboración de su presupuesto. Y con otra boleta rosa, los uruguayos deberán pronunciarse a favor o en contra de establecer la inelegibilidad por cuatro años de los directores generales y miembros de los directorios de los entes autónomos y servicios descentralizados.Previendo la superabundancia de boletas, el semanario Brecha le dedicó una página entera a una guía para el cuarto secreto.
Vamos a ganar
porque los uruguayos quieren cambiar este presente de concentración de la riqueza y
exclusión, pronostica Rodolfo Nin Novoa, técnico agrario, empresario y candidato a
la vicepresidencia de Uruguay por la coalición de izquierda Frente Amplio-Encuentro
Progresista. Con un discurso atípico para los tiempos moderados que corren en Uruguay y
en el Cono Sur en general, la izquierda le lleva sus 10 puntos de ventaja en los últimos
sondeos al Partido Colorado. Durante las últimas semanas, y ante encuestas que lo ubican
cada vez más lejos de Vázquez, el candidato colorado Jorge Batlle acentuó estos rasgos
para agitar el fantasma del marxismo. Al mismo tiempo, se habla de preocupación en los
empresarios y hasta el jefe del Ejército, general Fernán Amado, criticó la presencia de
ex tupamaros en la coalición de izquierdas. En esta entrevista exclusiva con Página/12,
Nin Novoa responde de manera tajante: Quien tiene tanta vocación para mirar para
atrás es porque no tiene respuestas para el futuro. También se indigna ante el
problema de los desaparecidos en Uruguay: Hasta Poncio Pilatos entregó el cuerpo de
Cristo a la Virgen María y a sus familiares. ¿Cuál es su impresión como
candidato de la izquierda luego del cierre de campaña, realizado el jueves? Nuestra
impresión es que nunca como ahora la sociedad uruguaya tiene una vocación de cambio muy
fuerte, que está sustentada en una necesidad de modificar la conducción económica y
social del país y empezar a privilegiar más a la gente. La sociedad uruguaya percibe que
hay sólo dos alternativas: ir profundizando este camino de concentración de la riqueza y
exclusión social o intentar construir otro presente, y eso es lo que nos permite estar
por encima del Partido Colorado. Por otra parte, es claro que hay una liberación del voto
cautivo, que la gente ya no obedece a las estructuras partidarias. El Partido
Colorado en el gobierno sostiene que los números económicos están en orden en Uruguay y
que no hace falta cambiar.Uruguay siempre ha tenido una tendencia al maquillaje de
los números, y siempre se han ocultado, además, los datos sociales. La estabilidad
económica sirve de poco si no hay estabilidad social. En una población económicamente
activa de 1.350.000 personas, de las cuales 500.000 tienen problemas de empleo, con el 42
por ciento de los productores rurales viviendo debajo de la línea de pobreza, con la
producción endeudada, donde hay que vender dos tercios del producto bruto agropecuario
para salir del endeudamiento, con un aparato industrial destruido, producto de una
apertura indiscriminada al mundo (y no al Mercosur, al que no cuestionamos para nada), con
200.000 uruguayos viviendo en asentamientos precarios, con 240.000 sin recibir asignación
familiar, etc.; con todos estos datos, no hay estabilidad social. Los números hay que
manejarlos bien, pero lo social o lo humano nunca puede estar subordinado a lo
macroeconómico. En ciertos sectores, la impresión es que vuelve el
marxismo.Este es un recurso que se utilizó en Uruguay ante cualquier avance del
progresismo. Hoy estamos canalizando el descontento popular y ante eso el oficialismo no
tiene respuestas. La gente vincula su mala situación con el modelo económico, no con el
tema de si hay o no devaluación en Brasil. Estamos mal desde antes, y como no hay
argumentos valederos para atacarnos, empiezan a hablar de la democracia con adjetivos,
como digo yo: la democracia liberal, etc. La apelación al temor a veces tiene
buen resultado. En la elección presidencial pasada, el debate previo a loscomicios lo
ganó Tabaré Vázquez, sobre el actual presidente Sanguinetti, y sin embargo las
elecciones las ganó Sanguinetti. Porque Sanguinetti logró asustar a los que querían
votar por un cambio con el marxismo, el comunismo, la sovietización y la cubanización.
