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Bocinazos, caravanas, banderas y
mucho mate en la jornada electoral

Según las encuestas a boca de urna, el Encuentro Progresista-Frente Amplio habría obtenido un 39 por ciento de los votos, seguido por el gubernamental Partido Colorado con el 33%. Los dos candidatos, Tabaré Vázquez y Jorge Batlle, se enfrentarán en segunda vuelta el 28 de noviembre.

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Por P. R.
Desde Montevideo


t.gif (862 bytes) Después de dos días de viento, lluvia y frío, Montevideo amaneció para votar con un sol que, aunque no pleno, por lo menos permitía que algunas personas se solazaran en las playas de Pocitos, Malvín o Carrasco. Mientras en las escuelas y los colegios –principales sedes de votación– se formaban colas a lo largo de la mañana y la tarde, la avenida 18 de Julio y la Rambla que recorre las distintas playas sobre el Río de la Plata se llenaron de coches blandiendo banderas de los partidos y formando una música permanente a base de bocinazos. Más allá de las apelaciones tradicionales a “la jornada de votación”, hay que decir que no sólo transcurrió “con normalidad”, para seguir con los lugares comunes. Ayer, desde las 8 de la mañana hasta bien entrada la noche y más allá, Montevideo fue una fiesta.
La capital uruguaya permitía tener varias formas de “medir” lo que después iban a cantar las encuestas a boca de urna y, en menor medida, el escrutinio que se hace lento. Debido a una suerte de compulsión montevideana por las banderas –en las ventanillas de los autos, en los balcones de los edificios y en las espaldas de los más jóvenes en forma de capa–, se podría inventar el “banderómetro”. De acuerdo con el banderómetro, la avenida 18 de Julio es completamente del Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA). Los colores azul, rojo y blanco del FA y el azul con el logo del EP dominaban la vía principal de Montevideo casi con exclusividad.
Hacia la Ciudad Vieja, pasando el Parque Independencia, los adherentes disminuían en la misma proporción en que aumentaban los turistas, sobre todo brasileños. Pero la izquierda, incluso cerca de la sede central del Partido Nacional, seguía dominando la escena. Desplazándose hacia el sureste, en las acomodadas zonas de Parque Rodó, Pocitos y Malvín –en ese orden–, el rojo empezaba a competir. Las banderas con la escueta, pero definitoria leyenda de “Batlle Presidente” se hacían notar, pero no alcanzaban a dar vuelta los resultados parciales del banderómetro. Muy detrás, con algunas tímidas insinuaciones centradas en los postes de luz, aparecía el blanco salpicado de azul que representa al Partido Nacional. Casi sin ninguna presencia, aparecía la rosa con fondo azul del Nuevo Espacio del actual senador Rafael Michelini.
Otra forma de medición puede ser el clima en las sedes partidarias. La del Partido Nacional, ubicado sobre una prácticamente desierta Plaza Matriz, era un objeto de curiosidad para turistas, pero casi no había signos de bullicio electoral. Sobre las primeras horas de la tarde, la sede del Nuevo Espacio se daba el lujo de competir en movimiento con la del Partido Colorado, pero sin duda la del Encuentro Progresista-Frente Amplio superaba a todas por varios cuerpos. Anunciando efervescencia, las personas que entraban y salían debían traspasar un vallado que rodeaba a todo el local partidario sobre la vereda.
Una tercera forma de medición, sin duda más azarosa, fue la hora de votación de cada uno de los candidatos. Tabaré Vázquez fue el primero, a las ocho de la mañana; Jorge Batlle recién se asomó a las urnas a las 12, en equilibrio con el candidato de su tradicional partido opositor, el blanco Luis Lacalle; Rafael Michelini lo hizo en la mitad de la tarde. Según los promedios de las tres mediciones, y recordando siempre que se trata de una muestra parcial circunscripta al sin dudas frenteamplista Montevideo, parecía claro que se iba a imponer la izquierda. Y que lo iba a seguir Batlle. Pero Michelini, peligrosamente cerca de Lacalle, no confirmaría de ningún modo su avance al nivel de votos.
