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Los 100 primeros días

¿Cómo empezará el nuevo gobierno? Página/12 recogió las opiniones de seis periodistas, analistas y políticos, sobre las prioridades y los problemas y medidas del próximo verano.

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Los dos grandes shocks
José Nun*

La prioridad pasa por producir dos grandes shocks: uno de confianza y uno de decencia. En lo que hace a la confianza, lo importante es que no se interprete como siempre que consiste sólo en tranquilizar a los grandes grupos económicos nacionales y extranjeros. El gobierno tiene que mostrar mucha firmeza. Cuando subió Menem en el ‘89, tuvo que sobreactuar su neoliberalismo porque se desconfiaba de su populismo. El pequeño globo de ensayo de De la Rúa sobre las ganancias de las privatizadas prueba que la situación es inversa. Hoy, el control sobre la economía de los grandes grupos es inédito y para defender su espacio de poder son ellos los que van a sobreactuar su neoliberalismo. Van a poner el grito en el cielo por cualquier medida que ataque al capitalismo salvaje que impera en el país.El shock de confianza debe ser para los productores, por lo que los paquetes que se discuten para las Pymes son muy importantes. Otro elemento, que Chacho Alvarez ya tocó, es el mensaje claro al mundo del conocimiento y la ciencia, para que en este mundo tecnificado los educadores se sientan reconocidos y con ganas de ponerse a trabajar.Para que esto funcione, no hay que repetir el error de Alfonsín de hacer una estrategia reformista con tácticas defensivas. Creo que hay que pasar rápidamente a la ofensiva, para que funcione.El otro rubro, el shock de decencia, es intensamente necesario. Hace a la decencia el ponerse a trabajar desde el primer día contra la exclusión social, la pobreza, el desempleo. Hace a la decencia introducir niveles básicos de equidad fiscal, con gestos como restaurar el impuesto a la herencia, que abolió la dictadura, o a los suntuarios, que eliminó Cavallo. No puede ser que pague IVA la medicina prepaga y no lo paguen los diarios. Hay faltas de equidad que deben eliminarse para dar un ejemplo.Obvio, hay que dar también el combate a la corrupción, algo que todo el país espera. En esto se incluye algo fundamental: el debate público sobre el asunto de los fueros, que se han deformado de un modo increíble. Fueron pensados para que los representantes del pueblo no pudieran ser perseguidos por autoridades despóticas, y se transformaron en un elemento para que las autoridades despóticas no sean perseguidas por el pueblo. ¡Hasta se inventó que los ministros tienen fueros, algo que no está en la Constitución!Si se lanzan señales fuertes y claras y valientes en estas dos direcciones, se logra un objetivo central, el de empezar a reconstruir la esperanza nacional, a disolver el desencanto con la política, la falta de convicción con que tanta gente votó. *Politólogo

Calmar la ansiedad social
Joaquín Morales Solá *

Creo que el primer tema que tendrá que enfrentar el nuevo gobierno es la ansiedad social sobre una serie de puntos. Un aspecto es el económico: este país hace 18 meses que vive en recesión. El otro es el reclamo ético de la sociedad: el poder mirar atrás se complicó bastante con el equilibrio de fuerzas tan parejo que quedó en el escenario político del país. Estos dos temas son los grandes reclamos.El gobierno tiene suerte de que los cien días sean de verano, de vacaciones, de receso parlamentario. Si asumían en mayo, tal vez no los tenían. Y hay que ver si llegan a cien días de luna de miel para implementar algunas respuestas a estos reclamos. Uno de los factores es cómo actuará el justicialismo en la oposición. Hay dirigentes que han entendido que el peronismo tiene todavía que levantar una asignatura pendiente, que es demostrar que puede ser una oposición responsable. Veo un creciente movimiento en este sentido, incluso entre dirigentes menemistas.Tengo mis serias dudas sobre qué hará el presidente Carlos Menem, que tiene una impronta de caudillo, un estilo de hacer oposición muy frontal, como lo mostró ya en su discurso del domingo pasado. No sé qué línea va a prevalecer, porque el peronismo es muy fragmentado. No creo que el sindicalismo resulte tan importante. El país cambió mucho en estos diez años, el sindicalismo perdió poder y depende mucho del Estado. Los veo a los dirigentes más haciendo antesala en los palacios que programando acciones de lucha. Y en los años ‘80 tenían un dirigente como Saúl Ubaldini, que era carismático y convocador de los trabajadores. Hoy no tienen carisma, son burócratas trabajando por prebendas para su corporación. No veo riesgo.Respecto de las causas contra militares: una cosa son los deseos de uno, que algún juez debería juzgar a muchos militares argentinos que ni siquiera están presos en su casas. ¿Cómo se dará en la práctica? No me lo imagino a De la Rúa colocando en un avión a cien militares y mandándolos a España. Pero no creo que esto cause problemas con el gobierno español. Menem, para boicotear la cumbre en Cuba, unió al gobierno de España con el juez Garzón. Cualquiera que lea la prensa española sabe que Garzón va por un carril y el gobierno va por otro, en permanente cortocircuito.En política exterior, hay que consignar un gesto no menor: que el presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, sea el primero que va a visitar De la Rúa, antes de la Cumbre de París, donde estarán los líderes europeos. Es un mensaje a Cardoso de que le importa más el Mercosur que Europa. El hecho fuerte será cierto equilibrio de nuestras relaciones con Europa y con los Estados Unidos, más balanceada.* Periodista.

