The Guardiande Gran Bretaña
Por Geneive Abdo Desde Teherán Carteles rojos y
verdes de Coca-Cola decoran las paredes, las papas fritas se sirven en cajas vistosas y
las hamburguesas se envuelven en papel amarillo. Lo único que falta son los arcos
dorados. No es un secreto que el nuevo Star Burger de Asghar Shademanpour es un tributo al
gigante del fast food del Gran Satán. Mientras Irán celebra hoy
en Teherán el 20º aniversario de la toma de la embajada de Estados Unidos, Shademanpour
vende miles de hamburguesas a los estudiantes y las familias que sueñan con visitar el
país que se les ha enseñado a odiar. Mi restaurante es tan popular porque les
recuerda a Norteamérica, dice Shademanpour, sonriendo de oreja a oreja. Los
clientes a menudo preguntan, ¿Esto es McDonalds? Yo les digo, silencio,
no digan McDonalds. Las autoridades pueden oírlos y cerrarme el negocio.En
los 20 años desde que tomaron de rehenes a los empleados en la embajada de Estados
Unidos, los conservadores mantienen viva la propaganda oficial antinorteamericana, pero
para la mayoría de los iraníes es pura retórica. Se esperaba que durante las
manifestaciones de hoy para marcar el día anual de la Lucha Contra la Arrogancia
del Mundo se desempolvara el viejo slogan Abajo con Norteamérica. Pero
estudiantes del una vez radical Daftar-e Tahkim-e Vahdat hicieron una manifestación ayer
en la Universidad de Teherán, no en la puerta de la ex embajada de Estados Unidos, y no
se quemó ninguna bandera, como sí había ocurrido en años anteriores. La pasión
también desapareció de los que fueron militantes y que tomaron a los 52 rehenes
norteamericanos durante 444 días. Uno es ahora miembro del consejo de la ciudad de
Teherán y se llama a sí mismo un reformista. Otro era el editor del periódico Salam,
que simbolizaba la libertad de expresión y libertades civiles, hasta que fue clausurado
por los de la línea dura en julio. El diario fue influyente en la elección del
presidente moderado, Mohammed Jatami, en 1997. Todo lo que es bueno en el mundo
llega de Norteamérica, dice Alí de 21 años, comiendo una caja de papas fritas.
Las películas son las mejores, la música es la mejor, el arte es el mejor. No es
Estados Unidos lo que los iraníes odian. Los británicos son los responsables de todos
nuestros problemas. Esto es lo que está escrito en nuestro libros escolares. En
especial, a los británicos se los acusa de estar detrás del golpe de estado de 1921
conducido por Reza Khan, que se convirtió más tarde en Reza Shah, fundador de la
dinastía Pahlavi que gobernó hasta la revolución islámica de 1979. Estados Unidos
apoyó al gobierno iraní hasta que el ayatola Jomeini dirigió la revolución, que
terminó con 2500 años de monarquía y estableció la República Islámica. Hay más que
hamburguesas y papas fritas en la fascinación de Teherán por Norteamérica. Dos lugares
nuevos de pollos fritos fast food que abrieron, se parecen a Kentucky Fried
Chicken. Muchos lugares de la capital se parecen a una ciudad norteamericana de otras
épocas, con autopistas diseñadas por planificadores urbanos educados en Estados
Unidos por las que viajan envejecidos automóviles Chevrolet. Aghdasia, un ex
enclave de Estados Unidos donde las casas fueron diseñadas hace 30 años para parecerse a
las de los suburbios en California, todavía está en pie. El país hasta tiene su propio
equipo nacional de baseball. Pero no todos los iraníes están dispuestos a adoptar la
cultura de Estados Unidos con tanto entusiasmo como los jóvenes se devoran fast
food en Star Burger. La imagen en cartón de Norteamérica como una gran potencia
imperialista determinada a destruir la República Islámica es perpetuada desde los
púlpitos a través de Irán cada semana durante laoración del viernes. Los diarios
están llenos de críticas a la política norteamericana, no sólo hacia Irán, sino al
mundo en general. Aun aquellos conservadores que siguen perpetuando la retórica de
mantener la animosidad viva, reconocen que es básicamente por asuntos internos. En una