Más allá de las muestras, lo que quizás más llame la atención es el clima de convivencia. De acuerdo con esta modalidad de los montevideanos de convertirse en publicistas a toda hora, un coche del Frente Amplio se ubicaba frente a la sede blanca; otro coche del Partido Nacional estabaestacionado en la entrada del Partido Colorado; frente a la sede de la izquierda, otro auto rezaba “Batlle presidente”. Donde había un solo color frenteamplista, más precisamente tupamaro, era en la feria de cinco cuadras de la calle Tristán Narvaja.
“Si gana Tabaré, yo me voy del país”, dice malhumorado un comerciante frente a su heladería. “Ojalá cambie todo”, reclama, a cinco metros de este hombre, una mujer elegante, sentada en un restaurante que da a la playa de Pocitos, que confiesa con alegría su voto a Tabaré. “Van a tardar en dar los resultados porque están cagados (los colorados)”, vaticina un joven antes de subirse a su Fiat Palio. Todos opinan abiertamente mientras abarrotan los bares y restaurantes en la extensa Rambla y en la 18 de Julio. Los festejos se dieron a la noche. Pero la fiesta se había amasado durante todo el día.
“Habrá segunda vuelta”
El candidato colorado a la presidencia del Uruguay, Jorge Batlle, na14fo03.jpg (4132 bytes)esperó hasta el mediodía para depositar su voto y demostrar su confianza en que finalmente será el próximo presidente del Uruguay. “Lo único que tenemos que hacer es votar. Hoy no es día para hacer declaraciones. El que debe hablar es el pueblo en las urnas, pero siempre estuve seguro de que habrá segunda vuelta y que estaremos en ella”, sentenció. Batlle llegó hasta el colegio San Francisco de Sales, en el acomododado barrio montevideano de El Prado, acompañado por decenas de seguidores que aplaudían, gritaban su nombre y se esforzaban por abrazarlo. Pero él pidió que no convirtieran su presencia en un acto político y exigió a los que llevaban banderas del partido que se retiraran del colegio. Y aunque insistió incontables veces en que no era día para hablar de política, aprovechó la presencia de los periodistas que cubrían la elección para denunciar que en la noche del sábado militantes de la izquierda cometieron “atentados” en contra de varios automóviles que tenían banderas y calcomanías del Partido Colorado.
“Las urnas van a hablar”
El ex presidente por el Partido Nacional (Blanco), Luis Alberto Lacalle,na14fo04.jpg (4100 bytes) votó en una parroquia de Pocitos, una de las zonas más elegantes de Montevideo. Desde que llegó hasta que se retiró no se cansó de pedir “a todos los uruguayos que el voto se ejerza con tolerancia y respeto por las ideas ajenas”, ni de resaltar la importancia del acto electoral. En la calle de la parroquia, y ante varios partidarios entusiastas, Lacalle rindió un pequeño homenaje a los hombres que “lucharon por la democracia” durante la dictadura militar uruguaya y aseguró que ahora “las urnas van a hablar y tenemos que respetar el mandato”. No habló de la eventual alianza que su partido cerraría con los colorados. En cambio, por enésima vez reiteró que “más allá de las preferencias políticas personales, deseo para mi patria la paz y la prosperidad que debemos basar en el respeto, el sufragio, y la legitimidad del sufragio”. Y antes de retirarse a su residencia se acercó a sus seguidores y a los periodistas que lo rodeaban para despedirse al fervoroso grito de: “¡Viva la patria!”.
“Fue una día ejemplar”
Salió primero en las elecciones y fue el primero en votar. Acompañadona14fo05.jpg (5240 bytes) por decenas de seguidores, el candidato a presidente de Uruguay por la izquierda, Tabaré Vázquez, llegó a la escuela del barrio de Belvedere, en Montevideo, pocos minutos después de las ocho de la mañana. Allí, ante los periodistas que también lo siguieron, reiteró afinidades con la Alianza triunfadora en la Argentina. “Creo que tenemos muchas coincidencias en las propuestas programáticas, que son muy similares en cuanto al punto de vista productivo, la justicia social y el reparto de la riqueza”, explicó. Antes de retirarse a las afueras de la capital para esperar los resultados, Tabaré se refirió a las elecciones como una “jornada cívica ejemplar”, y no pudo ocultar su esperanza de ganar en la primera vuelta al adelantar que a la tarde se reuniría en una zona céntrica de la ciudad con sus seguidores “por si hay algo que celebrar”. Pero ellos ya habían comenzado los festejos en la madrugada del domingo electoral, cuando invadieron las calles de Montevideo con banderas y bocinazos.

 

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