OPINION
Una autocrítica profunda
Por Aníbal Ibarra |
La cuarta elección
presidencial en 15 años, que consagró hace pocos días al Dr. Fernando de la Rúa como
el nuevo presidente constitucional de la Argentina, es sin duda más allá de las
preferencias políticas de cada uno una noticia trascendente para la democracia. En
quince años, el sistema político ha ganado en estabilidad y en equilibrio. Esta es una
novedad para celebrar y una condición para atravesar sin sobresaltos la convivencia que
el nuevo mapa político nos impone. Pero además de festejar estas saludables novedades,
la dirigencia política debe aprovechar esta oportunidad para registrar cuáles son las
causas que explican en este mismo período de tiempo el ensanchamiento de la brecha entre
sociedad y política.De hecho, el menemismo contribuyó a gestar una cultura de la
antipolítica y la abasteció generosamente con sospechas de oscuros negocios, defensa
inescrupulosa de funcionarios amigos y manipulación de las instituciones. Pero sería
demasiado sencillo echarle todas las culpas del recelo de la sociedad hacia los políticos
a la experiencia de diez años de menemismo en el poder. Estoy convencido de que la
solución de este problema exige, antes que nada, una profunda autocrítica y acciones
claras.Esto es lo que acaba de hacer la Alianza en la ciudad de Buenos Aires con la
aprobación de una Ley de Financiamiento de los Partidos Políticos. Esta es la primera
señal indubitable de nuestra vocación de transformar a fondo la relación entre la
política y la sociedad. No se trata de un acto oportunista. Con el desafío de disputar
en pocos meses una elección por el gobierno de la ciudad, hemos dado el mejor ejemplo de
que hacemos lo que decimos.Esta ley que acabamos de votar es un puente para reestablecer
nuestra relación de confianza con la gente. Con ella estamos diciendo que es una
inmoralidad que, mientras la mayoría tiene que soportar una estrecha situación
económica, se ensanchen cada vez más los gastos de la política. Estamos diciendo que es
injusto exigir a la sociedad que respete determinadas leyes y pautas, si la propia
política no consigue autorregularse. Estamos diciendo que queremos campañas electorales
cortas y baratas, cuyo financiamiento no se pierda detrás de vidrios oscuros. No queremos
más política de vidrios polarizados. La política necesita transparentar sus medios de
subsistencia y la gente necesita saber cómo se financia la actividad que rige sus
destinos. Estoy seguro de que ésta es una de las mejores noticias que la propia política
ha sido capaz de generar en mucho tiempo. |
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