El País de Madrid
Por Manuel Delano Desde Santiago Más de un tercio
de los chilenos, unos 5,5 millones de personas, permaneció en la noche de ayer una hora y
media frente a los televisores, presenciando la transmisión en directo del único debate
entre los dos postulantes a la presidencia de la República que cuentan con mayor
intención de voto según las encuestas, el socialista Ricardo Lagos y el derechista
Joaquín Lavín. El sondeo telefónico más serio, encargado por el partido de Lagos a la
empresa de encuestas Times Research, dio como ganador del debate a Lagos, con 45,9 por
ciento, frente al 35,7 por ciento de Lavín. Según este sondeo, Lagos ganó en todos los
aspectos medidos. Otro sondeo telefónico, realizado por el conservador diario El
Mercurio, sostuvo que el triunfo fue de Lavín 51,4 por ciento contra Lagos
-48,6 por ciento. A 39 días de las elecciones del 12 de diciembre, y con los
resultados de las últimas encuestas, que indican que la ventaja inicial de Lagos sobre
Lavín se ha reducido hasta un margen que oscila entre tres y cinco puntos, la captura del
12 por ciento de votos de los indecisos se ha transformado en la principal preocupación.
A este elector apuntó Lagos, que tuvo una actitud más agresiva, recordando el pasado
pinochetista de su oponente y emplazándolo a definirse en temas morales, como el
divorcio, la censura, y temas políticos, como un plebiscito para terminar con las
ataduras antidemocráticas de la Constitución. Lavín, por su parte, eludió pronunciarse
y apeló al desgaste de los diez años de gobierno de la Concertación oficialista.El
formato del debate, rígido y acartonado, en el que los candidatos no debatían entre sí
libremente, y en el que por petición del partido de Lavín los periodistas que
preguntaban no podían replicar ante una respuesta evasiva, perjudicó a Lagos, un avezado
polemista. Ambos candidatos coincidieron en que se debe reducir el gasto en Defensa,
erradicar la pobreza, mejorar la salud, aplicar nuevos planes para descontaminar la
capital, Santiago, y hasta en que no promoverían un punto final en materia de derechos
humanos. Cada uno, en su estilo, reivindicó su pasado realizador: Lagos como ministro de
Obras Públicas y Educación en los gobiernos democráticos, y Lavín como alcalde del
ayuntamiento de Las Condes, el más rico del país. El candidato socialista fue más
allá, al recordarle a Lavín su pasado como fundador y dirigente de la pinochetista
Unión Demócrata Independiente UDI. Aunque escasas, las diferencias que
mostraron fueron significativas. Mientras Lagos dijo rechazar la pena de muerte, Lavín
planteó que no ejercería la facultad presidencial de indultar a un condenado a la pena
capital mientras la cadena perpetua no sea real. Los dos candidatos defendieron el regreso
a Chile del general Augusto Pinochet, pero Lagos enfatizó en que debe hacer frente a la
Justicia en su país. Lagos emplazó a Lavín a un plebiscito para cambiar la composición
del Senado, dada la existencia de senadores designados, y a otro para escuchar la opinión
de la sociedad sobre el divorcio, sin recibir respuestas. Cuando Lavín dijo estar en
contra a toda forma de censura, Lagos lo desafió a poner a trabajar a los equipos de
ambos para terminar antes de la elección con esta lacra. Lavín terminó su mensaje
pidiendo a los chilenos que se atrevan con el cambio, afirmó que gobernará para los
pobres, porque los más ricos se cuidan solos, ellos no necesitan un gobierno que
los cuide y criticó a la coalición oficialista, porque ha tenido diez años para
gobernar sin lograr resultados. Lagos dijo soñar con que Chile pueda en su bicentenario,
el año 2010, llegar a ser un país desarrollado, donde no exista la desigualdad, el temor
y hayaparticipación. En las afueras del céntrico hotel donde se realizó el debate, unos
200 manifestantes, encabezados por dos de los candidatos a la presidencia excluidos del
foro, la comunista Gladys Marín y el humanista Tomás Hirsch, protestaron por esta
marginación, siendo en algunos instantes dispersados con carros lanzaaguas.
