TODOS LOS SLOGANS DE LOS PRESIDENCIABLES

Para Jorge Batlle, el mejor slogan es su apellido. Un presidente Batlle abrió el siglo XX, y él espera abrir el XXI. El “Viejo Batlle”, como se conoce en Uruguay al más popular de los presidentes de su historia, José Batlle y Ordóñez, que gobernó en 1903-1907 y 1911-1915, estableció a principios de este siglo las bases de un país que fomentó su industria mediante un sistema proteccionista que incluía leyes favorables a los obreros y sus organizaciones. Su descendiente Jorge Batlle, en cambio, defiende el liberalismo económico y propone desregular el mercado interno, abatir los aranceles para fomentar el comercio exterior y avanzar en los procesos de integración regional y continental.También considera necesario admitir la competencia privada en los servicios públicos que actualmente son monopolio estatal e incentivar la inversión extranjera a través de leyes que beneficien al capital a través de la exoneración de impuestos y de la flexibilización laboral, que elimina muchos de los beneficios que su tío abuelo garantizó a los obreros a través de la ley. Estas propuestas, que hoy son tan comunes en cualquier partido político de derecha, no lo eran tanto cuando Batlle las propuso por primera vez, en los primeros años del restablecimiento democrático tras la caída de la dictadura militar (1984-1985). Aquellas propuestas que parecían tan extrañas en los ochenta y que hoy son moneda corriente no fueron las únicas que hicieron aparecer a Batlle como un adelantado. Lo mismo sucedió cuando en la campaña presidencial de 1994 propuso vender las reservas de oro para financiar la reforma del Estado, iniciativa que levantó la oposición casi unánime de todo el país, pero que luego fue tomada y aplicada por el presidente nacionalista Luis Alberto Lacalle (1990-1995). Por eso, su slogan fue en la elección de 1994 “Batlle te canta la justa”, y hasta hoy sus votantes reivindican su “honestidad” para decir “de frente” lo que piensa hacer como presidente. Para esta campaña, nuevamente Batlle sorprende con sus propuestas, tan extrañas como para que él mismo reconozca ser un candidato “divertido”. Por ejemplo, propuso que Uruguay se dedique a la cría de caballos, como Irlanda, donde “el caballo es tan importante como los seres humanos”, y también manejó la posibilidad de “importar científicos rusos desocupados” porque están “muertos de hambre”.

Tampoco a Lacalle le faltan ancestros. Su abuelo fue el caudillo Luis Alberto de Herrera, figura del Partido Nacional (blanco) en la primera mitad de este siglo. Lacalle apela mucho a la forma de hacer política basada en aquellos viejos principios del “caudillismo”, aunque el contexto de la nueva realidad de Uruguay le inclina también a ser más moderado y apelar a la razón más que a la pasión del ciudadano. Gracias a su gestión de gobierno (fundación del Mercosur con Argentina, Brasil y Paraguay, aumento del poder adquisitivo, disminución del desempleo, de la brecha social y del número de pobres) logró borrar su imagen de “nieto de Herrera”, para erigirse en jefe del partido por méritos propios. Lacalle, un abogado de 58 años, aspira a un segundo período presidencial, tras ejercer el cargo entre 1990 y 1995. Según las encuestas, Lacalle está tercero en la intención de voto de los uruguayos, detrás de Tabaré Vázquez y de Jorge Batlle del gobernante Partido Colorado. En sus discursos, Lacalle demuestra una gran confianza en que estará entre los dos más votados para pasar a la segunda vuelta.El mayor obstáculo que enfrenta el dirigente blanco es el resultado de su anterior gestión, plagada de denuncias de corrupción y que culminó con el procesamiento y encarcelamiento de varios de sus colaboradores directos, incluyendo uno de sus ministros de Economía. Los casos denunciados generaron también fracturas internas que determinaron el distanciamiento de varios dirigentes, incluyendo al ex senador y ex ministro del Interior Juan Andrés Ramírez, segundo más votado en las elecciones internas realizadas en abril pasado.Prácticamente ninguno de los dirigentes de los diversos sectores que componen el Partido Nacional apareció públicamente haciendo campaña en favor del candidato común. Y quienes se postulan a cargos legislativos se cuidan muy bien de que sus nombres no se asocien al de su correligionario y principal candidato.Luis Alberto Lacalle deberá luchar hasta último momento para convencer a los electores que “con los blancos se vive mejor”, como expresa la principal consigna de su campaña electoral, aunque arrastre esos antecedentes de su anterior gestión.

