Por J.N. Recluido en su hermosa quinta de Pilar, en
donde se encerró a pensar los próximos pasos, Fernando de la Rúa dio ayer la primera
señal de irritación con el Frepaso desde las elecciones del domingo: el presidente
electo deslizó entre sus íntimos el malestar por las presiones públicas de sus socios
para que Graciela Fernández Meijide acceda a un puesto clave en el Gabinete nacional. El
primero en arriesgar la hipótesis de Graciela ministra fue Carlos Chacho
Alvarez. El lunes, bien temprano, el jefe del Frepaso sugirió que la diputada podría
sentarse cerca de De la Rúa en el Gabinete. Aunque no dio precisiones, las primeras
especulaciones mencionaron la cartera de Educación. Un día después Página/12 informó
que la ex candidata rechazaba la cartera educativa y que prefería el área de Acción
Social. Ayer este diario reveló la idea de construir un súper ministerio que incluiría
las funciones actuales del Ministerio de Salud y Acción Social y que sumará dos áreas
Deportes y Desarrollo Social, que ahora giran bajo la órbita de Presidencia.
En un reportaje publicado en Clarín, Graciela sumó otra señal de la voluntad de su
partido hablando sobre la necesidad de implementar un nuevo Plan Alimentario Nacional.
Cerca de De la Rúa aseguran que ésta no es la forma de pedir las cosas. El jefe de
gobierno porteño mantuvo sostienen sus hombres de confianza una actitud
política impecable ante sus socios del Frepaso. A pesar de la derrota en la provincia de
Buenos Aires, De la Rúa dio claras señales de que eligió fortalecer la Alianza:
consultó a Alvarez antes de tomar algunas decisiones, incluyó a hombres del Frepaso en
los equipos técnicos de transición y salió a frenar las especulaciones sobre el futuro
de Aníbal Ibarra como candidato porteño.El viernes pasado, De la Rúa decidió cambiar
las alfombradas habitaciones del Hotel Panamericano por el verde de su quinta de Pilar.
Rodeado por su familia y un pequeño grupo de amigos, el presidente electo se encerró a
meditar sobre las próximas decisiones. Entre hoy y mañana recibirá el borrador
definitivo del organigrama del Ejecutivo y, con el proyecto en la mano, definirá los
nombres de los ministros, que anunciaría en esta semana.Dos dirigentes que compartieron
las últimas horas junto con De la Rúa aseguraron que el presidente electo manifestó su
molestia por las especulaciones sobre el destino de Fernández Meijide. Desconfiado por
naturaleza, el jefe radical prefiere meditar las decisiones en la intimidad, sin
condicionamientos públicos. Le molesta leer en los diarios lo que va a hacer,
dijo uno de sus hombres de mayor confianza. Es que De la Rúa no dio aún una respuesta
definitiva sobre la posibilidad de que Graciela asuma funciones ejecutivas en su
gobierno.Dejame que lo piense fue su respuesta en el piso 19 del Panamericano
cuando Chacho Alvarez le sugirió esta posibilidad.Sin embargo, a pesar de la irritación,
De la Rúa estaría decidido a designar a Fernández Meijide en un cargo clave: hasta los
delarruistas más furiosos descuentan que la diputada se convertirá en la futura ministra
de Acción Social. Es la mejor manera de profundizar la relación con el
Frepaso, dicen los hombres de confianza del presidente electo.Claro que De la Rúa
no dejará que Graciela se encargue en soledad de la cartera de Acción Social, un área a
la que planea darle especial importancia. Cecilia Felgueras, secretaria de Promoción
Social del Gobierno de la Ciudad, ocuparía la Secretaría de Acción Social. Felgueras es
una de los dirigentes más cercanos a De la Rúa, quien confía casi ciegamente en la
capacidad ejecutiva de la funcionaria porteña. El presidente electo dio señales claras
de las responsabilidades que asumirá Felgueras, designándola al frente de dos equipos de
transición: el de Acción Social y el de Educación. La funcionaria mantiene, además,
una excelente relación con Graciela.
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