OPINION
Sólo la verdad
Por Horacio Verbitsky |
Si los cables de
agencias internacionales que se refieren a una retractación del ex capitán de la Armada
Adolfo Scilingo ante el juez Baltasar Garzón fueran fieles, esa estrategia de defensa de
uno de los 98 procesados por los delitos de genocidio, terrorismo y torturas sería
indiferente para el progreso de la causa. Para quienes no tengan presente la secuencia de
los hechos, conviene recordar que:1 La aparición de cadáveres en las aguas del Río de
la Plata, frente a Montevideo, fue conocida durante la propia dictadura y ya está
mencionada en los partes de 1976 de la Agencia Clandestina de Noticias y en el informe de
la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas de 1984.2 La confesión de
Scilingo sólo confirmó lo que ya se sabía acerca de la organización y periodicidad de
los vuelos por el testimonio de los prisioneros sobrevivientes de la ESMA. Su principal
aporte fue la dimensión subjetiva, que permitió penetrar en la conciencia atormentada de
uno de los ejecutores. 3 Junto con su confesión, Scilingo entregó una serie de
documentos que prueban que, desde 1984, planteó a sus superiores de las Fuerzas Armadas y
al gobierno nacional su participación en el asesinato de prisioneros y reclamó que
quienes dieron las órdenes se hicieran responsables por las consecuencias de su
ejecución. Uno de esos documentos, que se reproduce aquí, es una nota de 1985, dirigida
a la Junta de Calificaciones de la Armada, en la que Scilingo describe cómo en uno de los
vuelos perdió pie y estuvo a punto de caer al vacío por la compuerta de la nave. Ese
episodio fue el comienzo del quiebre de la solidaridad corporativa, que por primera vez le
permitió ver a las víctimas como seres humanos. Allí comenzaron también las pesadillas
y el insomnio, que al cabo de los años lo indujeron a confesar en búsqueda de alivio.
Otro, de 1991, es una carta al indultado ex dictador Videla. Scilingo describe el traslado
a la muerte de treinta personas en dos vuelos en los que participó, en aviones navales.
En la edición argentina de El Vuelo se publicaron incluso los acuses de recibo firmados
por personal de la Armada y de la Presidencia de la Nación, dejando constancia de que un
par de esos documentos habían llegado a los despachos del almirante Ferrer y del
brigadier Antonietti. Aún no se conocen con exactitud los términos de la presunta
retractación que se atribuye a Scilingo. En ningún caso serviría para desmentir hechos
cuya probanza no depende de un testimonio aislado sino de una multiplicidad de fuentes
materiales, documentales y testimoniales, que coinciden en general y en particular. Aunque
se intentara sustraer una pieza, los sobrevivientes, los organismos de derechos humanos,
la Conadep, la Justicia argentina y ahora la española, ya han armado a lo largo de los
años el rompecabezas. Su imagen es demasiado nítida y completa como para desdibujarse
por una apurada maniobra de último momento. |
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