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Por Omar Lavallén Perfección, contundencia, una cosecha de puntos ideal, Walter Hernández se fue del "Ingeniero Juan R. Báscolo" de Rafaela con dos triunfos en el bolsillo, la segunda posición del campeonato y la sensación de que, con seis carreras para finalizar la temporada, la posibilidad de pelear por el título con el "Pato" Juan Manuel Silva no está tan lejana. "Salió un fin de semana redondito --dijo el doble ganador--; éste es uno de los mejores domingos desde que estoy en el TC 2000, y por supuesto que estos 40 puntos nos permiten seguir luchando por el campeonato. Estos triunfos se los dedico a mi sobrina, que falleció hace un mes en un accidente automovilístico." Todo lo visto a lo largo de las dos carreras que se desarrollaron en Rafaela resultó como estaba previsto en los papeles. Walter Hernández tuvo un auto eficaz, no cometió errores y, como sus rivales nunca pudieron estar a la altura de las circunstancias, sus victorias resultaron lógicas. Durante las 50 vueltas que se corrieron ayer hubo una sola ocasión --según lo asegurara al final el propio Hernández-- en que el piloto de Nicanor Otamendi debió preocuparse por algún rival. Ese momento se produjo a poco de iniciarse la primera final, cuando a raíz del accidente de Jorge Giorgi (salió ileso, sin consecuencias físicas, tras un choque con Fabián Flaqué) ingresó el auto de seguridad. Esa situación determinó que la ventaja que le había sacado al sanjuanino Henry Martin quedara reducida a la nada. Pero todo resultó una ilusión óptica porque, cuando la pista quedó liberada, Hernández volvió a exhibir la misma demoledora eficacia. Si Hernández hizo un buen negocio, no se puede decir lo mismo de Juan Manuel Silva y Henry Martin. El líder del torneo terminó octavo en la primera final y noveno en la segunda, muy poco para alguien que podría haberse llevado algo más, pero ya sea por error propio o ajeno no pudo completar una jornada más cercana a sus pretensiones. En la primera final, Silva compartió responsabilidades por su suerte. Se equivocó y se fue fuera de pista, pero el golpe definitivo lo recibió cuando, al intentar reincorporarse a la fila india, fue tocado por el cordobés Marcelo Bugliotti, uno de sus compañeros de equipo. Lo que sucedió en la segunda fue mucho peor. Cuando fue a disputar una posición con el Flaco Traverso, Silva provocó el toque y la penalización con un "pare y siga" en boxes no se hizo esperar. Eso fue letal para su suerte. El sanjuanino Martin hizo una buena primera final --terminó segundo--, pero no pudo volver a repetir una actuación similar en la restante carrera. Un toque con su compañero de equipo Daniel Cingolani y una pérdida de rendimiento en su Ford Escort hicieron que se cayera en el clasificador, y que el octavo lugar conseguido en la segunda competencia no le sirviera de nada. No será arriesgado decir que Martin es el primer aspirante al título que se cayó de la pelea. Al margen de lo que sucede por el campeonato, habrá que rescatar el primer podio que logró el equipo Mitsubishi en el TC 2000. Gabriel Furlan logró la tercera posición en la primera final, y eso hizo olvidar los dos abandonos de Traverso y el del mismo Furlan en la segunda competencia. "Para nosotros este resultado es un paso hacia adelante y una esperanza mayor para el año que viene. Con muy poco tiempo, el Mitsubishi Lancer está en la conversación, cada carrera tiene un poco más y eso es lo que vale", dijo Furlan. Ganó Hernández y el concepto va mucho más allá de las dos victorias que se llevó de Rafaela. El que lo sabe mejor que nadie es el Pato Silva.
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