Por Mariana Carbajal En un caso inédito en la
Argentina, un juez de instrucción autorizó a una ingeniera española que enviudó poco
días después de casarse a llevarse el semen de su marido muerto, con la presunta
intención de procrear cuando vuelva a su país. El hombre, de 35 años, falleció el
lunes al sufrir un paro cardiorrespiratorio por edema pulmonar en un hotel cinco estrellas
de la ciudad de Buenos Aires, donde la pareja disfrutaba de su luna de miel. La
extracción del semen ya fue realizada por el Cuerpo Médico Forense, y ahora la mujer
espera el permiso judicial para regresar a Madrid con el cadáver. El caso abrió un
debate sobre la inseminación post-mortem en el país donde, como todavía no hay una ley
que regule la fertilización asistida, no existirían impedimentos legales para
realizarla. Opinan especialistas. Tras la muerte de su flamante esposo, la viuda una
ingeniera agrónoma de unos 30 años cuya identidad se mantiene en reserva se puso
en contacto con el Consulado de España y comunicó a los diplomáticos su voluntad de
extraer semen del cadáver con vistas a someterse en el futuro a una inseminación y poder
tener descendencia de su amado. La autorización fue firmada el mismo lunes por el juez de
instrucción Raúl Irigoyen, quien quedó a cargo del sumario por muerte
dudosa iniciado en la comisaría 15ª. El semen fue extraído horas después del
deceso, durante la autopsia en la Morgue Judicial.En la Argentina no se conocen casos de
inseminación post-mortem. Aunque no se refiere particularmente a este procedimiento, el
Código de Etica de la Sociedad Argentina de Fertilidad y Esterilidad impide a sus
miembros practicarla, al establecer que sólo pueden aplicar las técnicas a una pareja.
Sin embargo, no todos los especialistas se oponen a realizarla. Ojalá que este caso
siente un precedente. Lo ideal para hacerlo es que haya un consentimiento previo del
hombre y que la mujer no se someta a la inseminación en el corto plazo, para pensarlo con
tiempo, opinó Sergio Pasqualini, director médico de Halitus. Para Claudio Chillik,
titular del CEGIR, en cambio, la fertilización post-morten no es éticamente correcta:
El único dueño del mecanismo de reproducción es la propia persona. Los
espermatozoides no se pueden manejar como un bien ganancial, señaló. En una
posición intermedia se ubicó Esther Polak, directora del CER Instituto Médico:
Debería analizarse en forma singular cada caso. Si se trata de una pareja que hace
5 años buscaba y deseaba un hijo, y el marido fallece cuando la mujer se encuentra en su
límite biológico para procrear, alrededor de los 38 años, sería un caso que podría
contemplarse, evaluó, Polak se enfrentó con dos casos similares al de la mujer
española. El primero ocurrió unos años atrás: Dos días antes de la fecha
prevista para extraerle los óvulos a una chica de unos veintipico, que estaba en
tratamiento, me avisó que su marido estaba muriéndose y le habían sugerido sacarle el
semen. Sinceramente no la aconsejé ni por sí ni por no. Simplemente le planteé que ella
era joven y que el día de mañana podía conocer a otro hombre, volver a enamorarse y
tener un hijo con él. Finalmente, decidió no hacerlo, recordó la especialista. El
segundo caso fue el año pasado. Me llamó una mujer que no conocía y me dijo que
su marido acababa de tener un accidente fatal. La pareja no estaba casada. Después de
charlar un rato, también desistió, precisó Polak.Desde el punto de vista médico,
el procedimiento es sencillo. La extracción del semen de los testículos debe hacerse en
las horas posteriores al fallecimiento del hombre. Pero el plazo puede extenderse,
incluso, hasta tres días. Luego se conserva a una temperatura de -196 grados centígrados
en nitrógeno líquido. Y con una inseminación se puede llegar a lograr un embarazo. La
mayoría de los proyectos de ley para regular la fertilización artificial que hay en el
Congreso prohíben la inseminación post-morten. Sólo el de la diputada de la
Alianza Laura Musa permite fertilizar a la mujer dentro del mes de la muerte del
cónyuge, explicó la diputada SilviaMartínez (PJ), presidente de una comisión
ad-hoc para tratar el tema. Queda la reproducción desprendida de la sexualidad,
distante del amor y el deseo. La mujer está tratando de cumplir con el mandato de un hijo
a cualquier precio, cuestionó la psicóloga Esther Moncarz, especializada en
fertilización asistida. Eticamente no está bien. Se estaría trayendo al mundo a
un niño huérfano. La mujer está decidiendo unilateralmente la descendencia de un marido
muerto, opinó la abogada Leticia Apfelbaum. Es entendible la desesperación
de la mujer recién casada que acaba de enviudar por querer conservar vivo algo de su
marido. Pero no está aceptando la realidad de la muerte. No es el mejor camino. Ese padre
podría adquirir un significado bastante siniestro: es alguien que está no estando,
concluyó la psicóloga Moncarz.