Pero hoy la gente ve cada vez con más fastidio estas estrategias de miedo. La gente
quiere soluciones a sus problemas, no discusiones sobre lo que pasó en la Unión
Soviética, Cuba o de un lado a otro del Muro de Berlín. ¿Qué significa El
cambio a la uruguaya, el slogan de la izquierda?El cambio a la
uruguaya tiene que ver precisamente con eso: no tenemos ningún referente
internacional para pensar el cambio. Nosotros vamos a cambiar según nuestra idiosincrasia
y según nuestra historia. Yo vengo del Partido Nacional, jamás he sido marxista y soy el
candidato a la vicepresidencia. Tabaré Vázquez fue durante cinco años intendente de
Montevideo. Yo he sido durante diez años intendente de la ciudad de Cerro Largo y no
hemos aplicado ningún programa marxista. ¿Ustedes consideran que el triunfo de De
la Rúa puede llegar a disipar los temores sobre la izquierda y empujar el voto al Frente
Amplio?Sí, puede servir, pero lo que realmente sirve es la experiencia de la
intendencia de Montevideo. Tabaré Vázquez entró con el 33 por ciento en 1990 a la
intendencia de la capital. Mariano Arana actual intendente entró con el 44
por ciento en 1994. Y en el año 2000, ganará Mariano Arana con una votación superior a
la que tendrá ahora en Montevideo. La acción concreta de gobierno ha desatanizado todas
estas profecías agoreras y apocalípticas. Tanto Vázquez como Batlle han tratado
de adueñarse de la victoria de De la Rúa en Argentina. El hilo
conductor de estos modelos que están a punto de imponerse en el Cono Sur es el
progresismo: privilegiar a los seres humanos por encima de la economía. Nosotros no
decimos no al ajuste. Pero en Uruguay son los sectores populares los que
sufren el ajuste producto de los problemas fiscales. Pusieron un impuesto a los sueldos,
del seis por ciento; hay un impuesto a las jubilaciones y otro a las pensiones, en un
país donde la jubilación mínima es de 110 dólares, como en Argentina. Nosotros decimos
que el ajuste debe hacerlo el que más capacidad tiene de soportarlo. Que pague más
el que tiene más, dice Tabaré.¿Cuál es la posición del Frente Amplio en
cuanto a la información sobre los desaparecidos, que hasta ahora el presidente
Sanguinetti eludió tocar?La Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado
así se llama la amnistía tiene un artículo 4 que ordena esclarecer el tema
de los desaparecidos en Uruguay. El presidente no ha cumplido con eso y los procedimientos
judiciales en este sentido fueron una burla. Ninguna sociedad puede tener un desarrollo
armónico con heridas de este tamaño. Hasta Poncio Pilatos fue capaz de entregar el
cuerpo de Cristo a la Virgen María y a sus familiares. Nosotros vamos a hacer cumplir ese
artículo 4, simplemente. ¿Qué opina de las críticas del jefe del Ejército a la
izquierda?En otras organizaciones partidarias también participa gente que le hizo
muy mal al país. Por otra parte, los tupamaros se han integrado a la vida democrática
hace mucho tiempo. Si seguimos viviendo con los ojos en la nuca, es difícil que podamos
proyectar algo hacia adelante. A mí me parece que quien tiene tanta vocación para mirar
para atrás, es porque no tiene respuestas para el futuro. Página/12 en Brasil Brasil no admitirá al Frente Amplio en el gobierno y, si fuera necesario, intervendrá militarmente en Uruguay. Esto no es política ficción: era el plan que diseñó la dictadura brasileña a principios de los 70 para limpiar la mancha roja frenteamplista. Eran tiempos de la Doctrina de la Seguridad Nacional. Treinta años después, aquel pensamiento orgánico fue sustituido por otro (el llamado Consenso de Washington), y el Frente (ahora Encuentro Progresista-Frente Amplio) vuelve a contar con chances