rara admisión, el diario de línea dura Jomhuri-ye Eslami dijo en una editorial esta
semana: Luchar contra la arrogancia es parte de la esencia de la revolución
islámica, y si esta lucha no existe, la revolución perderá su identidad real. Aun
así, los slogans oficiales han penetrado la psicología iraní. Cuando Shademanpour
colgó los carteles de Coca-Cola en su restaurante, borró las palabras hecho en
Norteamérica. Traducción: Celita Doyhambéhère
Historia de dos Iranes Dos manifestaciones en dos días distintos con consignas distintas en
conmemoración de un mismo aniversario. Las celebraciones en Irán por el 20 aniversario
de la toma de la embajada norteamericana en 1979 subrayaron la escisión del país entre
reformistas y conservadores. Por el lado de los primeros, unos 700
estudiantes se congregaron ayer en la Universidad de Teherán para conmemorar la fecha
en un espíritu de diálogo hacia Estados Unidos. Los conservadores, en
cambio, harán hoy su manifestación frente al edificio donde se encontraba la embajada,
con actividades más tradicionales como quemar banderas norteamericanas e israelíes. Ayer
el ayatola conservador Alí Jamenei, recalcó que se oponía a la moderación
con Washington. |
MOSCU ADMITIO QUE QUIERE RECONQUISTAR
CHECHENIA
En busca de la república perdida
El
Kremlin reveló ayer que el objetivo final de su operativo antiterrorista en
la república caucásica separatista de Chechenia era nada menos que la reconquista de
todo el territorio. Igor Serguéyev, el ministro de Defensa, aseguró que planeamos
liberar no sólo a la capital Grozny, sino también a toda Chechenia. La república
había obtenido la independencia de facto que le costó una sangrienta guerra con Rusia en
1994-1996. Serguéyev subrayó además que la ofensiva rusa cuenta con el total
apoyo del presidente (ruso) Boris Yeltsin. El ministro agregó que Gudermes, la
segunda ciudad en importancia de Chechenia, está completamente bloqueada y sería
capturada en uno o dos días. También prometió que Grozny, que está casi cercada, no
sería asaltada, sino que sería sometida mediante bombardeos. La creciente tensión entre
Washington y Moscú aumentó ayer luego de que Rusia probara con éxito un misil
antimisiles. Mientras tanto, la situación de los refugiados atrapados en la frontera
entre Chechenia y la república rusa de Ingushetia ayer seguía siendo desesperada. Aunque
10.000 personas esperan para cruzar, las autoridades rusas sólo están dejando pasar a
unos 200 por día. Un enviado de la ONU, Christopher Carpenter, subrayó que la situación
era crítica dado que los refugiados no reciben ayuda y viven en condiciones muy
difíciles. Un guardia fronterizo ruso le explicó a un periodista que
preferiríamos verlos pasar a todos, pero tenemos órdenes de sólo dejar entrar a
un número pequeño de mujeres y niños. Haciendo una pequeña concesión a la
presión internacional, el Kremlin envió ayer al ministro de Situaciones de Urgencia a
Ingushetia en una gira de inspección a los campos de refugiados. En el frente interno
ruso, Yeltsin interrumpió ayer sus vacaciones en Sochi, sobre el Mar Negro, y regresó
súbitamente a Moscú para reunirse con el premier ruso Vladimir Putin. Según el portavoz
de Yeltsin, durante esta reunión hablaron, entre otras cosas, sobre la entrevista que
Putin sostuvo en Oslo con el presidente norteamericano Clinton. Durante la entrevista,
Clinton había pedido que Rusia negociara con los chechenos. La prueba de un misil
antimisil ruso de ayer pareció una respuesta a la propuesta norteamericana de modificar
el tratado ABM, que limita el desarrollo de sistemas anti-misilísticos. Yeltsin se opuso
terminantemente el lunes a cualquier alteración del tratado, y aseveró que amenaza
el proceso de desarme nuclear. Insinuando una complicación adicional entre
Occidente y Rusia, el Secretario General de la OTAN, George Robertson, afirmó ayer por
primera vez que estaba preocupado por la guerra en Chechenia.
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