Sin palabras Ayer, el juez chileno Juan Guzmán Tapia confirmó que Pinochet devolvió en
blanco el cuestionario que le envió 13 días atrás en el marco de la investigación
sobre responsabilidad del ex-dictador en la Caravana de la Muerte, una de las
operaciones emblemáticas de la represión pinochetista. No enviaré otro exhorto,
pero estudiaré los próximos pasos a seguir, entre ellos su desafuero como senador
vitalicio, adelantó el magistrado. Lo que sí recibirá el ex dictador son 640.000
dólares que el estado británico ordenó devolverle como reembolso parcial de los gastos
judiciales que le generó su detención en Londres un año atrás a pedido del juez
español Baltasar Garzón. |
EL JUEZ DEL CASO ARGAÑA RECONSTRUYO EL CRIMEN
Con la guía del perfecto asesino
En
Paraguay, todas las versiones conducen a Oviedo. Siguiendo fielmente el relato de Pablo
Vera Esteche asesino confeso del vicepresidente del país Luis María Argaña,
el juez Jorge Bogarín reconstruyó ayer el crimen en medio de fuertísimas medidas de
seguridad por las amenazas de muerte que recibe desde el viernes pasado. Fue ese día
cuando Esteche reconoció haber matado a Argaña el 23 de marzo por orden del ex general
Lino Oviedo y del entonces presidente paraguayo Raúl Cubas. Su confesión, que además
responsabiliza a Oviedo por la matanza de siete manifestantes durante el llamado
marzo paraguayo, servirá para volver a pedir la extradición del ex general
asilado en la Argentina, confirmó el magistrado. Gracias a Esteche, la justicia paraguaya
parece no tener dudas de que Oviedo mandó a matar a Argaña para asumir el
ejecutivo. Tampoco de que es responsable directo por la muerte de los jóvenes que
pedían la renuncia de Raúl Cubas frente al Congreso el pasado 26 de marzo, tres días
después del crimen de Argaña. Pero Oviedo no está solo. En esa matanza también
estaría implicado Cubas, actualmente asilado en Brasil, sin fueros parlamentarios y con
un pedido de detención librado ayer por el juez paraguayo Hugo López, que incluye a
otros cinco legisladores oviedistas. Uno de ellos, Amado Yambay, se entregó ayer.Para los
abogados de Oviedo, la confianza de los tribunales paraguayos en el testimonio detallado
de Esteche confirma sus denuncias de que se trata de una fabricación para
volver a pedir la extradición. La mejor prueba fue la declaración de ayer de Gumersindo
Aguilar, el anterior acusado de haber asesinado a Argaña a pedido de Oviedo. Su versión
fue utilizada por el gobierno para pedir entonces la extradición del ex general. Ayer,
Agular aseguró que teme por su vida si se desdice de su anterior relato y confiesa la
verdad. La reconstrucción resultó totalmente coincidente con la declaración de
Esteche, que ha sido ratificada por uno de los testigos que presenció el atentado,
intentó precisar el fiscal del caso, Marco Alcaraz. Esa coincidencia no debe resultar
inesperada si se tiene en cuenta que el juez siguió paso a paso las indicaciones del
magnicida confeso. El testigo que habría avalado a Esteche al reconocerlo como uno de los
asesinos fue Víctor Barrios Rey, que conducía el auto de Argaña. Sin embargo, el chofer
no estuvo presente en la reconstrucción. Como único protagonista, Esteche explicó la
secuencia del crimen y aclaró que en realidad fueron los disparos de sus cómplices, Luis
Alberto Rojas y Fidencio Vega Barrios, ahora prófugos, los que mataron a Argaña.
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