electorales. En Brasil ya no piensan en desembarcos.Marco Aurelio García, profesor de historia de la Universidad de Campinas, recuerda aquella locura intervencionista de los militares brasileños y explica que las elecciones uruguayas han tenido una gran importancia cualitativa, debido al juego de fuerzas e influencias que Uruguay cumple desde la colonia entre los gigantes Argentina y Brasil.Como secretario de Relaciones Internacionales del PT (Partido de los Trabajadores), García confiesa ser un torcedor (hincha) del Frente Amplio como lo fui de la Alianza el domingo anterior.Entrevistado por Página/12, García rechazó las terceras vías a la sudamericana, aunque aceptó que la región parece teñirse de tonos de rosa, algunos más tenues, otros más subidos.¿Dónde ubica al Frente Amplio?La impresión que tengo es que el programa del Frente Amplio es una propuesta más a la izquierda de la Concertación chilena y la Alianza argentina. Pero en líneas generales hay un arco de afinidades. Diría que el Frente tiene la propuesta más cercana al PT.¿Qué marca histórica dejarán estas elecciones?Sea cual fuere el ballottage, el Frente Amplio-Encuentro Progresista será siempre la primera minoría y eso sólo ya señala una inflexión histórica en más de 160 años de bipartidismo. Es un testimonio de la extraordinaria capacidad de convivencia que ha tenido la izquierda uruguaya, como se ve en la vieja guardia tupamara alineada con Tabaré, caso de Mujica y Huidobro, activamente solidarios con el programa de gobierno.¿Qué ofrece el programa del Frente?En primer lugar hallo que tendrán una política más centrada en los intereses nacionales, menos sumisa a los dictados financieros internacionales con todo lo que eso supone en términos de ajuste, de desocupación. Pero sin dudas habrá una inflexión, una salida de los moldes neoliberales que vinieron aceptando los gobiernos anteriores. Pero evidentemente eso tendrá las limitaciones que suponen las condiciones internacionales, como las tiene cualquier país. He visto una preocupación central en dar al Uruguay un nuevo aliento productivo y de rescate de sus pequeñas y medianas unidades productivas agrarias olvidadas por las políticas actuales.¿Con esa propuesta el Frente puede hacer pie en el interior?Recuerdo cuando Tabaré encabezó una gran caravana hacia esos lugares minúsculos del interior, algo que recogió muchos frutos. Eso demostró la inteligente percepción política de Tabaré que, ya siendo intendente de Montevideo, fue capaz de ir tendiendo puentes hacia el Uruguay profundo donde siempre se habían impuesto los blancos. Tuvo la sensibilidad de percibir que el Frente debía ir más allá de su dominio montevideano donde han sido gobierno por muchos años.A Tabaré se le reprochó cierto caudillismo.La gran verdad es que Tabaré se dio cuenta de que el Frente no podía quedar paralizado por exageradas discrepancias internas y renunció a la presidencia partidaria cuando un grupo se opuso a la privatización de un hotel, creo que el Carrasco. Allí inició una larga marcha por el interior del partido discutiendo sus puntos de vista. Eso fue fundamental para que afianzase su liderazgo. Yo creo que él ejerció una prerrogativa que un líder debe tener, a veces se debe plantar y decir las cosas son así y yo no voy a quedar como rehén de una interna permanente que comprometía la imagen del Frente.Los liderazgos uruguayos siempre parecen más sobrios.Los liderazgos siempre están ligados a la cultura política nacional. Si comparas a Ricardo Lagos, De la Rúa, Lula y Tabaré, verás que son radicalmente distintos. A De la Rúa le atribuyen déficit de carisma y tal vez su déficit de carisma sea su carisma, a Lula achacan otra cosa, a Lagos otra y a Tabaré las suyas. Uruguay es una sociedad con fuerte presencia de clase media. No quiero caer en el lugar común de la Suiza de América, pero lo cierto es que tal vez sea la sociedad más politizada de la región, con elevado nivel cultural y una fuerte memoria democrática. Los uruguayos fueron capaces de derrotar una dictadura en un plebiscito.