Las tres impresiones
Mariano Grondona *

Mi impresión es que De la Rúa tiene tres prioridades que reflejan las preocupaciones dominantes en la sociedad: desempleo, inseguridad y corrupción. A largo plazo, hay que agregar la educación, que se desmoronó justamente porque es un objetivo a largo plazo. Y en este país lo urgente siempre tapa lo importante.Creo que el nuevo gobierno va a encarar una política contra el desempleo con tres ejes: las pymes, el turismo y la obra pública. El problema será financiero. Machinea tendrá que hacer los deberes y no sé con cuánta velocidad podrá desplazar recursos para luchar contra el desempleo, para invertir y para ayudar a las pymes. Las obras públicas se podrían activar con licitaciones, para inversiones de capital privado. Esto también entra en conflicto con una rebaja general de tarifas.Hay que recordar que los radicales siempre fueron muy ordenancistas en materia fiscal, desde los tiempos de Arturo Illia. De la Rúa, en la Capital, ya fue muy prolijo en el manejo de las cuentas públicas. Por esto y por el estilo de Machinea, que es un gradualista, no espero que haya un shock. No es como si estuvieran Cavallo o López Murphy, que prefieren un tratamiento de shock con 18 medidas simultáneas. El efecto no será dramático ni espectacular, pero el país está en una nueva etapa: no estamos esperando un milagro.Será interesante ver cómo hace oposición el justicialismo. Se está formando una coalición de hecho entre Duhalde, De la Sota, Reutemann y el Frepaso, al que De la Rúa quiere salvar para no tener una hegemonía radical. Va a ser una convergencia operativa para que Menem quede como el malo de la película, como el padre de la derrota, lo cual no es muy difícil porque se puede argumentar que la elección muestra que la gente no quería más Menem después de una década. De la Rúa no tiene hegemonía como la tuvieron Alfonsín y Menem, tendrá que elaborar acciones conjuntas.El sindicalismo, por su parte, tendrá que decidir qué hacer. A Menem lo ordenó fuertemente en los últimos años y hay una conjunción posible entre ellos. Pero los sindicatos son pragmáticos: si lo ven a Menem aislado... El telón de fondo de toda esta cuestión es la crisis del PJ. Es curioso, De la Rúa será un presidente débil con una oposición todavía más débil.Lo que se ve es que hubo un cambio profundo. La Argentina está empezando a salir de una cultura pendular y va a una cultura acumulativa, en la que se ve que las cosas se arreglan de a poco, sin magia y con tiempo.* Periodista

Presentación en sociedad
Por Ernesto López*

Durante sus primeros 100 días, los gobiernos se presentan en sociedad y revelan, mediante decisiones, designaciones y omisiones, buena parte de lo que se proponen hacer. Se constituye la oposición. Y se vislumbran los obstáculos y las dificultades a los que se verá expuesta la acción del oficialismo. La Alianza ha anticipado ya que buscará equilibrar las cuentas públicas –estima un déficit fiscal para el primer año de 10.000 millones de pesos– para que la economía recupere confiabilidad, esto redunde en un menor costo del financiamiento y por esta vía se logre un incremento del nivel de actividad económica. Pondrá énfasis, asimismo, en patrocinar políticas que permitan elevar el nivel de empleo. Sin embargo, no podrán esperarse resultados ni espectaculares ni veloces en este plano. Siempre es difícil remontar la cuesta del desempleo y, en nuestro caso, primero hay que alcanzar la reactivación.En materia de combate a la corrupción deberá decidir si acepta o no el canje de inmunidad por gobernabilidad, que le será ofrecido desde diversos sectores del justicialismo. Esto podría llegar a afectar, sobre todo, su anticipada voluntad de investigar el pasado inmediato mediante una “CONADEP de la corrupción” o similar. Seguramente, pondrá especial esmero en alentar comportamientos honrados y transparentes en sus propios agentes, y en controlar eventuales desbordes dentro de sus propias filas.En un primero momento, los partidos de oposición –y dentro del justicialismo, sus diferentes fracciones– competirán entre sí para ver quién es más bueno con de la Rúa. Después de los 100 días, especialmente el PJ, competirán por ser el más malo. Hay demasiada evidencia de que campea en su interior una rústica concepción de la política que la concibe como una ecuación de suma cero (lo que agrega de un lado, resta del otro). No hay por qué pensar que tratamientos que se estilan en su propia lucha interna, no se apliquen al relacionamiento con el oficialismo.* Sociólogo. Vicerrector de la Universidad Nacional de Quilmes.

