Por H.C.
La muestra
cordobesa permitió calibrar el rol que cumple el Instituto Nacional de Teatro, que cuenta
con fondos propios obtenidos del Comfer y de Lotería Nacional. Respecto de la deuda del
Comfer a la institución (unos siete millones), el director Lito Cruz puntualizó ante Página/12
que aún no está dicha la última palabra. Reconocieron la deuda, pero no la
totalidad de lo que reclamamos. En cuanto lleguemos a un acuerdo, vamos a combinar la
manera de que la vayan saldando. Esto va a ser en el 2000.
¿Cuál es su situación respecto del INT?
El 10 de diciembre presentaré mi renuncia. En los últimos días surgió la
posibilidad de que la persona que me suceda sea alguien que ya está en el Consejo.
Estuvimos pensando en el director Rubens Correa, porque es un hombre con prestigio, que
además conoce al detalle la situación de cada teatro del país.
¿Algún funcionario del gobierno entrante le pidió opinión?
No, pero vamos a darla. El Instituto tiene sólo un año y medio de vida, y sería
bueno que la gente que ha estado en la etapa de fundación pudiera continuar lo empezado.
El nuevo gobierno sabrá qué hacer, pero no por eso vamos a dejar de opinar. Pensamos en
Rubens, que tiene su puesto en el Instituto ganado en concurso por antecedentes y
oposición. Hay otros, pero él me parece el más adecuado.
¿No hubo entonces ningún acercamiento?
Ninguno, aunque seguramente en pocos días se sepa cuál va a ser mi reemplazante.
Lo único que podemos hacer nosotros en esta transición es sugerir, hacer pública
nuestra idea de cómo creemos que debería ser la continuidad del Instituto.
¿Cómo imagina su futura relación con el Instituto?
Ayudaría a la persona que esté a cargo, colaboraría en todo lo que esté a mi
alcance. Me interesa que el Instituto se consolide y mejore. Creo que podría asesorar al
futuro director para que no cometa errores parecidos a los míos.
¿Cuáles, por ejemplo?
Darle prioridad a algo que quizá podía esperar... Cuando hay que sacar tantas
cosas adelante, uno no sabe bien cuál es la mejor opción, si darle prioridad a los
grupos o a las salas, al proyecto de las ciudades que cuentan su historia o a las fiestas
nacionales, a la edición de libros o de videos... Soy ante todo un actor y una persona
desordenada. No me parezco a los funcionarios, pero siempre me preocupé de que nadie
robase un peso ni hiciese alguna cosa extraña dentro del Instituto. Creo que eso sí
funcionó bien.
¿En qué quedó la deuda del Instituto con los grupos y las salas
independientes?
Seguimos dependiendo del ingreso de recursos. Si logramos que nos eximan del aporte
de 1,3 millón al Tesoro nacional, podremos cumplir nuestro objetivo del 99: pagar
el 50 por ciento de los gastos que ya realizaron los grupos y las salas subsidiadas. Esto
es aparte de la deuda que tiene el Comfer con el Instituto. Ellos dicen que es de 4
millones. Pero nosotros insistimos y seguimos trabajando... Lo que más me importa de todo
esto es que la situación del Instituto quede clara para la gestión que viene. Acabamos
de dar a conocer las bases del concurso para elegir nuevos representantes provinciales (25
en total). Ellos van a ser los encargados de elegir a los integrantes del Consejo de
Dirección que permanecen en el cargo hasta el recambio, en febrero del 2000.
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