¿De allí vienen hombres políticos más atildados?Uruguay no ha dado grandes liderazgos carismáticos nacionales como fueron Getulio Vargas en los años 30 en Brasil y Perón desde la segunda mitad de siglo en Argentina. Los líderes uruguayos son personas reflexivas, impactan por la sencillez. Yo quedé muy sorprendido con Mariano Arana, intendente de Montevideo, una persona discreta, un intelectual, arquitecto de hábitos normales, sin solemnidades. Tabaré es eso. Un hombre de barrio, un médico oncólogo, presidente de un club de fútbol, un tipo de político que compatibiliza con los uruguayos. ¿Cómo recibiría Cardoso un gobierno frenteamplista?Aunque el gobierno brasileño lleve una política interna de derecha en lo que respecta a la región, creo que no creará ningún tipo de obstáculos al Uruguay, algo que tampoco ocurrirá seguro con el próximo gobierno de centroizquierda en la Argentina.¿Que dirán aquellos militares que imaginaron la invasión brasileña al Uruguay en 1971?No sé cuán consistente era ese plan, pero recuerdo que mucha gente en Uruguay decía para qué vamos a votar al Frente si no será tolerado por los vecinos. Hemos conversado mucho con Tabaré acerca de aquella interpretación que decía que el Frente Amplio nunca iba a llegar a la presidencia porque Brasil y Argentina lo impedirían. Eso cambió y hoy el chantaje no vale más.
Por P. R. El Frente Amplio es incoherente en cuanto a sus propuestas económicas. Un día dicen una cosa, otro día dicen otra. Estamos preocupados y, además, si esta incoherencia continúa, los inversores extranjeros se van a ir del país. Así define Víctor Angel Sheid, presidente de la Cámara de Comercio del Uruguay y miembro del Consejo Superior Empresarial (Cosupem) máxima voz de los empresarios uruguayos, la hipotética política económica de la izquierda. Sheid habló con Página/12 sobre la supuesta propuesta del Frente Amplio de crear un impuesto a la renta que supere los 12.500 dólares mensuales (Chequear) y sobre un gravamen a los depósitos bancarios uruguayos y extranjeros en el país. ¿Cuál es la posición de los empresarios uruguayos respecto de la política económica que implementaría el Frente Amplio?Las propuestas no son claras. Un día dicen que ponen impuestos, otro día dicen que no los ponen, etc. Todavía no sabemos cuáles van a hacer los planes económicos del Frente Amplio en caso de que gane las elecciones. ¿Qué consecuencias piensa que puede tener un triunfo del Frente Amplio?Evidentemente, los inversores extranjeros van a tener mucha dificultad para seguir en el mercado nuestro. Como no hay una política económica clara ni una estabilidad garantizada, va a haber problemas. Usted se ha reunido con Tabaré Vázquez. ¿Allí también notaron esta contradicción?Nos reunimos tres veces con el doctor Tabaré Vázquez. Nos expuso sus planes y no hubo problemas, pero ahora hay signos de incoherencia. ¿Ustedes están en contra del impuesto a la renta que propone el FA?Recién voy a opinar cuando lo vea escrito. En momentos electorales, las propuestas son muchas. Pero, cuando uno baja a la realidad, se tiene que acomodar de otra manera. A las ideas se las lleva el viento. Lo único que sé es que nosotros ya tuvimos un impuesto a la renta similar al que quieren implementar y no funcionó porque no se recaudó nada.
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