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Página/12 En Uruguay Por Pablo Rodríguez Desde Montevideo En un hecho histórico, la izquierda ganó en Uruguay. De acuerdo con muy cautas encuestas a boca de urna, difundidas por la encuestadora Factum, el candidato del Encuentro Progresista-Frente Amplio (EP-FA), Tabaré Vázquez, obtuvo el 39 por ciento de los votos en las elecciones presidenciales de ayer. Si las tendencias se confirman, así como lo hizo con datos casi idénticos la encuestadora Cifra, Vázquez deberá disputar la segunda vuelta con Jorge Batlle, el candidato del Partido Colorado, que con el 33 por ciento de los votos quedó a sólo unos seis puntos de distancia. Tabaré, como lo llaman los uruguayos, recién llegó a los festejos en Boulevard Artigas y la Avenida Venancio Flores a las diez y media de la noche, pero dejó un mensaje grabado que significa el comienzo de la campaña para la segunda vuelta, que se realizará el 28 de noviembre. No convocamos a realizar un cambio contra nadie sino a favor de la integración nacional. A nadie le pedimos que abandone sus convicciones, que olvide su identidad o sus tradiciones, dijo Tabaré, sobre un fondo celeste. Estamos abiertos y bien dispuestos a construir las mayorías institucionales necesarias, declaró el candidato, que ya salió a buscar el voto extrapartidario.Si se confirma la tendencia anunciada por Oscar Botinelli, director de Factum, la cuesta que tendrá que transitar Tabaré Vázquez será más que ardua. El candidato del Nuevo Espacio, Rafael Michelini, obtuvo el 4 por ciento de los votos y es probable que lo apoye para el ballottage del 28 de noviembre. Pero Luis Alberto Lacalle, el candidato del Partido Nacional y ex presidente uruguayo (1990-95), alcanzó el 22 por ciento de los votos según Factum, y lo más probable es que construya algún tipo de alianza con los colorados, tal como ocurrió en 1995, formando la coalición que actualmente gobierna al Uruguay. Los números no cierran para la izquierda, que apuesta, como ya lo ha dicho Tabaré Vázquez, a captar votantes colorados y blancos, empresa que parece más que difícil.El clima que se vivió ayer en la sede del EP-FA, en Colonia y Ejido (pleno centro de la ciudad), era de una extrema cautela. Los papelones de Pinky en La Matanza, de Graciela Fernández Meijide en la provincia de Buenos Aires y, más lejos en el tiempo, de lo ocurrido en la provincia de Tucumán parecen haber calado hondo en Montevideo. El gobierno y la Corte Electoral habían anunciado que hasta las 20.30 no se podían difundir las famosas encuestas a boca de urna. Los uruguayos hicieron el resto. Luego de esa hora, las empresas encuestadoras no pudieron cumplir con el criterio periodístico de la primicia desaforada. Nada menos que el 30 por ciento de los encuestados se habían negado a responder luego de haber sufragado. Con semejante abstención era imposible cualquier tipo de pronóstico. El mismo Botinelli aclaró, al anunciar los primeros cómputos, que se trataba sólo del 43 por ciento de la muestra y que hay que esperar al paso de las horas. Otro tanto hicieron las autoridades: funcionarios del Ministerio del Interior aclararon que hasta pasada la medianoche no iba a haber resultados parciales confiables.Esta parsimonia uruguaya sólo se vio al nivel de los números. Durante todo el día, Montevideo fue una verdadera fiesta (ver aparte) y el nivel de votación estaría alrededor del 90 por ciento del padrón, una cifra histórica. Aquí hay una mística que yo hubiera querido ver en las elecciones en la Argentina, declaró a Página/12 Mary Sánchez, diputada saliente por el Frepaso y cabeza de la delegación de este partido que cruzó el charco para saludar el triunfo de Vázquez. El candidato de la izquierda llegó puntualmente a las 19.30, horario de cierre de las mesas de votación, y se fue puntualmente a las 20.30, cuando cerró para el caso de la gente que había quedado dentro de esas mesas. No habló con los periodistas. Subió al primer piso de la sede del EP-FA y se fue ovacionado a su casa antes de pronunciar su discurso triunfal, anticipado por el mensaje grabado. En la planta baja, las principales figuras de la izquierda trataban de lidiar con la nube de periodistas sin realizar ninguna declaración sustanciosa. Mariano Arana, actual intendente de Montevideo, hablaba de cómo se limpiará la capital luego de las elecciones. Líber Seregni, el fundador del Frente Amplio, se limitaba a hacer declaraciones de compromiso.El acto comicial demuestra que los uruguayos quieren un gobierno austero, serio, que tenga objetivos claros, declaró Vázquez en el mensaje grabado para televisión y distribuido en versión escrita para los medios de prensa. En alusión a la campaña del miedo instaurada por los colorados, Vázquez señaló que los rencores, la siembra de tensiones y temores no son armas de la democracia. Por ello, como no podía ser de otra manera, terminaron derrotadas por la gente. El candidato ya se orientó hacia los votos que tendrá que captar al anunciar que la alternativa no es entre colores partidarios o divisas, y reafirmó el tono moderado de su discurso. Seremos gradualistas en todo, menos en la lucha contra la deshonestidad y en el combate contra la miseria y la marginación social, manifestó.De acuerdo con la división en cuatro áreas establecida para los festejos, sólo en dos de ellas podía haber una fiesta: la de la izquierda y la de los colorados, que celebran haber llegado al ballottage. Montevideo volvió a ser la fiesta que fue durante los últimos días e incluso ayer. La parsimonia y la tranquilidad la dejaron para los momentos en los cuales es mejor no hacer papelones.
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