Nacido en un barrio obrero de Montevideo hace 59 años, hijo de un funcionario público, fanático del fútbol, médico oncólogo, primer intendente socialista de Montevideo. Estas son algunas de las cosas que se pueden decir de Tabaré Vázquez, que por segunda vez compite por llegar a la Presidencia de la República, después de que en las elecciones de 1995 fuera el candidato presidencial más votado en toda la historia política de su país. Sin embargo, la controversial Ley de Lemas que entonces regía en Uruguay convirtió en presidente por segunda vez al colorado Julio María Sanguinetti, porque se le sumaron los sufragios depositados a favor de todos los otros candidatos presidenciales del Partido Colorado.En los comicios de hoy, Vázquez hará un segundo intento por ser presidente, esta vez sin Ley de Lemas mediante, pero con otro escollo: en caso de que no llegue a reunir el 50 por ciento más uno de los votos, los dos candidatos más votados deberán volver a competir en una segunda vuelta, el 28 de noviembre. La carrera de medicina, que lleva entre ocho y diez años, a Vázquez le llevó cinco, y en tres años más se especializó en oncología, una opción que estuvo influida por el hecho de que su padre, su madre y una de sus hermanas murieron como consecuencia del cáncer. Entre 1976 y 1977 se especializó en Francia, a los 45 años ya era un destacado y reconocido profesor en la Facultad de Medicina y fue jefe del Servicio de Radioterapia del estatal Instituto Nacional de Oncología. Otra de las plataformas que construyó su liderazgo y su prestigio fue el fútbol. Su pasión por el Club Progreso, del barrio obrero de “La Teja” donde nació, lo llevó a ser dirigente y durante su presidencia en el club, Progreso pasó de la división B a la A y clasificó para la Copa Libertadores de América.A pesar de que siempre continuó viéndose a sí mismo como un médico y no un político, su carisma y sus condiciones naturales de líder lo llevaron a lograr el primer triunfo electoral de la izquierda en el Uruguay, convirtiéndose en intendente (gobernador) del departamento de Montevideo, cargo que ocupó entre 1990 y 1994. En caso de ganar, Vázquez deberá conducir al país en sus primeros pasos por el siglo XXI, dirigiendo el gobierno que entre el 2000 y el 2005 deberá, de acuerdo al slogan de su campaña, hacer un “cambio a la uruguaya”.

QUIENES SON
RAFAEL MICHELINI Y LUIS PIERI
El nombre de la rosa y la cruz

Con 41 años cumplidos ayer, Rafael Michelini es el candidato presidencial más joven de las elecciones de hoy. Y también el más codiciado por las uruguayas, que ya lo consagraron un “sex symbol” nacional, aunque sus familiares lo describen como un hombre “tímido”. Es el séptimo de los 10 hijos del ex senador y fundador del Frente Amplio, Zelmar Michelini, asesinado en Buenos Aires en 1976 durante la dictadura militar. Las encuestas lo ubican cuarto, con apenas cinco puntos. Pero él aspira a que ese pequeño porcentaje le dé dos bancas en el senado y coloque a su partido, el socialdemócrata Nuevo Espacio, en el centro de las negociaciones para la segunda vuelta electoral, convirtiéndose en una fuerza parlamentaria capaz de “controlar los excesos” del futuro gobierno. Con una rosa como símbolo y la consigna “Prosperidad, Solidaridad y Transparencia”, la propaganda del partido contó con el apoyo y la voz de otro uruguayo, el relator de fútbol Víctor Hugo Morales. Su campaña incluyó críticas tanto contra la corrupción del gobierno colorado como a los 10 años de gestión de la izquierda en Montevideo. Y aunque insinuó que con la coalición izquierdista del Frente Amplio podría llegar a cerrar un acuerdo, rechazó de plano cualquier acercamiento con los partidos tradicionales. Luis Pieri tiene 12 años más que Michelini, y mucho menos para negociar. Los números le dan el quinto lugar a la socialdemócrata Unión Cívica, pero el 0,8 de su partido católico en un país tradicionalmente laico promete no servirle ni siquiera para ganar una banca en el congreso.

LOS QUE DESCREEN
DE LA ELECCION PRESIDENCIAL
Los quinientosúnicos uruguayos

Como si fuera poco, hay varias opciones para impugnar, desde las serias a otras más “informales”. El Partido Humanista propone el contravoto, como forma de rechazar lo que considera la proscripción de su partido cuando en abril se puso un tope mínimo para la presentación de adherentes. Tres artistas se postulan informalmente y en un intermedio está el librero David César Pessano, alias “Daviko”, que presenta la Lista 47 del Partido de los Jodedores. El principal acto de campaña de Daviko (dueño de “Mediana Librería Daviko”, en la mítica calle Tristán Narvaja) fue un gran lanzamiento de libros a la calle, el 1 de octubre pasado. La lista del Partido de los Jodedores es opcional para senadores y diputados: el votante puede llenar el espacio en blanco con quien crea conveniente. “Yo, por ejemplo”, dice Daviko a Página/12 con una cara de piedra a lo Leo Maslíah, “voy a poner a todas las mujeres que me metieron los cuernos”.A seis cuadras, en el Teatro Galpón, Jorge Esmoris compite con Daviko. En su obra Esmoris Presidente (“Es el voto que el alma pronuncia ya”), el humorista propone que la primera dama sea elegida por voto popular y no por estar casada con el presidente. Como si todo esto fuera poco, existe la posibilidad de votar al P.U.T., el Partido Putista (Lista 7777), cuyo candidato es Pinchinatti. Y Pinchinatti es Ricardo Espalter, quien alguna vez encarnó al “Toto Paniagua” en el grupo humorístico de “los uruguayos”, como se los conoce en nuestro país.