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Ferrari perdió porque no la dejaron hacer trampa

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Según una publicación especializada, el equipo italiano venía utilizando un sistema electrónico prohibido, que tras el escándalo de Malasia no pudo seguir usando. Habría sido por eso que los coches largaron mal en Japón.


Por Pablo Vignone
t.gif (862 bytes)  Ferrari perdió el Mundial de Fórmula 1 porque se vio obligada a correr en Suzuka sin poder utilizar la verdadera trampa que puso en pista en la carrera de Malasia, según se desprende de la revelación hecha por una revista especializada en el tema. La censura secreta de un sistema de control de tracción, prohibido por el reglamento, les impidió a los coches italianos largar bien y desempeñarse en Suzuka, Japón, la carrera que definió el mundial a favor de Mika Hakkinen, como lo había hecho dos semanas atrás. Según la publicación, el escándalo de los deflectores laterales suscitado en Malasia fue una tapadera para ocultar el verdadero problema y postergar la definición del torneo hasta la última carrera.

Mientras en Italia califican a Michael Schumacher de "traidor" porque participó de la fiesta de celebración de McLaren, las sospechas sobre su mala largada en Suzuka no recaen tanto en su supuesta complicidad con McLaren para evitar que Eddie Irvine fuera el campeón, ni con la regularidad de los deflectores cuestionados.

De acuerdo con lo que publica el mensuario inglés F1 Racing, el más especializado en Fórmula 1 en el mundo, la FIA descubrió en Malasia un sistema de control de tracción secreto en los coches de las escuderías Ferrari y Jordan, especialmente luego de la performance del reaparecido Schumacher, que consumó una actuación magnífica, pero que estableció tres sospechosos tiempos de vuelta durante la carrera, que bien podrían haber sido "pole-position" (algo que normalmente es imposible, puesto que en carrera los autos no son tan rápidos como en la clasificación).

Schumacher había atribuido esa performance a que la pista malaya tenía "mucho agarre", al contrario de lo que argumentaban otros pilotos, de que era "resbaladiza", más lógico para un asfalto reciente como ése. F1 Racing anticipó, antes que el Tribunal de la FIA rechazara la desclasificación de las Ferrari, lo que sucedería, porque sugiere que el problema de los deflectores laterales fue una cortina de humo para el auténtico problema. De esa manera se explican las actitudes aparentemente confusas o erróneas del comisario técnico Jo Bauer (que desclasificó a las Ferrari) y del Tribunal de la FIA (que dictó un fallo extrañísimo).

Si la real infracción era el sistema electrónico, eso explica por qué la FIA devolvió los puntos a los pilotos de Ferrari (cuando nadie lo esperaba) para extender la definición del torneo a la última carrera. De esa manera, Ferrari se habría visto en la necesidad de no utilizar más ese sistema para poder pelear el título en Suzuka sin riesgo de una nueva --y mucho más escandalosa-- desclasificación.

Sin esa solución electrónica, que impide que las ruedas traseras del coche patinen si el acelerador se aplica con violencia, lo que permite conducir mejor el auto sin perder tanto tiempo y arrancar con más suavidad, se entiende por qué la Ferrari de Schumacher largó tan mal en Suzuka (la clave del título, según el campeón Hakkinen); por qué la Ferrari de Eddie Irvine fue siempre al menos un segundo más lenta que el McLaren durante todo el fin de semana; por qué el irlandés no se mostró muy apenado por haber perdido el título, y acaso también por qué Schumacher celebró con alcohol en la fiesta de McLaren.

La publicación sugiere que la desclasificación de las Ferrari en Malasia fue parte de un plan ideado por Bernie Ecclestone para que la definición del título de Fórmula 1 estuviera vigente diariamente en los medios durante las dos semanas previas a la carrera de Japón. Ecclestone defendió públicamente a Ferrari durante la semana previa a la audiencia del Tribunal.

 

"Escandaloso"

Los medios italianos no ahorraron munición contra Michael Schumacher. "¡Escandaloso! ¡Schumacher lo celebra con Mercedes!", tituló Tuttosport, que acusa directamente al alemán de "traicionar" a Ferrari: "Tenemos la impresión de haber visto más una obra de teatro que un campeonato del mundo", afirma.

Para Il Messaggero, "Irvine no puede más que alegrarse de dejar Ferrari" mientras La Gazzetta dello Sport dirige sus críticas al equipo, porque "nos lleva al vigésimo primer año de espera sin cumplir nuestros sueños".

Los periódicos de menor tirada son especialmente duros. La Gazzetta del Mezzogiorno afirma: "Schumacher traiciona a Irvine", e Il Messaggero del Lunedi" asegura que "Schumi lo arruinó todo".

 

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