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El huracán Luismi incluyó un encuentro con Zulemita

 


t.gif (862 bytes)  Luis Miguel llegó, cenó, bailó y después de dormir hasta la tarde de ayer, actuó, anoche. Elna26fo01.jpg (7368 bytes) jueves provocó tumultos en sus llegadas al Aeropuerto de Ezeiza y al hotel Sheraton, fue a cenar luego con Zulema María Eva Menem --y sus amigas--, después las acompañó un rato a un sitio de baile en Paseo de la Infanta, en los bosques de Palermo y, finalmente, tras una larga dormida, concretó anoche su primer show en Buenos Aires, dentro de la gira mundial de presentación de su último disco, Amarte es un placer. Unas 50 mil personas completaron la capacidad del estadio de Vélez Sarsfield y lo mismo sucederá esta noche y mañana, en la primera escala del segmento argentino del tour (que continuará por el interior del país). Cuando la estrella latina más famosa del mundo cenó con la hija del Presidente en un restaurante de Puerto Madero estaba aceptando, en realidad, un invitación. No es la primera vez que comparte algo de su intimidad con Zulema, que es su fan. En otra ocasión, incluso, Luismi fue fotografiado haciendo deportes en el Tigre junto con el fallecido hermano de Zulemita, Carlos Menem Jr. Antes y después de su salida con la primera damita, el mexicano no paró de provocar acontecimientos a su paso, protegido por un grupo importante de guardaespaldas y seguido por una nube de fans, fotógrafos, cámaras y demás curiosos. Lo que desembocó, naturalmente, en situaciones de tensión. Esta visita incluyó una polémica sobre el método de venta de entradas, que obligaba a quien quisiera ir al show a comprar por un valor de 30 pesos en una cadena de shoppings. El martes, por otra parte, deberá declarar ante un juez por una demanda por plagio presentada en su contra, iniciada por Francis Smith, compositor pop de dudoso gusto que tuvo su cuarto de hora en los años sesenta.

En las puertas del Sheraton había, claro, cientos de fanáticos --con amplia mayoría femenina-- esperando por verlo. La llegada al estacionamiento se complicó cuando las chicas se abalanzaron sobre el auto cuando estaba descendiendo la rampa y comenzaron a golpear el vehículo. Ahí es donde entraron en acción los encargados de la seguridad del cantante. El resultado fue una serie de minigrescas, con patadas y trompadas arrojadas con dispar resultado. Pese al tumulto, Luis Miguel descendió sin dificultades del auto y, rodeado de otros guardaespaldas, se fue saludando a sus seguidoras por el acceso peatonal que conecta el estacionamiento con la entrada del hotel. Luego de eso y un rato más tarde, pasadas las 22, la estrella se encontró con Zulemita para cenar en el restaurante La Rosada y allí, se informó oportunamente, la hija del Presidente sugirió, a los postres, compartir la copa La Rosada, que consta de continente helado, dulce de leche y merengue.

La gira por la Argentina de Luis Miguel incluirá presentaciones el 10 de noviembre en Santa Fe, el 12 en Córdoba, el 14 en Salta, el 16 en Mendoza y el 18 en San Juan. Por último, cantará el 1 de diciembre en el estadio de Quilmes. Sin embargo, y pese al evidente suceso de esta visita --que incluirá la entrega de una certificación de disco de diamante, por unas ventas totales de 2 millones de copias, por sus cuatro últimos discos--, una cuestión judicial envuelve al ídolo mexicano de la canción romántica. El próximo martes deberá declarar ante la Justicia argentina como testigo en una causa por plagio, iniciada por Francis Smith, quien afirma que la canción "Nada es igual" fue copiada de una de su autoría, titulada "Y mañana volverás", que ya está registrada legalmente. Así, acusa al cantante de haber violado la Ley de Propiedad Intelectual de la canción. Luis Miguel habría aducido que ese tema es obra de otros autores: la música del artista argentino Alejandro Lerner y la letra y los arreglos de una persona identificada como Quico Cibrián, de nacionalidad mexicana. El compositor también reclamó al juez que ambos sean citados a declarar. Smith apoyó sus denuncias en un dictamen de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic), que sostiene que ambas canciones son prácticamente iguales.

 

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