Los casosanteriores El nacimiento de niños concebidos a partir del semen de un hombre fallecido
tiene un antecedente en Los Angeles: Gaby Bernoff, una mujer de 32 años, dio a luz en
marzo de este año una beba gestada mediante fertilización asistida. Su padre había
muerto cuatro años antes por una reacción alérgica. Treinta horas después del
fallecimiento, los médicos extrajeron semen del cadáver y lograron que Gaby quedara
embarazada, pese a que su esposo no había dejado ninguna autorización por escrito. El
semen del hombre fue congelado y la fertilización se hizo in vitro. El primer implante
del embrión fracasó, pero el segundo fue exitoso.Hubo otro antecedente en Gran Bretaña,
pero en ese caso el semen fue extraído cuando el hombre estaba en coma. La viuda, Diana
Blood, sostuvo una batalla legal durante dos años para que la autorizaran a ser
inseminada con esperma de su marido muerto. En este caso tampoco había autorización
escrita del marido. La Corte de Apelaciones le permitió, en febrero de 1997, a hacer el
tratamiento, pero fuera del territorio de Gran Bretaña. |
MURAL EN LA PIRAMIDE DE MAYO POR LA SEMANA GAY
Escrache a la discriminación
Bajo la
bruma del mediodía de ayer, y sobre la Pirámide de Mayo, las fotos de una lista de
personajes argentinos sorprendía a los curiosos y a los turistas. ¿Qué hacían allí,
puestos en el sitial de los escrachados por las organizaciones de minorías sexuales,
desde el conductor Marcelo Tinelli hasta el padre Grassi? En el mural Imágenes de la
discriminación se vio uno a uno a los argentinos famosos que han sostenido posturas
o han actuado en contra de los derechos de las minorías. El mural es otra de las
actividades de la Semana del Orgullo Lésbico, Gay, Travesti, Transexual y Bisexual, que
comenzó el viernes y cierra con una marcha a lo largo de la Avenida de Mayo el sábado
próximo a las 18 con la consigna En la sombra de la hipocresía, a brillar mi
amor.Para usar el término que acuñó Hijos, esto es un escrache
explica César Cigliutti, presidente de la CHA, Comunidad Homosexual
Argentina. Es un intento de visualizar las caras y las frases de las personas que
discriminan en la Argentina, es un acto de denuncia. La dirigente travesti Lohana
Berkins apunta que la discriminación en algunos espacios es permanente. Tinelli no
sólo dijo en una entrevista: `Es como cuando te dicen que alguien es homosexual, se te
cae la imagen. En su programa, si no hay travestis o gays en los chistes parece que
no hay risas.Entre las imágenes de la discriminación se destacaban ayer Daniel
Passarella con su negativa a que haya jugadores homosexuales en la Selección
y el padre Omar Grassi, para quien la homosexualidad es un desorden de la
naturaleza. Aunque nadie como el extinto padre José María Lombardero, quien dijo
que merecen la pena de muerte. O el ex comisario Luis Patti, quien les tiene
pena porque son personas infelices y están enfermos. Tienen su
espacio también el ministro de Justicia Raúl Granillo Ocampo, con aquello de que los
jueces no pueden ser gays; Mirtha Legrand, quien se mostró asqueada de que en todas
las novelas haya personajes homosexuales. Y hubo lugar para más funcionarios: el
juez Adolfo Bagnasco porque firmó el desalojo de la Villa Gay, Aldo Rico,
Carlos Corach, Miguel Angel Toma y el futuro presidente, Fernando de la Rúa.
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