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Página/12 en Uruguay
--¿Cuál es el último sondeo que tiene? --La última encuesta dio 36,5 por ciento para Tabaré Vázquez, 26,9 por ciento para Batlle y 22,5 para Luis Lacalle (candidato del Partido Nacional o Blanco). Si se toma en cuenta a los indecisos y a los que, a pesar de haberse supuestamente decidido, guardan dudas, Vázquez podría tener entre el 38 y el 40 por ciento; Batlle se ubicaría entre el 30 y el 32 por ciento y Lacalle en torno del 25 por ciento. Es importante la diferencia entre Vázquez y Batlle: no es lo mismo ganar por seis puntos que por diez, de cara a la segunda vuelta. --Si Vázquez saca el 40 por ciento, ¿gana en la segunda vuelta? --No. Creo que queda mejor posicionado, nada más. --¿Qué harán los blancos en el ballottage? --Depende, primero, de si hay un acuerdo formal entre el Partido Colorado y el Partido Nacional. Si lo hay, el Partido Nacional va a hacer una campaña muy firme porque, en definitiva, si gana Batlle en noviembre los blancos serían parte del gobierno. Ahora bien, dentro de este escenario hay que plantearse otros interrogantes. Primero: qué grado de lealtad partidaria mostrarán los votantes blancos, sobre todo teniendo en cuenta que estarán votando a su archienemigo colorado y en particular a alguien llamado Batlle, símbolo de los colorados. Segundo, hay que ver qué hace el sector minoritario del Partido Nacional, el de la Alianza Nacional, que puede ser reacio a la decisión oficial. Y tercero, hay que ver cuál será la actitud de los caudillos menores. Pero si no llega a haber un acuerdo entre blancos y colorados, habrá una caza libre de votos, y el resultado es más imprevisible. Como para agregar aún más dudas, no sabemos cómo va a reaccionar el electorado ante una instancia nueva aquí como la del ballottage. --¿Por qué la izquierda creció tanto en los últimos años en el Uruguay? --Quizá la mejor explicación sea que los partidos tradicionales no han podido sintonizar con las nuevas generaciones. Los partidos y las nuevas generaciones tienen distintas visiones acerca de la realidad del país y de la forma de hacer política. Una segunda explicación tiene que ver con que el Uruguay, como prácticamente todo el mundo occidental, impulsó el esquema de apertura de la economía y de reforma del Estado. En el Uruguay, esta reforma fue extraordinariamente tímida si se la compara con la de la Argentina. Pero la apertura de la economía generó el crecimiento de la tasa de desocupación: del 7 por ciento histórico pasó al 10 por ciento. Esto generó una fenomenal incertidumbre sobre el trabajo, mucho más importante que la desocupación efectiva. --Es decir, que la apertura y la reforma del Estado fueron negativas. --En el Uruguay, el Estado es eficiente. No es corrupto y genera la adhesión de la gente. Aquí ser estatista es algo positivo. Tomemos, por ejemplo, las empresas de telefonía celular. Existe una privada y una del Estado. Y la del Estado tiene el 60 por ciento del mercado, en un marco de competencia irrestricta. En seguros de automotores la compañía estatal tiene el 80 por ciento del mercado. El Banco República tiene el 60 por ciento de los depósitos. La gente elige el Estado. --¿Y esto cómo influye en el crecimiento de la izquierda? --El Frente Amplio se está ubicando en el imaginario que antes ocupaban los partidos tradicionales, que ahora se ubican del lado de la apertura y la reforma del Estado. La izquierda defiende al Estado. Además, el Uruguay es un país muy nostálgico: considera que lo mejor que le puede pasar en el futuro es volver al pasado. El Frente Amplio sintonizó con esto. --Bueno, el candidato colorado, Jorge Batlle, también volvió al pasado, al referirse al "marxismo" de los integrantes de la izquierda. --No. Batlle jamás tomó ese camino. La campaña de la que usted habla fue encabezada por el sector del presidente Sanguinetti. La propaganda oficial de Batlle no jugó por el lado del antimarxismo. Y, en definitiva, esta propaganda benefició al Frente. --Sin embargo, Batlle dijo "nosotros somos liberales y ellos son marxistas". --Es cierto, en Buenos Aires trató de seguir esta línea. Pero no sólo no funcionó sino que se le volvió en contra. Creo que la línea más eficaz de ataque contra Vázquez era la de mostrarlo como una persona poco preparada para el gobierno y con asesores contradictorios.
HISTORIAS DE AMOR, DE LOCURA Y DE MUERTE
PARTIDARIA Página/12en el Uruguay
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