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Por Felipe Yapur "El doctor (Carlos) Ruckauf me preguntó, poco después de su triunfo, si estaba dispuesto a acompañarlo en su gestión como gobernador y, obviamente, yo le dije que sí", fue la frase que el embajador argentino en el Vaticano, Esteban "Cacho" Caselli utilizó cuando Página/12 le preguntó por su posible nombramiento en la Secretaría General de la Gobernación. La designación del diplomático, confirmada también por integrantes del gabinete de transición de Ruckauf, será la pata menemista en el territorio bonaerense y que todavía domina Eduardo Duhalde. Caselli --pocas horas antes de partir hacia el Vaticano para cumplir con su última misión como embajador, la visita de despedida de Menem al papa Juan Pablo II y participar de la canonización del primer santo argentino-- reconoció a este diario la alegría que le causaría formar parte del gabinete de Ruckauf. --Va a integrar un gabinete bastante particular --dijo Página/12. --¿Por qué lo dice? --preguntó el diplomático. --Porque se sentará al lado de Aldo Rico y de José Bordón, un hombre cercano a Duhalde --continuó este diario. --Bueno, bueno, pero eso no tiene que llamarle la atención. Recuerde usted que con el doctor Ruckauf ya integramos el gabinete del presidente Carlos Menem y era un gabinete bastante particular, reflexionó Caselli. --¿Se puede decir que su designación es un hecho? --Mire, yo hablé con el doctor Ruckauf, conversamos sobre estos temas y él sabe que yo estoy dispuesto a acompañarlo. Eso sí, primero debo culminar mi tarea como embajador. A pesar de los zigzagueos de Caselli, operadores que responden a los integrantes del gabinete de Ruckauf, indicaron que "lo de Cacho ya es un hecho, sólo resta que el gobernador electo lo anuncie como hizo con Rico y Julián Domínguez". La participación de Caselli en el gabinete se convirtió, sin duda, en la confirmación del acuerdo electoral que alcanzaron poco antes de los comicios el gobernador electo y el presidente en retirada, Carlos Menem, para retener la provincia de Buenos Aires en manos del justicialismo. Es verdad que Caselli mantiene una estrecha relación con Ruckauf desde los tiempos en que éste era embajador en Italia, pero su arribo a la provincia de Buenos Aires semanas antes de los comicios del 24 de octubre fue exclusivamente responsabilidad de Menem. Durante la campaña, Ruckauf negó esta versión en dos oportunidades. En un reportaje concedido a Página/12 una semana antes de las elecciones, este diario lo consultó sobre el desembarco del menemismo en su campaña electoral. Aquí el tramo de la entrevista: --¿Qué trabajo está haciendo para usted Esteban Caselli? --preguntó Página/12. --Esta es una nueva vuelta de tuerca de los muchachos de la Alianza. Caselli es el embajador de Menem en el Vaticano. ¿Quién dijo que trabaja para mí? Salió en algunos medios porque los muchachos de la Alianza no saben con qué pegarme... --Caselli ya trabajó con usted en el Senado. ¿Ahora no está trabajando con usted? --Absolutamente no. Por ese entonces, el todavía candidato presidencial, Eduardo Duhalde, también había negado la participación de Caselli. Duhalde había vuelto a distanciarse de Menem y se negaba a creer que el hombre que había ayudado a imponer como su futuro sucesor estaba abriendo el camino a dos ultramenemistas como hicieron Caselli y el embajador argentino en Portugal, Jorge Asís. El embajador argentino, ante la Santa Sede, se encargó durante la campaña de agitar e impulsar al purpurado menemista para atacar a Graciela Fernández Meijide por el lado del aborto. Así nació la frase de Ruckauf sobre la supuesta condición de "atea y anticristiana" de Fernández Meijide. La participación de Caselli en la administración Ruckauf se convirtió, además, en un condimento fuerte que sazona la disputa que Duhalde y Menem están protagonizando para conducir el justicialismo en su rol de fuerza política opositora.
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