Por Mariana Carbajal Fue un acto
de misericordia, de caridad hacia el prójimo. Con esta frase, el andrólogo y
especialista en medicina reproductiva Santiago Brugo Olmedo, explicó por qué aceptó
extraer semen de un hombre muerto a pedido de su viuda para, eventualmente, someterse a
una inseminación asistida. El caso, que no registra antecedentes en la Argentina aunque
sí en otros países, despertó cuestionamientos éticos. En un reportaje con Página/12
Brugo Olmedo reveló sus dudas sobre la fertilización posmortem y reconoció que recibió
críticas en su propia familia: Mi madre piensa que es una monstruosidad que una
mujer pretenda tener un hijo de su marido fallecido, señaló. La polémica muestra
de espermatozoides permanece congelada desde el lunes en el centro médico que encabeza
Brugo Olmedo a la espera de una orden judicial que autorice a la ciudadana española a
llevárselo de regreso a su país natal. Brugo Olmedo quedó muy impresionado al ver en el
laboratorio los espermatozoides vivos de un hombre muerto. Siete horas después de
su fallecimiento, se movían perfectamente bien, describió con asombro. Realizó la
extracción de semen en la Morgue Judicial, luego de que el juez de instrucción porteño
Raúl Irigoyen, autorizó el procedimiento a la viuda. La pareja de españoles estaba de
luna de miel en Buenos Aires, cuando el marido, de 35 años, tuvo un paro
cardiorrespiratorio por edema pulmonar y falleció súbitamente el lunes en una
habitación del Hotel Crillón. Según contó el especialista, el pedido le llegó a
través de una amiga íntima de la interesada, que lo llamó al Centro de Estudios en
Ginecología y Reproducción (CEGYR) y le preguntó si era factible la maniobra y si él
estaba dispuesto a hacerla.¿Cuánto tiempo demoró en aceptar?Treinta
segundos. Pensé que ya habían pasado 4 horas desde el fallecimiento y cuanto antes se
hiciera la extracción mejor calidad tendrían los espermatozoides. Pero le aclaré que lo
hacía ad-honorem, como acto de misericordia, de caridad hacia el prójimo. En la
Argentina no hay legislación que regule la fertilización asistida, pero el Código de
Etica de la Sociedad Argentina de Esterilidad y Fertilidad (SAEF) rechaza la inseminación
posmortem ¿Se hizo planteos éticos?Sí. Pero pensé que yo sólo iba a recuperar
los espermatozoides, y no a utilizarlos para fertilizar un óvulo. Lo que hice fue darle
la posibilidad a una mujer que atravesó una situación extremadamente dramática de que
decida con más tiempo y tranquilidad qué es lo que quiere hacer. ¿Es la primera
vez que se enfrenta a un caso como éste?En 20 años de carrera nunca hasta el lunes
había tenido un pedido semejante. Y tampoco ningún otro especialista de nuestro centro
médico. En realidad, le confieso que tuve que decidir sin haber pensado antes en la
posibilidad de poder enfrentarme a un situación como ésta. En el CEGYR tenemos un
comité de ética externo, que se reúne una vez por mes para discutir nuestros proyectos
de investigación. Por supuesto, éste será el tema del próximo encuentro para que no
nos tome de sorpresa otra vez. ¿Cuál es su posición personal sobre la
inseminación posmortem?Hoy no lo sé. Es necesaria una legislación o que nos
reunamos con los colegas de otros centros y de la SAEF, de la que soy miembro, para tener
una política en común y no nos agarre desprevenidos: o lo hacemos todos, o lo
rechazamos, o lo aceptamos en algunos casos. Se deben evaluar aspectos éticos, morales,
religiosos, legales, psicológicos. Quienes se oponen, cuestionan el hecho de no se
estaría pensando la procreación de un hijo en el marco de una pareja, sino de una mujer
sola.Todos conocemos casos de mujeres de 40 años que han adoptado chicos solas. No
creo que ése sea un motivo para condenar esta técnica. No obstante, este caso particular
lo pensé como el de una mujer que ama a su marido y que a los 7 días de casarse lo
pierde inesperadamente. Algunos psicólogos opinan que una viuda que pide guardar el
semen de su marido muerto no está aceptando el límite que le impone la realidad de la
muerte.No discuto lo que digan los psicólogos, pero también hay que contemplar que
esa mujer tenga una gran deseo por tener un hijo de esa persona a la que tanto amó.
Se daría el caso particular de que el niño sería huérfano desde la
concepción.No me parece lo más dramático que nazca sin padre. Por supuesto, es
mucho mejor que tenga mamá y papá. Pero tampoco creo que éste sea un motivo para no
hacer una inseminación posmortem. Sí creo que sería muy importante para practicarla
tener en cuenta si el hombre tenía intención de tener hijos, si es un acto de amor o una
obsesión de la mujer, si hay intereses de herencia de por medio. ¿Si mañana la
viuda española le pide que le haga una inseminación con el semen extraído de su marido,
aceptaría?Le diría que lo voy a pensar. Y tomaría la decisión con nuestro
comité de ética, con la SAEF y con colegas de otros centros. Es una decisión muy
importante. ¿Recibió críticas?En mi familia. Mi mujer me dijo que no estaba
segura de estar de acuerdo con la extracción del semen. Mi madre piensa que es una
monstruosidad que una viuda pretenda tener un hijo con esperma de su marido muerto; le
suena a ciencia ficción horripilante.
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