Por Santiago Rodríguez Fernando de la Rúa parece
decidido a cambiar el rumbo que Carlos Menem le impuso a la relación con Brasil en el
último año. Y no sólo porque eligió ese país para debutar en el exterior como
presidente electo, sino porque además fue allí donde ayer dio la señal más clara de su
intención de priorizar la alianza estratégica con el socio mayor del Mercosur. De la
Rúa dejó de lado la idea del alineamiento argentino con la OTAN que marcó el
principio del deterioro de los vínculos bilaterales y, por el contrario, habló con
el brasileño Fernando Henrique Cardoso de la posibilidad de crear un organismo de
cooperación naval para la defensa de la región. Ambos barajaron también la idea
institucionalizar mecanismos para resolver las controversias y de actuar en forma conjunta
ante los foros comerciales internacionales. La necesidad de coordinar las políticas
macroeconómicas de los países del Mercosur para establecer en el futuro una moneda
única dentro del bloque fue otro punto de coincidencia.
La cordialidad fue lo que primó en la visita de De la Rúa a Cardoso. Una cordialidad que
devino de la decisión del aliancista de elegir ese país para su primera gira por el
exterior y que fue interpretada por las autoridades brasileñas como un indicio elocuente
de la impronta que De la Rúa apuesta a imprimir a la relación entre Argentina y Brasil.
Un primer viaje de De la Rúa a cualquier otro destino hubiera sido interpretado
como algo no natural por los brasileños, explicó a Página/12 el embajador
argentino Jorge Hugo Herrera Vegas, quien recibió y acompañó al presidente electo y a
su comitiva en Brasilia.
Pero el presidente electo dio señales claras de lo que serán sus acciones para con
Brasil y el Mercosur. Una de las más fuertes fue la idea de crear un organismo naval de
seguridad regional. Este proyecto fue un bálsamo no menor para los oídos de Cardoso y la
intelligentzia brasileña, quienes hicieron oír sus reclamos, sin eufemismos, cuando
Menem insinuó que la Argentina intentaría incorporarse a la OTAN. Cuando eso ocurrió,
el embajador Herrera Vegas debió escuchar de un encumbrado funcionario de Itamaraty (la
cancillería brasileña) una frase demoledora que Página/12 reveló en exclusivo:
Ustedes eligen: la OTAN o el Mercosur. Ayer, De la Rúa optó.
Otro de los proyectos sobre los que conversaron los Fernandos fue la posible
creación, a futuro y paulatinamente, de una moneda común (a eso se refirió De la Rúa
cuando habló de un acuerdo tipo Maastricht de la Unión Europea). Para acercarse siquiera
a algo parecido a ese tratado, Brasil deberá contener la variación inflacionaria que
aún sufre su país, para luego comenzar a conversar sobre la unificación.
Cardoso recibió a De la Rúa en el Palacio de la Alvorada, residencia habitual de los
mandatarios brasileños. Allí compartieron un almuerzo con la delegación argentina y
Herrera Vegas, pero antes mantuvieron una reunión a solas por poco más de una hora.
Hemos pasado revista a una serie de temas, fue todo lo que ambos dijeron al
sentarse a la mesa.
La agenda, entre otras cosas, incluyó:
Darle más
contenido a la integración regional más allá de lo estrictamente comercial y mejorar la
coordinación parlamentaria entre los países del Mercosur.
Avanzar en
materias no suficientemente exploradas hasta el momento, como en la defensa del Atlántico
sur y, eventualmente, crear un organismo de cooperación naval para la defensa del
Mercosur. También promover la integración en todo lo relativo a la ciencia y técnica
y, en particular, en lo referido a tecnología agropecuaria y compartir
experiencias en materia de lucha contra la drogadicción.
Institucionalizar mecanismos para la resolución de los conflictos en la región.
Coordinar las
políticas macroeconómicas con el objetivo de establecer en el futuro una moneda única
en el Mercosur. Como primera medida en ese sentido, se coincidió en la necesidad de
estudiar la cuestión delequilibrio y la responsabilidad fiscal de los países miembros
para evitar devaluaciones y saltos bruscos de los precios relativos dentro del bloque.
Fijar una
posición común del Mercosur en el tema de las semillas transgénicas, que son rechazadas
por la Unión Europea.
Promover la
marca Mercosur y actuar como bloque en las próximas cumbres de la Asociación
de Libre Comercio para las Américas (ALCA) y en la Ronda del Milenio de la Organización
Mundial del Comercio (OMC). Como bloque por su característica regional.
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