Por Fernando Almirón El Senado de la
Nación, reunido en sesión secreta, aceptó anoche los siete cargos presentados contra el
juez federal Hernán Bernasconi, y hoy se propone votar su destitución. Será el momento
que esperaba el autor del pedido de juicio político, Gabriel Cavallo, para dictar la
captura de Bernasconi, quien pasará de ser un representante de la Justicia argentina de
paseo por la ciudad de San Pablo, a un delincuente prófugo en suelo brasileño, al que
llegó para curar su supuesto estrés. La caída en desgracia del magistrado fue
habilitada por el bloque de senadores justicialistas, quienes decidieron cerrar el
paraguas protector que sostuvieron sobre su cabeza durante dos años.El Senado encontró
como valederos los cargos presentados por el juez Cavallo contra Bernasconi. Estos son:
prevaricato, asociación ilícita, privación ilegítima de la libertad y errores
procesales gravísimos que permiten afirmar una incompetencia decisiva. Además se habría
comprobado su absoluto desconocimiento y desinterés de los efectos procesales del
recurso de apelación, absoluto desconocimiento y/o desinterés en las causas
que tramitan ante su juzgado y haber preparado una mise en scène destinada a
realizar rimbombantes procedimientos. El martes por la noche, durante la cena que el
bloque de senadores justicialistas compartió en la casa de Antonio Cafiero se selló la
suerte de Bernasconi. Salvo por dos o tres de los 31 legisladores presentes, la decisión
de la bancada fue unánime a la hora de bajarle el pulgar al juez que se hizo famoso por
meter en una celda al manager de Diego Maradona, Guillermo Coppola, y al ex futbolista
Alberto Tarantini, entre otros miembros de la farándula nocturna. Una vez resuelta la
inminente pérdida de fueros de Bernasconi, que lo dejará al alcance de la Justicia, los
senadores del PJ avanzaron en la búsqueda de su propia subsistencia. Y decidieron, entre
otras cosas, mantener la unidad y esperar los primeros movimientos de la Alianza para
disponer la futura estrategia de la bancada. Brindaron y fueron a sus casas. Hubo
una posición casi unánime para avanzar hacia la destitución del juez, aseguró
uno de los senadores que participaron de la sesión secreta de ayer, que se desarrolló
sin la presencia de público ni periodistas.Ahora falta la votación final. Los
integrantes de la Cámara alta fueron citados para una sesión especial que comenzará hoy
a las 12. En ella cada senador deberá pronunciarse individualmente sobre el sentido de su
voto, el que se ajustará a dos únicas alternativas: a favor o en contra de la
destitución del magistrado. La suerte de Bernasconi está sellada porque con que
sólo uno de los cargos obtenga los dos tercios de los votos, será suficiente para dar
lugar a la destitución, aclaró otro senador que prefirió mantener su nombre en
reserva dado el secreto de lo sucedido en la sesión especial de ayer. Bernasconi perderá
sus fueros en el mismo instante en que se decida su destitución. Es la noticia que desde
hace dos años espera escuchar el juez Cavallo, que impulsó su pedido de juicio
político. El titular del Juzgado en lo Correccional número 4 quiere, además, acusar a
Bernasconi de asociación ilícita, un delito que no es excarcelable. Por lo pronto ya
tiene un pedido de captura internacional destinado al juez de Dolores y dirigido a
Interpol, al que sólo le falta estampar su firma. No hay que permitir que
Bernasconi se fugue el país, le había dicho Cavallo a Página/12 apenas un mes
antes del viaje al exterior del polémico magistrado, quien supuestamente estaría
curándose de su estrés en una clínica paulista. Sin embargo, el cuestionado juez viajó
con destino a la ciudad brasileña de San Pablo el 26 de octubre, un mes después de haber
sido suspendido en sus funciones por la Cámara alta, que dio lugar a los continuos
intentos en este sentido que impulsó el presidente de la Comisión de Enjuiciamientodel
Senado, el radical Raúl Galván. Fue cuando el costo político de la protección que le
brindó el justicialismo comenzó a mellar la sensibilidad de su electorado en plena
campaña electoral. Y, como se sabe, con los votos no se juega y eso superó todos los
límites de la lealtad. La repentina ausencia en territorio argentino de Bernasconi se
produjo a los pocos días de conocerse el fallo de la Justicia en el denominado Caso
Coppola II. En esa oportunidad el Tribunal Oral Federal Nº 5 condenó a ocho años
de prisión al secretario del juzgado de Bernasconi, Roberto Schlagel, y penas de entre
tres y siete años a los tres policías que servían a sus investigaciones. Los
camaristas, en sus fundamentos, sostuvieron en esa oportunidad que el magistrado actuó
con mendacidad e ineptitud en las causa Coppola y Tarantini. El
pronunciamiento judicial fue una clara advertencia para Bernasconi que, en caso de volver
a la Argentina, será juzgado por liderar una banda dedicada a inventar pruebas y forzar
procedimientos para detener a ricos y famosos para llegar a ser tan famoso como su
víctimas. Se podría decir que lo logró.
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