Un heredero afortunado
Por Alicia Pierini *

Si se miran anteriores transiciones, el doctor De la Rúa es un afortunado heredero. No le toca recibir la pesada carga de una historia aberrante como le ocurrió a Alfonsín, ni el colapso económico y desgobierno que éste dejó. El nuevo presidente recibe una sociedad madura, un país federal ordenado, con todas las libertades vigentes y sus instituciones en plenitud.Después de una década revolucionaria, es la hora de la prolijidad, de ratificar las grandes estrategias y rectificar las fallas funcionales, de lograr que los beneficios de las transformaciones lleguen a toda la escala social. Los peronistas le deseamos la mejor suerte al nuevo gobierno, porque queremos lo mejor para la Patria y para el pueblo.Imaginar los primeros cien días es debatirme entre lo deseado y lo conocido. Desde lo primero, deseo que la prudencia y la firmeza que conocemos en De la Rúa prevalezcan por sobre los que hacen culto de la “lucha hablada”. Para la difícil y compleja tarea de gobierno no alcanzan los ingeniosos spots, sino que hacen falta talento y sensatez, si se quiere profundizar la democracia. El primer escenario, por tanto, permitirá ver la distribución de funciones entre los políticos sapiens, y faber, y los homo parlens.Si nos guiamos por lo conocido, preveo a un nuevo presidente aprovechando lo que el anterior hizo, adjudicándose para sí la buena cosecha y cargando en cuenta ajena los abrojos que vienen con ella.También veo a un político experto que sabe –y sabrá– evaluar situaciones complejas y al profesor de Derecho que valora las instituciones, no subordinándose a quienes le exigen “pan y circo”.La experiencia de su gobierno en la Ciudad ha sido de mucho ruido y pocas nueces. Con el ruido fueron tapando el chirrido de las ineficiencias, errores, ñoquis y corruptos y disimulando las contradicciones insalvables entre la realidad y el palabrerío. Ojalá estos tres años de jefatura de gobierno le hayan añadido al próximo presidente suficiente sabiduría para valorar virtudes y defectos de propios y ajenos.Creo que hemos aprendido a apostar a la esperanza y por eso será bueno escucharnos, reflexionar y aunar esfuerzos en bien del país, que es –como dijo Perón– la casa de todos.* Diputada por la Ciudad de Buenos Aires.

Domar al monstruo
Moisés Ikonicoff*

Como nos pasó en el ‘89, el problema ahora será la relación funcional en el gobierno, es decir, cómo manejar la proliferación de secretarías, subsecretarías, organismos funcionales. El Estado es un monstruo que se alimentó mucho con Cavallo en el ‘93/’94. Tomar decisiones es fácil, implementarlas es más difícil porque hay que tener el control del aparato. Y resulta que hay gente inamovible, teóricamente de carrera, que no puede ser tocada por los cambios políticos. La primera decisión es qué hacer con estos funcionarios: o se respeta el concurso o no. El Estado es fundamentalmente clientelista. Uno encuentra capas geológicas: gente de los militares, del alfonsinismo, del menemismo, gente supuestamente concursada que es permanente. Primero hay que identificar las clientelas que no tienen ni aptitud ni ganas de laburar, y ver de limpiarlas. Después, decidir qué hacer con estos concursados que tienen poder decisorio. Si los concursos fueran limpios, no hay problema, pero la mayoría fueron curros que sólo sirvieron para colocar a amigos.Nosotros en el ‘89 tocábamos el timbre y no venía el ordenanza, porque los cables no andaban o porque no te daban pelota. ¿Qué plan vas a cumplir así? De la Rúa tiene una buena experiencia con la Municipalidad, pero el Estado nacional es otra cosa, mucho más grande.En los puestos de responsabilidad va a haber una contradicción de entrada, porque el nuevo poder va a querer llevar a su gente de confianza y se va a encontrar con gente concursada que puede ser apta o no, de confianza o no. Toda la política sobre la deuda externa, la situación social, el desempleo, no se puede implementar si no hay un aparato en marcha. Pero la inercia es muy fuerte. Hay reparticiones con miles de empleados. El Ministerio de Salud es físicamente una especie de laberinto donde funcionan programas increíbles, que ni se sabe qué función jerárquica tiene. Nos encontramos hasta con locales que vendían ropa adentro del edificio. No creo que ningún ministro haya podido recorrer siquiera el edificio en su plenitud. Mazza ni hablar. ¡Pobre Lombardo, si le toca!Los 100 días puede ser que les alcancen para entender al Indec, porque tienen gente preparada que lo conocen. Ni te cuento la Secretaría de Acción Social, el laberinto más intrincado que se puede imaginar, lleno de cosas autónomas, sin coordinadoras, con todo el clientelismo del mundo. ¡Pobre del que se meta en esa maraña!* Ex secretario de Planificación.

 

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