Todavía es tiempo
Por Hugo Cañón *
Hoy es un día de vergüenza nacional.
El hombre republicano no puede aceptar
silenciosamente que se designe a cargo de las fuerzas policiales bonaerenses a una persona
que luce la ilegalidad como mérito de origen.
Callar o consentir, importa aceptar que se
posibilite responder a los hechos ilícitos con actos ilegales desde el Estado.
Ya se sabe que, cuando la autoridad no se
contiene dentro de la ley, a la sangre se responde con sangre, generando una cadena de
violencia de final incierto.
Estamos recorriendo sinuosos caminos en
juicios denominados "de la verdad", porque no hubo justicia frente a la
comisión de hechos atroces, y éstos se cometieron a través de un plan criminal que se
instauró después de estar prologados de los "excesos", tolerados, alentados y
justificados por autoridades políticas que --como hoy-- dispusieron "meter
bala" frente al delito.
Y aquella falta de justicia ante los delitos
cometidos durante la dictadura militar en gran parte se debió a leyes de impunidad, tales
como la llamada de "obediencia debida", sancionada después del acto ilegal de
sublevación frente al poder constituido encabezado por el hoy ministro a cargo de las
fuerzas policiales.
El retroceso --cualitativa y
cuantitativamente-- resulta gigantesco.
Aceptar este acto de gobierno en silencio es
complicidad. Con mi palabra pretendo no quedar incluido entre aquellos que callan porque
las encuestas marcan un rebrote autoritario en la sociedad.
No es lícito hacer cualquier cosa en
función de lograr un objetivo. No todo está justificado cuando se representa al Estado.
El acto más atroz cometido por un delincuente, no habilita al Estado a hacer lo mismo.
Sólo se puede responder con la ley.
En este tema medular no puede haber
posiciones grises. Los grises permitirán convertir en negro nuestro futuro, como negro
era el betún de los que se embadurnaban sus caras para desafiar al poder de la
Constitución.
Tenemos que estar alerta para que no comience
la matanza. Todavía es tiempo de evitarlo.
* Fiscal general de la Cámara Federal de Bahía Blanca. |
Controlar y denunciar
Por Rafael Bielsa *
No es lo mismo un individuo preparado para formar parte de las
Fuerzas Armadas que un individuo formado para una fuerza de seguridad. Los miembros del
Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea están preparados para la defensa del país, a
través de las armas. En cambio, la Policía, además de reprimir, tiene que estar
preparada para la prevención, que es muy importante.
A la Policía no le gusta que la mande un
militar. Como todo cuerpo orgánico, le disgusta que la dirija alguien que no sea de la
fuerza. Yo considero que debe estar subordinada a un responsable político que no
pertenezca a la fuerza; la máxima autoridad política debe ser un civil. En alguna época
hubo militares a cargo de las fuerzas policiales, como Marcillach y el coronel Dantas, por
ejemplo. Pero el recuerdo que la gente tiene de los militares en la jefatura de las
fuerzas de seguridad es ominoso: Guerrero y Camps son ejemplos paradigmáticos de un
época que nadie quiere revivir.
En la provincia de Buenos Aires, los últimos
cuatro responsables de las fuerzas de seguridad fueron bastante disímiles: Arslanian,
Soria, Lorenzo y Rico. ¿Cuál es la unidad de criterio? Es mucho más lo que los
distingue que lo que los emparenta. Y ahora --con los anuncios de Ruckauf-- lo único
positivo del nombramiento de Rico como ministro de Seguridad es que siempre es preferible
"un golpista que se vuelve democrático" a un demócrata que se vuelve golpista.
El perfil de los ministros designados por el
gobernador electo permite vislumbrar cómo va a ser la gestión en el territorio
bonaerense. "El hospital es mío", dijo Rico en su última aparición pública.
Evidentemente tiene un concepto feudal de la cosa pública. Ahora va a ser el responsable
de la seguridad. Pero en esa materia, si hay algún secreto para conseguir resultados, es
elegir un plan global con metas acotadas y aplicarlo a lo largo del tiempo. No hay recetas
mágicas.
La designación de los ministros es una
prerrogativa ejecutiva; el gobernador puede elegir como ministros a quienes considera más
capacitados para cada área de gobierno. Por lo tanto, en la Alianza, como oposición,
haremos lo que hace cualquier oposición en un estado de derecho: controlar al Poder
Ejecutivo y denunciar los desvíos.
* Constitucionalista. |